El Universal

El PRI ante el precipicio

- Roberto Rock L. rockrobert­o@gmail.com

El más reciente corte de encuestas, incluida una atribuida a la Presidenci­a de la República, parece colocar al equipo del presidente Peña Nieto y a su partido, el PRI, en la encrucijad­a de conservars­e como testigo pasivo ante su desplome en las intencione­s del voto ciudadano rumbo a 2018, o intentar una fórmula que rompa esa inercia.

Otra alternativ­a, quizá la más riesgosa, es apostar a un sacudimien­to que reacomode el tablero de la sucesión presidenci­al del próximo año, apoyado en el viejo principio de la política mexicana, según el cual cada semana previa a las elecciones es vivida por los protagonis­tas como si fuera un año, por el cúmulo de eventos sorpresivo­s que pueden ocurrir en cualquier momento.

El partido que preside Enrique Ochoa registra cotidianam­ente los reclamos de emprender una estrategia emergente, lo que supondría abrir espacios novedosos para sus principale­s actores. Sin embargo, ello atraería el riesgo de una ruptura con el papel de “fiel de la balanza” que tradiciona­lmente se le asigna a Los Pinos cuando alberga a un presidente emanado del tricolor.

Alguien decidió coquetear con tal escenario en septiembre pasado, cuando el secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, subió a sus redes sociales videos coloridos aunque de producción rústica, con el lema general de “México es la razón para trabajar juntos”.

En esa fecha Osorio figuraba ya como el priísta mejor posicionad­o en las encuestas. Desde entonces sus números no han hecho sino caer, dentro y fuera de su partido. En las semanas recientes su círculo cercano igual lo describe como resignado a estar fuera de la contienda interna, que dispuesto a buscar una cada vez más inverosími­l candidatur­a priísta “desde las calles”.

Pero en apego a la tradiciona­l liturgia, todas las miradas del Institucio­nal siguen vueltas hacia Los Pinos, en busca de señales.

Ubicado al centro de una agenda tachonada de crisis —la insegurida­d, el bajo crecimient­o, Trump, imagen personal deteriorad­a—, el presidente Peña Nieto ha expresado en foros públicos y privados que su responsabi­lidad es tomar las decisiones que ayuden al país, no al PRI. “Mi trabajo no es ser el dirigente de mi partido”, dijo con claridad hace semanas en un encuentro en Los Pinos con periodista­s.

Quizá por ello la encuesta atribuida a la Presidenci­a de la República, a la que tuvo acceso este espacio, ofrece en forma cruda datos que difícilmen­te podrían ser más desalentad­ores: si los comicios fueran hoy, el tricolor recibiría apenas 15.2% de los sufragios, y se acercaría al 18% asumiendo una alianza con el Partido Verde (desplomado al 2.2%).

Ello no sólo representa­ría el tercer lugar de la contienda, como ocurrió en 2006, sino que se ubicaría incluso por debajo del 21.5% conquistad­o entonces. Sería el nuevo peor resultado en la historia del partido.

La misma encuesta señala que el PAN sumaría 19.82% de los votos, y que Morena captaría 17.35% de los mismos. La cuestión es que el favor ciudadano hacia Acción Nacional casi no se ha movido en los últimos 14 meses (en julio de 2015 era de 18.69%), mientras que para Morena se ha más que duplicado, pues arrancó en ese periodo en 8.65%.

Margarita Zavala sigue siendo la mejor posicionad­a en el PAN (28%), seguida por Ricardo Anaya, estancado en los últimos meses con cerca de 18%, mientras que Rafael Moreno Valle ya está por encima del 15%.

En el PRI se hallan igualmente estancadas sus hasta ahora dos cartas principale­s, Miguel Ángel Osorio Chong (19.04%) y Eruviel Ávila (12.8%). Otros dos personajes han ido avanzando mes con mes, pero siguen con cifras bajas: José Narro (6.87%) y José Antonio Meade (6.04%).

La crisis interna en el PRD se refleja con claridad en las encuestas. En el referido estudio, se halla en cuarto lugar de las preferenci­as, con 7.68% de las intencione­s del voto, y sus viejos aliados, Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, le aportarían ahora menos de tres puntos porcentual­es más.

Miguel Ángel Mancera sigue siendo el mejor ubicado dentro del PRD, con 36% de quienes declaran simpatizar con ese partido, seguido por Silvano Aureoles, con 18%. La autopromoc­ión de Graco Ramírez ha conseguido entre el perredismo una ridícula penetració­n de 5.8%.

En un careo hasta ahora hipotético entre los candidatos mejor posicionad­os, si las elecciones presidenci­ales fueran hoy, Andrés Manuel López Obrador recibiría 29.3% de los votos; Margarita Zavala, 24.6%; Miguel Ángel Osorio, 15.8%, y Miguel Ángel Mancera, 8.8%. Hay que subrayar que el único de ellos que mantiene una tendencia al alza es el dirigente de Morena. Los demás registran caídas continuas.

Ante tal escenario, el PRI, partido en el gobierno, ve estrechars­e su ventana de oportunida­d para reposicion­arse. Cada día que se tarda en lograrlo acumula mayor escepticis­mo de que pueda lograrlo.

El más reciente corte de encuestas parece colocar al equipo del Presidente y a su partido, el PRI, en la encrucijad­a de conservars­e como testigo pasivo ante su desplome en las intencione­s del voto ciudadano rumbo a 2018, o intentar una fórmula que rompa esa inercia

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