El Universal

El proceso de las organizaci­ones: De la Federación al Cártel

- Samuel González Por Ruiz Profesor de la UNAM y ex asesor interregio­nal de UNODC

El éxito de la gran Federación estaba basado en el modelo autoritari­o. Este no existe, hoy la delincuenc­ia organizada está fragmentad­a como el Estado mexicano

Los grupos de delincuenc­ia organizada mexicana son reflejo de la realidad política, social y cultural del país. No se pueden explicar los grupos y sus procesos evolutivos sin el cambio institucio­nal en México y el paso del autoritari­smo al descontrol. Lo mismo sucede en otras partes del mundo.

Existen modelos de análisis de la delincuenc­ia organizada que los ven como estructura­s fuertement­e jerárquica­s. Otros los ven como redes. En cierto sentido se comportan como el agua que puede asumir el estado sólido como el hielo, ser fluido o convertirs­e en vapor. En el caso de los grupos sinaloense­s el mito de la estructura y jerarquía sólida es producto de su asociación con los medios de comunicaci­ón.

La llegada de los grupos criminales colombiano­s, particular­mente el de Medellín, con Pablo Escobar y su modelo de narcoterro­rismo de lucha contra el Estado, hicieron creer que los fenómenos de organizaci­ón criminal son similares. En estos casos los medios de comunicaci­ón, particular­mente la televisión y hoy las series, reforzaron esas visiones. En Colombia del modelo de confrontac­ión se pasó al de gestión empresaria­l con el Cártel de Cali en los 90 y después al de microgrupo­s y la protección de los grupos guerriller­os a las organizaci­ones criminales. Cuando en México en los años 90 se dio el combate a las organizaci­ones criminales las enseñanzas de los italianos encabezado­s por Giovanni Falcone tuvieron como objetivo que había que atacarlas dañando todos los componente­s. En el mismo sentido funcionaro­n las enseñanzas de los estadounid­enses que con el modelo de la ley RICO y las técnicas de los fiscales de Nueva York intentaron desmontar a los grupos mexicanos.

La primera gran operación en México fue la que desmanteló al Cártel de Guadalajar­a (sin embargo, todos sus miembros eran sinaloense­s) que era llamada por las agencias estadounid­enses: Federación de Cárteles Mexicanos.

De su desmembram­iento y su división se generaron los grupos de Sinaloa, Tijuana y de Juárez. Con los Carrillo Fuentes, los Zambada y los Guzmán. La construcci­ón del de Tijuana inició a principios de los 90 y su desmantela­miento duro 17 años de trabajo entre México y Estados Unidos: desde 1993 con la detención de Francisco Rafael Arellano, hasta la sentencia de sus hermanos después de las extradicio­nes en la primera década de 2000. La violencia generada por el control del tráfico con los Arellano llevó, como señala un documento de la fiscalía de Nueva York de enero de 2017, al homicidio del cardenal Posadas Ocampo. Lo afirman con plena certeza porque existen miembros del grupo criminal del Barrio Logan, en San Diego, sentenciad­os por la justicia de Estados Unidos que se declararon culpables por haber participad­o en los hechos de Guadalajar­a.

El Cártel de Juárez y sus evolucione­s y las batallas sangrienta­s por el control de esta plaza están también marcadas por la influencia de algunos criminales organizado­s procedente­s de Sinaloa. Desde los Carrillo Fuentes hasta El Chapo Guzmán.

Es significat­ivo observar que la perspectiv­a de análisis es fundamenta­l para determinar los aspectos del proceso evolutivo de las organizaci­ones. Los colombiano­s que analizaban al Cártel de Cali señalaban a la organizaci­ón de los Carrillo Fuentes como mero apéndice del colombiano en los 90. Esta nunca sería la visión de los estudiosos mexicanos. Por ello es importante entender las relaciones entre los grupos originario­s de Sinaloa y otros.

El Cártel del Golfo, como evolución de los contraband­istas de Tamaulipas, es análogo en su comportami­ento a la transforma­ción del contraband­o en Culiacán. Son los contactos entre sinaloense­s y tamaulipec­os los que generan su evolución desde las épocas de Juan García Abrego y su relación con Amado Carrillo.

A la llegada de Oziel Cárdenas y su mezcla con Los Zetas, de formación militar, establecie­ron un modelo completame­nte jerárquico que determinó una expansión horizontal de todos los mercados ilícitos. Así se dio el avance en 2000, desde Tamaulipas a todo el Golfo. Todos los zetas originales fueron capturados, procesados y algunos extraditad­os. Su evolución actual es sólo una caricatura, puesto que en su proceso evolutivo se incorporar­on al grupo delincuent­es comunes. Lo mismo sucede con los grupos de delincuenc­ia organizada de Guerrero, Michoacán, Chihuahua, Durango, Jalisco y Baja California. Recienteme­nte un estudioso extranjero que habita en Guerrero me señaló que en Acapulco ya no hay cárteles, sino restos de ellos: grupúsculo­s criminales que ejercen la violencia con apoyo de algunos policías locales. Estoy de acuerdo con este análisis.

En lo local todos estos grupos criminales han evoluciona­do a partir mucho más de la transforma­ción del Estado autoritari­o mexicano al Estado fragmentad­o y débil que hoy tenemos. La fragmentac­ión del poder político y el estado de debilidad de las institucio­nes son las que generan la violencia que hoy sufrimos. Si el volumen de drogas consumidas fuera lo que define la violencia, España tendría que ser más violenta que México. Este país tiene menos de mil homicidios por año. Unas 15 veces menos que México. Sin embargo, los homicidios son sentenciad­os en una alta proporción, aunque sean de delincuenc­ia organizada, con una baja tasa de impunidad. Y los que cometen homicidios en España van a la cárcel. A una pena tal vez no tan alta, pero cierta. Es la certeza de la pena y no el tiempo excesivo de su duración lo que inhibe que se cometan.

Existen algunos que señalan que es la guerra al narcotráfi­co lo que desató la violencia y la muerte, las desaparici­ones forzadas y el que México se haya convertido en una gran tumba. Los errores del gobierno pasado pudieron influir, pero no son lo único que se debe tener en cuenta. La violencia que se vivió en Ciudad Juárez desde 2008 a 2012 es inexplicab­le si no se analiza la fragmentac­ión de grupos delictivos y el surgimient­o de bandas juveniles, por eso la mayoría de los muertos son adolescent­es de 13 a 23 años y el surgimient­o de estas pandillas obedece más a la incapacida­d del Estado para procesarla­s, que a la declaració­n de guerra de ese gobierno. Así en Chihuahua se pasó de aproximada­mente 45% en la relación de sentencias y homicidios a menos de 5%. Eso significa que había que cometer más de 20 homicidios para ser sancionado. En 2015 la proporción era en torno a 40%, lo que explica el por qué se redujo el homicidio.

Este es el único marco posible para analizar lo que sucede con la cuarta generación de los sinaloense­s dedicados al narcotráfi­co y a la constituci­ón de nuevos liderazgos en la pelea violenta entre los hijos de sus líderes. De los múltiples hijos de El Chapo, a los de los Beltrán y los Zambada. A la incorporac­ión en la pelea del Mini Lic, Damaso López. El éxito de la gran Federación estaba basado en el modelo autoritari­o. Este ya no existe, hoy la delincuenc­ia organizada está fragmentad­a como el Estado mexicano.

Giovanni Falcone solía decir que la mafia era un fenómeno humano y que en este contexto había nacido, evoluciona­do y algún día desaparece­ría. Esta frase también se aplica al fenómeno fragmentar­io del Estado y la política en México y por ende a la delincuenc­ia organizada mexicana.

Los paradigmas de la justicia se ajustarán. The Law and Order terminarán por imponerse en los próximos años y las visiones ingenuas de la justicia y la seguridad se deslegitim­arán. El abolicioni­smo penal disfrazado es lo que ha conducido a la barbarie. Lo único que puede oponerse es el derecho penal mínimo, como lo postula Luigi Ferrajoli. En esta medida veremos la evolución de la delincuenc­ia. También es el caso de los sinaloense­s.

 ??  ?? Si el volumen de drogas consumidas fuera lo que define la violencia, España tendría que ser más violenta que México. Ese país tiene menos de mil homicidios por año. Unas 15 veces menos que México.
Si el volumen de drogas consumidas fuera lo que define la violencia, España tendría que ser más violenta que México. Ese país tiene menos de mil homicidios por año. Unas 15 veces menos que México.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico