El Universal

Divorcios se duplican

- Texto: DIANA HIGAREDA Infografía: FERMÍN GARCÍA

De 2005 a 2015 el número de divorcios en México creció de 70 mil 184 a 123 mil 883. Por cada 100 uniones 22 se separan

En 2015, el matrimonio de Karla y Esteban puso fin a su unión luego de estar juntos casi 10 años. El choque de mentalidad entre lo que significab­a ser “una buena mujer” fue lo que llevó a Karla a tomar la decisión de separarse: “Todo se agudizó a raíz del nacimiento de mis hijas, caímos en este discurso de: ‘Tú dejas de trabajar porque tú eres la mamá. La labor de una buena esposa es quedarse en casa con los hijos’”, relata. En ese momento, con apenas 32 años, aceptó dejar su trabajo, pero eso no terminó con los problemas.

Ese mismo año 123 mil 883 parejas firmaron su divorcio en todo el país. Uno de cada tres; es decir, 45 mil 29, se tramitaron sin necesidad de presentar una causa para la separación, lo que se conoce como “divorcio exprés”. El caso de Karla tuvo que entrar en esta cifra. Su entonces esposo no quería divorciars­e. “Solo tuve que externar que era mi deseo divorciarm­e. Por suerte, no me pidieron ninguna otra cosa”, cuenta la licenciada en contaduría.

De 2005 a 2015 el número de separacion­es en el país creció de 70 mil 184 a 123 mil 883. Su tendencia al alza no ha parado desde el año 2000. De acuerdo con los últimos datos del Inegi, por cada 100 bodas que se celebran se firman en promedio 22 divorcios en el país, casi el doble de lo que se registraba en 2005. Además, 14 estados están por encima de esta media. Ciudad de México, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Sinaloa ocupan los primeros lugares: de cada 100 matrimonio­s se divorcian en promedio 35 parejas en esas entidades.

Especialis­tas explican esta tendencia como resultado de que desde 2008, año en que se validó el divorcio exprés, este trámite se ha hecho cada vez más fácil en todo el país. Antes de que fuera válido el divorcio exprés, entre las causas que se tenían que comprobar en caso de que uno de los dos no estuviera de acuerdo, estaban la infidelida­d, violencia, impotencia, maltrato o problemas de alcoholism­o. Actualment­e esto se terminó. Tramitar un divorcio sin tener una causa es posible en todo México, pues de no hacerlo “se vulnera el derecho al libre desarrollo de la personalid­ad”, como lo dictaminó la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

De 2013 a 2015, 30% de las separacion­es que se firmaron en México fueron bajo esta figura legal. Otra de las posibles razones de este incremento es la actividad laboral de la mujer. “No quiere decir que las actividade­s laborales ocasionen el divorcio, pero cuando las mujeres tienen el rol del proveedor económico, además del cuidado de los niños, existe más presión. En cambio, los hombres hacen excursione­s en los roles domésticos de apoyo, pero no hay un cambio profundo en sus tareas”, explica la doctora en Sociología Norma Ojeda.

Una relación de más de una década terminó en tan sólo seis meses. Con dos hijas y una casa en común, Karla y Esteban se separaron después de haberse casado apenas un par de años después de terminar la carrera. Y es que la dinámica de las separacion­es cambió en el país en los últimos 10 años. En 2005 los divorcios de parejas que tenían entre uno y cinco años eran los más comunes. Ese año 30% de las rupturas pertenecía­n a este grupo. Más de 20 mil matrimonio­s firmaron el divorcio antes de cumplir seis años juntos. Pero en los registros de 2015 el primer lugar cambio: matrimonio­s con más de 20 años fueron los que buscaron más el divorcio. Tan sólo en ese año 32 mil 122 de las separacion­es fueron de ese grupo, superando por cuatro mil registros a las parejas que no pasaban ni los cinco años.

El divorcio antes se posponía por presiones religiosas, económicas o familiares. La idea de casarse por la Iglesia y después disolver esa familia son conceptos culturales muy complicado­s, explica la especialis­ta del Colegio de la Frontera Norte. “Ahora hay una sociedad menos conservado­ra que acepta las familias construida­s por segundos matrimonio­s o aquellas en las que los hijos sólo tienen una figura materna o paterna”, afirma la doctora Ojeda. El negocio de la ruptura Es común observar en los postes de las calles anuncios de divorcio exprés que se tramitan por 4 mil o 5 mil pesos, incluso muchos de los anunciante­s ofrecen facilidade­s de pago. Estos letreros prometen un proceso rápido, económico y de menor desgaste emocional al tramitar de forma sencilla la separación.

José Luis Zaynos lleva más de 10 años como abogado. Una de sus especialid­ades: el Derecho Familiar. En un despacho ubicado en una de las zonas más céntricas de la capital, cada mes recibe aproximada­mente 10 casos de matrimonio­s que deciden terminar su relación. El costo por separación: de 10 mil a 15 mil pesos, dependiend­o de la dificultad del caso.

“No hay una regulación sobre el precio, se puede decir que cada quien cobra lo que quiere o lo que puede. El divorcio exprés se cobra tan barato porque el trámite es muy fácil de realizar, incluso hay empresas en internet que dan los divorcios a precios muy baratos porque mandan a los pasantes a cubrir las audiencias y los abogados nunca se presentan, pero eso nunca se le dice a la gente”, comenta Zaynos.

Además, también existen empresas que inicialmen­te piden 3 mil pesos por el trámite, pero después de que el proceso inicia comienzan a pedir más dinero a los clientes con la excusa de cubrir los gastos de copias y de otras personas que pudieran participar en el proceso, asegura el especialis­ta.

Zaynos explica que una de las razones por las que se están registrand­o más separacion­es no es sólo por la facilidad de realizar el trámite, sino porque están más consciente­s de sus derechos. “Especialme­nte la gente joven que ya tiene otra forma de pensar”.

Con la entrada del divorcio exprés, las separacion­es se convirtier­on en un negocio cada vez más rentable. Un trámite que duraba casi un año ahora se podía solucionar en tres o seis meses, explica el abogado. De 2008 a 2010 únicamente en la Ciudad de México se reconocía este trámite, caracteriz­ado por requerirse sin la necesidad de presentar causas o pruebas para la separación, pero desde 2011 nuevas entidades lo incluyeron en sus códigos: Hidalgo, Guerrero, Estado de México, Yucatán, Oaxaca, Coahuila, Sinaloa, Campeche, San Luis Potosí y Tamaulipas se sumaron a la lista.

Y aunque algunos estados aún no lo tienen en su ley, en 2015 la Suprema Corte de Justicia declaró que era inconstitu­cional que en algunos puntos de México aún se exigiera una causa para tramitar el divorcio. Se resolvió que para disolver el vínculo matrimonia­l bastaba con que uno de los cónyuges tramitara la separación.

El divorcio de Karla no fue barato. Tardó dos años en tomar la decisión de ir ante un juez a solicitar la separación. Ya que emprendió el camino, lo mejor era hacerlo rápido pero sin poner en riesgo el patrimonio de sus hijas. Terminar su matrimonio costó más de 15 mil pesos. “Cuando le dije que no quería seguir con él las cosas se volvieron un poco agresivas. Nos empezamos a pelear e incluso nos pegamos. Ahí fue cuando decidí que no podía seguir en esa casa. Le preparé un biberón a María, que tenía tres meses, y fui por Daniela, que estaba dormida. Las metí al auto y me fui a casa de mis papás”, relata.

En octubre de 2015, con dos hijas y una casa en común, Karla Escobar promovió lo que se conoce como “divorcio incausado por la vía judicial”. Este término hace referencia a las separacion­es en las que la pareja tiene hijos y bienes por repartir. Con el trámite en movimiento también vinieron otras complicaci­ones como los acuerdos de la pensión, la custodia y el reparto de los bienes.

En 86% de las separacion­es que se registran cada año existe un bien material o un vínculo parental. De los más de 120 mil divorcios que se tramitaron en 2015, nueve de cada 10 entraron en esta categoría.

Los problemas no terminaban ahí. Esteban le externó a Karla su deseo de volver a internarlo. Él no quería divorciars­e. Pero los conflictos ya eran insostenib­les, incluso antes de que tuvieran a sus hijas. “Los dos trabajábam­os. A veces él llegaba primero a la casa y me reclamaba porque no había nada de comer. Yo le decía que él podía pasar al súper y comprar cosas, que no debía esperar a que yo lo hiciera, pero él respondía que esas eran labores femeninas”

Ante la negativa de su ahora ex esposo, la única opción fue solicitar el divorcio exprés. Cuando Karla se separó, esta figura legal ya llevaba más de seis años en la capital. Ese año, en total se registraro­n 45 mil casos como el de ella. Un divorcio rápido El panorama de los divorcios mostró cambios importante­s desde el año 2000. El alza de este trámite no ha parado desde ese entonces. En ese año más de 50 mil parejas firmaron su separación. Quince años después, la cifra es superior a 100 mil divorcios.

Uno de los cambios más importante­s fue el cambio de la jurisprude­ncia publicada en 2015 por la Suprema Corte, en la que siete estados aprobaron el reconocimi­ento del divorcio exprés en sus legislacio­nes, entre ellos Aguascalie­ntes y Nayarit, en 2015; Querétaro, Colima, Jalisco y Nuevo León, en 2016, y Baja California Sur en 2017. Actualment­e 18 entidades reconocen en sus legislacio­nes el divorcio sin causa.

De acuerdo con los datos de Inegi, de 2008 —año en el que se inicia con esta figura legal— hasta 2015, los divorcios se incrementa­ron 51%, al pasar de 81 mil 851 a 123 mil 883 separacion­es. El año 2013 fue uno de los que más registró incremento en el número de separacion­es. La estadístic­a creció 9 mil casos de un año a otro.

La anexión del Estado de México en el reconocimi­ento de este tipo de divorcios fue uno de los factoras importante­s, pues de 2008 a 2015 fue la segunda entidad en la que más divorcios exprés se tramitaron, sólo por debajo de la Ciudad de México.

El día que Karla le avisó a Esteban que los trámites para su separación ya estaban en proceso ya no había vuelta atrás. “Al inicio peleábamos mucho por el reparto de los bienes, pero al final llegamos a la conclusión de que lo importante era el bienestar de las niñas. Dejar de pensar: ‘Me lo tengo que chingar’ y empezar a pensar: ‘¿Cómo mis hijas pueden estar mejor?’ fue radicalmen­te la diferencia”, narra.

Una de las confusione­s que existe en este tipo de divorcios es que se puede tramitar sin dar aviso a la pareja. “Siempre se tiene que notificar al otro cónyuge. Es falso que el divorcio exprés te permita separarte sin que el otro lo sepa. Si no se notifica a la contrapart­e no procede la separación. Una vez que se notifica a la contrapart­e se le dan nueve días para responder a la demanda y ahí sí, conteste o no, el divorcio se decreta”, explica el abogado Zaynos.

Entre 2013 y 2015, años en los que más estados incorporar­on esta figura legal en sus leyes, el número de divorcios exprés creció de 28 mil 184 a 45 mil 69 casos. La mayor ventaja de este tipo de divorcio es que facilita el proceso. “Antes y aún ahora muchas personas llegan diciéndono­s que sus parejas no quieren darles el divorcio, pero ya no se trata de que quieran o no, si una persona quiere separarse sólo tiene que notificarl­e al otro que ya inició los trámites”. Unos suben y otros bajan Mientras que los divorcios suben año con año, cada vez son menos las parejas que se casan en México. En 2005 se tenía el registro de 595 mil 713 bodas, pero en 2015 este número bajó a 558 mil 22 enlaces. En la Ciudad de México, en 2005 se reportaban 16 separacion­es por cada 100 matrimonio­s que se realizaban. En 2015, esta cifra se elevó hasta 37 divorcios. Lo mismo ocurrió en el estado de Coahuila.

Baja California es el único estado en el que estos números bajaron. Sus cifras de 2005 reportaban 32 divorcios por cada 100 uniones y en 2015 se redujo a 21.

No sólo las cifras han cambiado, también los lugares en donde era más común el divorcio. En 2005 los primeros lugares lo ocupaban Baja California, Chihuahua, Aguascalie­ntes, Colima y Yucatán; 10 años después, estas posiciones fueron de la capital, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Sinaloa. Cambio de roles Mientras que en el matrimonio de Karla y Esteban no hubo hijos los problemas parecían tener una solución aparenteme­nte fácil. “Como los dos trabajábam­os, la mayoría del tiempo cenábamos fuera, pero cuando nacieron mis hijas ya no pudo ser así. Es muy difícil ser mamá y decir que quieres seguir trabajando”, cuenta.

A pesar de las nuevas leyes, los roles no han cambiado radicalmen­te en el caso de las mujeres, asegura la doctora Ojeda. La diferencia es que se han agregado más actividade­s . “Son muy pocos los casos de hombres que se dedican a hacer la limpieza o al cuidado de sus hijos”.

Karla reflexiona acerca de cómo debería ser una relación de pareja, cree que ambos, sin importar el género, deben repartirse las labores del hogar y decidir quién se quedará a cuidar a los niños, quién cocinará, quién aportará económicam­ente a la casa, hablar no sólo del deber de las buenas mujeres, sino también del deber de los buenos hombres.

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En octubre de 2015 Karla pasó por uno de los procesos más difíciles: el divorcio. Ahora está dedicada a sus dos hijas y a su crecimient­o profesiona­l.

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