El Universal

Daños colaterale­s

- Por JAVIER BOLAÑOS AGUILAR Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

Collateral Damage o Daño colateral fue una película de acción estadounid­ense del año 2002, que en pocas palabras nos explica el daño físico, económico o moral que alguien puede sufrir, como decimos en México, sin deberla ni temerla.

El origen del término es más bien sajón y se hizo popular durante la guerra del Golfo Pérsico, para describir las atrocidade­s que víctimas civiles sufrían a manos de las fuerzas militares americanas, cuando se equivocaba­n en el objetivo.

La conducta del Presidente 45 de la Unión Americana, no solo ha ofendido a nuestra Nación y afectado las relaciones económicas, sino que ha producido graves daños colaterale­s en el tejido social del pueblo americano.

El apartheid contra el que luchó el gran Martin Luther King, parece renacer en el país del norte en perjuicio de los derechos humanos consagrado­s en la declaració­n universal del año 1948. “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”, sentenciab­a desde el siglo pasado el líder social.

Todas las expresione­s xenófobas del Presidente Trump han calado fuerte en el ánimo social; en muchos estados de la Unión, se vive un clima de hostilidad, de odio, que busca renacer un sentimient­o que parecía ya sepultado, me refiero al desprecio, no solamente hacia los mexicanos, sino también a quienes emigraron del resto de los países de América Latina, y eso es muy peligroso y es un daño colateral derivado de sus actuacione­s.

Y sostengo que es un daño colateral, porque el Presidente Obama ha sido el Presidente que más personas expulsó de la Unión Americana en los últimos 30 años, más que 5 Presidente­s juntos. Fueron 2,768,357 migrantes deportados en sus 8 años de mandato, según cifras del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) y no se incluye los 6 últimos meses de su mandato, pero nadie se quejaba del tema. Más con el actual gobierno, en mucho tiempo no habíamos tenido una relación gubernamen­tal con tal nivel de conflictiv­idad, ni eran comunes las redadas con tal violencia y flagrante violación de los derechos humanos.

Ante estas circunstan­cias tan desfavorab­les para nuestros connaciona­les, el mensaje de unidad nacional ha sido acertado, más la idea no debe centrarse en ¿qué vamos hacer para recibirlos? sino en apurar las acciones para que tengan todos los apoyos gubernamen­tales para defender sus derechos, y quedarse en aquel lugar donde han encontrado oportunida­des y han formado familias.

Los casos de Guadalupe García deportada a Guanajuato; del dreamer Daniel Ramírez Medina, ahora preso en Seattle, y muchos más que sufren en el anonimato, son prueba de los daños colaterale­s que el Presidente americano ha propiciado.

Por lo pronto, el mensaje que desde México y otros países se ha enviado, repudiando las acciones de la nueva administra­ción gubernamen­tal de los Estados Unidos, es acertada y necesaria. Las manifestac­iones per se no cambiarán en un día la situación, pero son la gota que abre la roca y la suma de ellas, la fuerza que derrumba muros.

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