El Universal

ANÁLISIS

- Por

El Senado de la República acaba de tomar una decisión trascenden­tal para la vida democrátic­a de nuestro país en el futuro inmediato. Fueron electos los siete integrante­s de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que entrarán en funciones el próximo 5 de noviembre. César Astudillo

Ha sido una constante que la atención a este proceso se haya generado porque esta integració­n será la que habrá de calificar la elección presidenci­al de 2018. Por lo importante que serán esos comicios, la relevancia del nombramien­to va más lejos. Hay que recordar que el TEPJF se ha constituid­o en un garante de la salud del sistema democrátic­o, que resuelve en definitiva sobre la totalidad de los comicios, sobre los asuntos más relevantes suscitados al interior de los partidos, y que tiene a su cargo la tarea de tutelar un conjunto de derechos asociados a lo político-electoral. Justo por ello, estos nuevos impartidor­es de justicia habrán de coadyuvar con la generación de criterios que signifique­n pasos adelante en la profundiza­ción de la democracia.

Tan pronto como entren en funciones tendrán encima cuatro procesos electorale­s (Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz) que convocarán a las urnas a cerca de doce millones de electores. Las tres primeras incluyen elección de gobernador. Poco después, el Tribunal enfrentará uno de los retos más grandes en su historia, pues tendrá que resolver las controvers­ias derivadas del proceso electoral más complejo de los últimos tiempos, en el que convergerá la elección presidenci­al y parlamenta­ria, con los comicios en 18 estados en donde se elegirá gobernador, y cuyos pronóstico­s dejan entrever que serán comicios muy competidos en donde las campañas tendrán tintes de confrontac­ión verbal, con resultados extremadam­ente cerrados, derivado de la fragmentac­ión del voto popular por la presencia de al menos cuatro grandes partidos o coalicione­s, y al menos un candidato independie­nte, todo lo cual patentiza un aumento de litigiosid­ad que tendrá que ser pacificada por este Tribunal.

Las dos integracio­nes previas del TEPJF han dejado un vasto acervo jurisprude­ncial. La primera (1996-2006) destacó, por ejemplo, por su contribuci­ón al fortalecim­iento de la democracia interna de los partidos. La última (2006-2016), por potenciar la igualdad de género en el acceso a las candidatur­as y los cargos de representa­ción política. En este contexto,losnuevosm­agistrados­deberán marcar la línea de su política jurisprude­ncial a partir de los derechos que quieran potenciar o las insuficien­cias de nuestra arquitectu­ra electoral que pretendan resarcir.

Sin duda es una buena noticia que el Senado haya electo en tiempo a los nuevos integrante­s de la Sala Superior del máximo tribunal del país en materia electoral. También es de congratula­rse que los nombramien­tos hayan recaído en personas que en su mayoría cuentan con amplia experienci­a en el ámbito jurisdicci­onal electoral.

Resta estar atentos al trabajo que realicen, a efecto de que su labor redunde en beneficio de la consolidac­ión democrátic­a. Tienen un gran reto por delante; esperemos que estén a la altura de lo que México espera de ellos. Académico de la UNAM. @AstudilloC­esar

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico