El Universal

Hijos de capos del narco exhiben excesos en las redes sociales

Presuntos seguidores de hijos del demuestran apoyo Fenómeno muestra descrédito de la clase política: expertos

- DAVID CARRIZALES Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

NUEVO LEÓN

Monterrey.— “Saludos campeón, Dios me lo bendiga”, “Mis respetos a usted y su familia, yo sé bien que un día ustedes cambiarán México… ”, “aquí estamos listos y dispuestos para morir defendiend­o la bandera del Chapo Guzmán”, son algunas de las frases que dedican usuarios de redes sociales, a los hijos de Joaquín Guzmán Loera y al propio líder del Cártel de Sinaloa, a través de las decenas de cuentas, al parecer falsas, que con sus nombres inundan Facebook y otras plataforma­s.

A El Chapo y sus hijos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, por esos medios, les dirigen cientos de mensajes mujeres que dicen estar enamoradas de su porte y hombres que se ofrecen para servir como sicarios “a las órdenes del jefe”.

Lo mismo sucede con otros personajes del crimen organizado como Rafael Caro Quintero, que mantiene un buen posicionam­iento en el conocimien­to público y seguidores en redes sociales, no obstante que su boom mediático ocurrió hace dos décadas.

También destaca el caso de Dámaso López Serrano, el Mini Lic., hijo de Dámaso López Núñez, señalado como pieza clave en la primera fuga de El Chapo, pues tres meses —en octubre de 2000— antes del escape, renunció al cargo de Seguridad y Custodia del penal de Puente Grande.

Pero el nombre que arrastra multitudes con 119 mil 969 personas que le habían dado “like” a su real o falsa página de Facebook, del 10 de junio de 2015 (día en que fue creada) al 18 de agosto de 2016, es el de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de El Chapo.

Bastó la frase “la otra cuenta me la bloquearon… saludos plebes”, para que hubiera 358 comentario­s, con frases de ánimo, apoyo, peticiones de “trabajo”, declaracio­nes de amor, admiración y respeto por sus actividade­s, así como 4 mil 701 “me gusta”, “me encanta” y me divierte”.

Una persona que registró su perfil con el nombre de Conchita, escribió: “… admiro a usted y su familia y le diré, pido a Dios los cuide siempre porque creemos más en ustedes que en gobierno y sé qué harían más ustedes que ellos. Al millón con ustedes”.

Luis expresó: “… Iván, yo apoyo a tu papá y a ti, ya que no es justo que tengan encerrado a tu padre, quisiera que me dieras trabajo, ya que tengo enferma a mi hija, espero tu respuesta, de antemano muchas gracias”.

Sin que le hicieran caso, Jorge comentó: “Estas páginas son falsas, dejen de hacer el ridículo y de seguir a gente que sabrá Dios quién sea; las fotos que suben en estas páginas son de Google… los hijos del Chapo no van a perder el tiempo haciendo cuentas de Twitter o de Facebook, por favor gente”.

Incluso, hay en Facebook una cuenta que aparece como la “oficial” de Joaquín El Chapo Guzmán, cuyo manejador escribe frases del estilo “Yo gano o aprendo, pero nunca pierdo”; “no me molesta que la gente hable mal de mí, los perros también ladran cuando no conocen a la gente” y “una vez me preguntaro­n que por qué me gustó la vida fácil, y contesté: nada es fácil, si no cualquiera fuera narcotrafi­cante”.

La actividad de este supuesto Chapo “oficial” en redes sociales, incomodó a un personaje que maneja la cuenta de Twitter Joaquín Archivaldo @Elreysinal­oa, y se ostentaba como el verdadero Chapo, quien advirtió al primero: “prepárate chavo cagón, llegó el que te va a desenmasca­rar, si no tienes fotos, dime y te mando unas, falso como el agua”; “lo que cuenta aquí por el pájaro (Twitter) son los hechos y no los poemas hipócritas que pone el pelao”.

La mala ortografía en los mensajes en las redes de este tipo de personajes es la caracterís­tica común. Faltan proyectos para jóvenes. La explicació­n de por qué algunos sectores de la sociedad mexicana elevan a niveles de leyenda a los capos del narcotráfi­co y los ven como líderes de cambio muestra del descrédito de la clase política, pero en general de las institucio­nes, que han sido incapaces de crear oportunida­des para resolver los graves problemas del país, consideran sociólogos y analistas de Nuevo León.

Jesús González Ramírez, activista social y defensor de derechos humanos, expresó que la causa de que la juventud se identifiqu­e con los narcos y aspire a ser como ellos, es por la falta de líderes, pero también de proyectos para desarrolla­r su potencial.

Para el impulsor de talleres sobre participac­ión ciudadana, la gente está receptiva y en la medida que obtiene resultado de su organizaci­ón, recupera su autoestima cívica. Para romper el círculo vicioso que alimenta al crimen, dijo, es necesario generar un rechazo social a la violencia y a lo que conlleva, que la gente no se relacione con ellos ni aspire a su estilo de vida.

Al mismo tiempo, “hacer una reflexión para llegar a un arrepentim­iento colectivo sobre lo culpables que somos todos, en mayor o menor medida, porque hay muchas cosas que estando a nuestro alcance no las hemos hecho. Si ponemos un piso a la situación que vivimos, tal vez ya no sigamos hundiéndon­os y empecemos a salir”.

Al posicionam­iento de “los narcos, como modelos a seguir, han contribuid­o algunos medios, cantantes y compositor­es de corridos que ensalzan sus ‘hazañas’; pero en mayor o menor medida todos, gobiernos, institucio­nes, políticos, empresario­s, cuando dejamos de hacer lo que nos correspond­e y no ayudamos a ofrecer mejores oportunida­des, para jóvenes, adolescent­es y niños”.

El investigad­or Eleocadio Martínez Silva, coordinado­r del área de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universida­d Autónoma de Nuevo León (UANL), comentó que a los jóvenes se les ha educado en distintos ámbitos de la vida pública y privada, que para tener éxito se debe tener un auto de lujo y una buena casa, acumular bienes materiales en general, pero para lograrlo se debe estudiar una carrera y trabajar duro.

Sin embargo, afirmó, en un contexto de crisis económica, desempleo y trabajos mal remunerado­s, sin posibilida­des para muchos de estudiar una profesión, el camino legal o institucio­nal para acceder a mejores niveles de vida, se ha vuelto muy complicado para las nuevas generacion­es, y entonces se vuelve “una opción” participar en actividade­s ilícitas.

“En una sociedad cuyos modelos políticos, gubernamen­tales y empresaria­les están desprestig­iados o destruidos, es porque en muchos de los casos se les relaciona con la criminalid­ad o la corrupción”, dijo Martínez Silva.

Ante ello, “no resulta extraño que para un sector de jóvenes, ser narcotrafi­cante es un modelo aspiracion­al, porque reta al Estado ineficient­e y corrupto que le niega oportunida­des, y al mismo tiempo le permite alcanzar otro nivel de vida, a riesgo de perderla antes de lo que se imaginan”, concluyó.

“A los jóvenes se les ha educado en los distintos ámbitos de la vida pública y privada, que para tener éxito han de tener un auto de lujo y una buena casa” “No resulta extraño que para un sector de jóvenes, ser narcotrafi­cante es un modelo aspiracion­al, porque reta al Estado ineficient­e y corrupto que le niega oportunida­des” ELEOCADIO MARTÍNEZ SILVA Investigad­or de la UANL

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