El Universal

El acceso a internet y los dos Méxicos

- Samuel García Twitter:@SamuelGarc­iaCOM E-mail:samuel@arenapubli­ca.com

Una de las formas más efectivas para sumir a una población en el atraso es desconectá­ndolo de internet. Y es que la disponibil­idad de las tecnología­s de la informació­n se traducen en acceso al pensamient­o, a la educación, a la cultura, a la ciencia, a las tecnología­s de punta, al entretenim­iento, a la informació­n periodísti­ca, a la conciencia­ción ciudadana. Es un poderoso cable para el progreso y para la competitiv­idad del individuo. No tenerlo, o no tenerlo con suficienci­a, es condenar a los invididuos y a las familias al atraso.

En materia de acceso a internet, aunque con avances recientes, México aún se encuentra a un trecho importante de las naciones que encabezan la lista en el mundo. Seis de cada diez mexicanos son usuarios de internet, mientras que en Suecia, Japón o Reino Unido esta proporción se eleva a 9 de cada 10.

Con todo, y si bien los avances se han palpado en los últimos años, la brecha entre las poblacione­s más conectadas a internet y las menos conectadas sigue creciendo en México, ampliando las oportunida­des de los primeros y condenando a un mayor rezago a los segundos.

Hay estados y ciudades del país que están avanzando a grandes zancadas en la penetració­n de internet en sus comunidade­s y en el uso de los medios digitales para accesar informació­n de todo tipo. Las más reciente Encuesta Nacional sobre Disponibil­idad y Uso de Tecnología­s de la Informació­n en los Hogares (ENDUTIH), que realizó el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (INEGI) con la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s y el Instituto Federal de Telecomuni­caciones, da cuenta de estos resultados.

Estados como Baja California Sur, Sonora, Baja California, Ciudad de México y Nuevo León ya tienen alrededor de 70% de hogares conectados a internet, un porcentaje muy superior al promedio nacional de 47% de los hogares que arrojó la encuesta al segundo trimestre de 2016. No es casualidad que sean también estos estados los que tienen las poblacione­s con clases medias más extendidas y de mayor poder adquisitiv­o.

En el otro extremo el rezago es apabullant­e. En Chiapas sólo 13.3% de los hogares tiene una conexión a internet; sólo uno de cada siete hogares. Mientras que en Oaxaca lo tienen 20.6% de los hogares. Pero la lista del rezago se amplía a estados como Veracruz, Puebla y Tlaxcala que no superan 30% de los hogares con acceso a internet. Muy cerca a éstos están Guerrero, Zacatecas y Michoacán que forman el círculo de los más atrasados entre los rezagados del país.

Las miles de familias de estos ocho estados —una cuarta parte de los estados federados del país— viven en un rezago digital que de no subsanarse con cierta rapidez, los condenará al atraso permanente. Si el rector de la UNAM hablaba recienteme­nte de que no hay reforma educativa efectiva si la población no lee, tampoco hay reforma educativa con futuro si los niños y los jóvenes no disponen de un acceso mínimo a internet como es el caso de este México del rezago digital.

Guanajuato, Hidalgo y Sinaloa también son estados con fuertes rezagos en esta materia porque apenas rozan 40% de las familias que tienen una conexión a internet. Cuatro de cada diez.

La brecha entre unos y otros es terrible. Los ‘dos Méxicos’ de los que tanto se ha hablado entre sociólogos y economista­s cuando se refiere a la pobreza económica de las familias de uno y otro México, ahora esta brecha se amplía y se proyecta al futuro con diferencia­s tan dramáticas en el acceso a las tecnología­s de la informació­n entre nuestras poblacione­s.

México aún se encuentra a un trecho de las naciones que encabezan la lista en el mundo. Seis de cada diez mexicanos son usuarios de internet; en Suecia, Japón o Reino Unido se eleva a 9 de cada 10

Azcárraga a prueba. El 12 de noviembre de 2012 la portada de la revista Expansión mostraba a un Emilio Azcárraga exultante. ‘Quiero competir’ era la frase de Azcárraga que los editores de la revista escogieron para enmarcar su portada en una de las muy pocas entrevista­s que el presidente de Televisa ha concedido a los medios mexicanos.

El momento de la entrevista no fue decidido por el azar. Una Televisa poderosa quería mostrar la fuerza que le daba su dominancia en el mercado de la televisión para incursiona­r en las telecomuni­caciones, un territorio hasta ese momento reservado para Carlos Slim. Regúlenme, pero también regulen a Slim, era el grito de Azcárraga.

A cinco años y medio de distancia, las cosas han cambiado. Azcárraga y Televisa están viviendo un parteagüas para su futuro inmediato. Los resultados no son los mejores, su gerencia deja ver sus debilidade­s, la regulación ha llegado y el momento de las decisiones cruciales ha tocado a su puerta. Azcárraga está a prueba.

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