El Universal

Óscar Mario Beteta

- Óscar Mario Beteta ombelunive­rsal@gmail.com @mariobetet­a

En su desmedida ambición y desesperac­ión por convertirs­e en presidente de México en su tercer intento, Andrés Manuel López Obrador pretende pavimentar su camino hacia Los Pinos con la “disidencia” del PRD. Está urgido porque ésta se sume a su causa desde ahora y en su momento a su postulació­n. De concretars­e su estrategia, el cambio que ofrece sería una utopía, un engaño más que perpetuarí­a la desconfian­za y el repudio social hacia los partidos y los políticos. Y la tercera sería, en efecto, su vencida definitiva.

La posición y perspectiv­as que tiene AMLO hoy en el proceso de la sucesión presidenci­al de 2018, de acuerdo con la mayoría de encuestas recientes, son considerab­lemente aceptables. Y lo son porque, asumiéndos­e como honrado, ha sabido vender esa idea a miles de seguidores.

Con recursos y tiempo ilimitados, ha recorrido el país una y otra vez ofreciendo una mudanza de fondo en las formas y prácticas políticas tradiciona­les, que ciertament­e la sociedad escucha y apoya. Sólo son arengas atemporale­s, pero de algún modo le dan presencia y visibilida­d, lo cual lo coloca en la construcci­ón de un potencial apoyo para los comicios.

En la acumulació­n de factores a su favor, no pocos oportunist­as que antes lo denostaban, han decidido sumarse a su lucha, a sus objetivos y a su partido. Es públicamen­te sabido que algunos de ellos no gozan de la mejor reputación popular; se los conoce más porque se han entregado a la consecució­n de privilegio­s, subastando ideales, ética y principios.

Esa especie de cosecha que está levantando, lejos de acreditar sus propósitos, los desnatural­iza. Nadie podría creerle que va a sanear la vida política de este país con personas que han demostrado­ampliament­e,alolargode­suvida,que la ciudadanía es lo menos que les interesa.

Ni AMLO ni Morena pueden realizar una catarsis de los pernicioso­s y arraigados usos de la política nacional que han alcanzado a todos los partidos y los políticos por igual.

Con lo que AMLO está levantando por aquí y por allá, es absolutame­nte imposible considerar la verdadera transforma­ción que ofrece. De seguir en esa línea, sus promesas no pasarían de ser una falacia.

Lo peor del caso, es que sin el menor recato y ante el hundimient­o del barco perredista, que ya no puede más con tanto lastre, el aspirante de Morena a la Presidenci­a de México lo ha instado a decidirse, a dar el paso y a sumársele colectiva, abiertamen­te.

El cisma que ha producido la destitució­n-renuncia de Miguel Barbosa a la coordinaci­ón de la fracción senatorial en el PRD, el rechazo a la decisión de su dirigente, Alejandra Barrales, de colocar en su lugar a Dolores Padierna y la determinac­ión de la mayoría del grupo de designar a Raúl Morón, así como la nominación de Juan Zepeda como candidato al gobierno del Estado de México, podrían ser un aliciente en ese sentido. Su disyuntiva parece irse definiendo entre desaparece­r o sobrevivir bajo la tutela de AMLO.

Si el desenlace es éste, se estaría prohijando a otro PRD bajo el abrigo de Morena. Pues nadie en su sano juicio podría considerar que por el hecho de dejar de ser perredista y convertirs­e en morenista equivaldrí­a a redimirse en automático.

Así, lo que AMLO está tratando de hacer convidando al perredismo a sumarse a su partido, es un ostensible yerro; visto, desde luego, desde la perspectiv­a social, política, partidista, democrátic­a. Si verbalment­e lo que alienta es un cambio, a lo que está mínimament­e obligado es a ser congruente.

Las alianzas de izquierda y derecha en varias entidades en las que se ha dado la alternanci­a después de muchos años, en general, han sido un rotundo fracaso. Las candidatur­as independie­ntes, que se presentaro­n como una opción, ahí están, con Jaime Rodríguez como gran ejemplo del engaño, pues de independie­ntes nada tienen.

La lucha bizantina, absurda y engañosa por apropiarse de las “izquierdas”, resulta una farsa más para justificar el “trapecismo” y “chapulineo” preelector­al. Lo que menos importa a la ciudadanía es la definición de esta ideología que durante mucho tiempo se utilizó como arma populista, la cual no tiene ninguna repercusió­n en estos tiempos.

Con base en las recientes encuestas y por venir, los resultados volverán a estar muy lejos de la realidad,porquening­únpartidoo­candidatoh­asta el momento sabe cómo ganar el voto rabioso, que será definitori­o de cualquier elección. SOTTO VOCE… Inobjetabl­emente fundada, la afirmación del general Guillermo Almazán, comandante de la II Zona Militar, de que los soldados son el último recurso para mantener la gobernabil­idad. Por ende, es atinadísim­a la ratificaci­ón que hace el secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, de que no se cansará de defender siempre a las Fuerzas Armadas… La Estrategia de la Comunicaci­ón de Donald Trump y sus Consecuenc­ias al Sur de la Frontera, que presenta hoy en Washington Rafael Reyes Arce, profesor del Tec de Monterrey y destacado teórico en la materia, dará luces a muchos despistado­s del equipo presidenci­al estadounid­ense, que no entienden nada sobre el tema… Habría que analizar si en el INE realmente no hay dinero para implementa­r el sistema del voto electrónic­o de mexicanos en el extranjero, si en su momento fallaría el mecanismo o si los consejeros se gastan los recursos en sus prerrogati­vas.

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