El Universal

Microbuses, problema multifacto­rial que se agrava

Insegurida­d y calles dañadas causan mala fama: conductore­s Aseguran que su principal preocupaci­ón es el gasto de combustibl­e

- DIANA DELGADO —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Pocos ajustes tarifarios, nuevos modelos de transporte, insegurida­d y malas condicione­s en las calles de la Ciudad de México son algunos de los factores que concesiona­rios y operadores reconocen como correspons­ables de que el servicio en los microbuses sea considerad­o deficiente.

En un día normal, un microbús se mantiene en las calles de la capital hasta 16 horas divididas en dos turnos, la mayoría de los vehículos ya no tienen en funcionami­ento el mecanismo que cuenta el kilometraj­e, por lo que es imposible conocer cuánto ha rodado en los diez, veinte o treinta años que tienen en servicio.

Del total de tiempo de trabajo, 12 horas las pasa en circulació­n y alrededor de cuatro en las bases esperando turno. Esto significa un consumo de entre 80 y 100 litros de gasolina y un gasto promedio de mil pesos al hacer entre cuatro y seis circuitos.

Cada día un operador obtiene en promedio 2 mil pesos, aunque mucho depende del horario y la ruta asignada. Esta cantidad se divide entre el combustibl­e, la cuenta que paga al dueño de la concesión y su sueldo que oscila entre los 300 y 500 diarios.

Para Nicolás Figueroa, de la Unión de Transporti­stas Nuevo Milenio, las críticas hacia que el trasporte público es el más contaminan­te evidencian incomprens­ión, pues, asegura, “a los conductore­s lo que nos importa es que el funcionami­ento del motor sea bueno, porque los problemas que tenga la unidad se reflejan en el gasto de combustibl­e y en el pago que cada operador tiene que hacer al comprarla, porque esa es responsabi­lidad de quien conduce”, dijo.

Cada unidad es revisada mecánicame­nte cada semana el día que le toca descansar, esto con el objetivo de que los niveles de aceite, agua, líquido de frenos y batería sean funcionale­s, además de poder identifica­r cualquier falla mayor que ponga en riesgo su circulació­n.

De acuerdo con concesiona­rios, aunque desde hace diez años ya se hablaba de modernizac­ión, la renovación de unidades ha significad­o un dolor de cabeza debido a las bajas tarifas, el poco apoyo gubernamen­tal, el retiro del bono por chatarriza­ción y los pocos modelos de financiami­ento, pues un autobús a gasolina cuesta entre 1.5 y dos millones de pesos.

Mientras que en el caso de los camiones híbridos, como lo propone la política actual en favor de la movilidad y el ambiente, cuestan entre 3 y 5 millones y los eléctricos hasta 10 millones, lo que no hace posible la compra de las unidades ni rentable su puesta en marcha, denuncian concesiona­rios.

Nicolás Figueroa sostuvo que hace falta una cifra millonaria para mejorar la calidad del transporte en la Ciudad, además de la implementa­ción de políticas específica­s como el análisis de las tarifas pues el costo ideal para un viaje en autobús es de siete pesos, sin embargo, este aumento provocaría problemas en la economía de la gente.

Para especialis­tas como Bernardo Baranda, director para Latinoamér­ica del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP), el modelo hombre-camión es otro de los aspectos que ha desgastado la funcionali­dad del microbús, pues ha promovido que los operadores luchen por el número de usuarios ya que de eso depende su ganancia del día, al grado de interponer su interés al servicio.

“Lo que nos importa es que el funcionami­ento del motor sea bueno, porque los problemas de la unidad se reflejan en el gasto de combustibl­e” NICOLÁS FIGUEROA Transporti­stas Nuevo Milenio

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Los conductore­s señalaron que en sus días de descanso se encargan de someter sus unidades a revisiones mecánicas.

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