Trump a 30 días: los conflictos simultáneos
Intento resumir los primeros días de esta administración partiendo de que: (1) Trump ha buscado, desde muy pronto, enviar una serie de mensajes relativos a la seriedad con la que se propone cumplir con sus compromisos, y (2) Ello ha activado, también rápidamente, un inusual número de conflictos simultáneos, tanto dentro como fuera de EU. El estar librando tantas batallas al mismo tiempo parece ocasionar una especie de muy temprano desgaste el cual, de continuar a este ritmo, podría impactar negativamente en sus resultados, lo que quizás, también podría mermar su base de apoyo.
Trump no perdió tiempo. Desde sus primeros días emite órdenes para retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, revivió dos oleoductos que habían sido bloqueados por Obama, ordenó el inicio de la construcción del muro con México, emitió órdenes para incrementar la seguridad fronteriza, acelerar la deportación de indocumentados, y para prohibir temporalmente el ingreso a EU de personas procedentes de siete países de mayoría musulmana e indefinidamente de refugiados. Además, se enfrentó al gobierno mexicano, reafirmó sus compromisos con sus aliados, pero también les exigió que compartan la carga financiera de esas alianzas, provocó nerviosismo entre sus socios europeos, colgó el teléfono al premier australiano, autorizó una operación en Yemen que ocasionó varias bajas civiles, impuso sanciones a Irán, recibió con honores a Netanyahu, y exigió a Rusia que abandone Crimea, entre otras medidas. La cuestión es que estas acciones, sumadas a sus tuits, a su discurso, a sus selecciones y decisiones de gabinete, ya han detonado varios conflictos paralelos dentro y fuera de EU.
A nivel interno podríamos mencionar estos ejemplos: (a) Conflictos en el gabinete que están siendo ventilados con todo detalle en los medios de comunicación, (b) Conflictos con el Congreso, (c) Conflictos con sectores de la sociedad civil que han llegado incluso a las cortes, (d) Conflictos con el poder judicial, (e) Conflictos con varios medios de comunicación, (f) Conflictos con gobiernos locales y estatales. De entrada, eso ya sería demasiado para batallar. Pero hay que añadir la parte externa. Estos son algunos ejemplos: (a) El frente de Rusia, según el FBI y la CIA, responsable de haber interferido en las elecciones federales. Rusia es también quien niega rotundamente que vaya a devolver Crimea, quien apoya a la rebelión separatista en Ucrania, la cual se reactivó justo estas semanas, quien estos días ha lanzado pruebas con misiles desafiando tratados existentes, quien se mantiene aumentando la colaboración militar con Irán y quien está negociando una paz para Siria bajo sus términos, (b) El frente de Irán, quien ha lanzado ya tres pruebas con misiles en los primeros días de esta administración, (c) El frente con Palestina (y una gran parte del mundo árabe), (d) El frente de Corea del Norte, quien también lanza misiles de prueba justo en estas mismas semanas, (e) El frente de China, (f) El frente mexicano que conocemos bien, y (g) El frente de los actores no estatales como Al-Qaeda e ISIS.
Son demasiados los choques con los que esta flamante administración está teniendo que lidiar. Ello sugiere que podría ocurrir un veloz desgaste de energía por parte del presidente. Por lo tanto, si Trump decide mantener sus múltiples batallas concurrentes, algunas podrían terminar en colapso. Esto puede incidir en una mayor incertidumbre, en políticas erráticas, más movimientos en el gabinete que precipiten nuevos conflictos, parálisis con el Congreso, y ultimadamente en resultados deficientes o nulos en distintos rubros. Por supuesto que en el discurso de Trump siempre habrá a quien culpar. Pero hay que preguntarse cuántos de sus seguidores le mantendrán su apoyo. Por ahora, su aprobación, según el Pew Research Center, es más baja que para cualquier otro presidente en su primer mes desde antes de Reagan. Todo eso, y lo que no pude decir por falta de espacio. Y apenas llevamos un mes.