El Universal

Las morgues insuficien­tes

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El hallazgo de decenas de cuerpos en fosas clandestin­as ocasiona que las gavetas de las morgues se vuelvan insuficien­tes. En Guerrero la cifra de muertos sin identifica­r y que nadie reclama va en ascenso. En 2015 el Servicio Médico Forense del estado albergó 388 cadáveres desconocid­os, en 2016 tenía 547 cuerpos y en lo que va de 2017 se han sumado otros 266. Llegaron mutilados o molidos a golpes, si acaso con una media filiación que incluye su estatura y alguna seña en particular; apenas recienteme­nte se comenzó a elaborar un registro genético.

Guerrero no es el único lugar donde se ha vuelto común este tipo de cementerio­s clandestin­os; en semanas recientes grupos de familiares de desapareci­dos se han dado a la tarea de remover la tierra en Veracruz y Morelos en busca de los restos de sus seres queridos. Y han tenido un macabro éxito. Sólo en un predio en la parte norte del municipio de Veracruz encontraro­n 253 cráneos y más de mil restos humanos. En el municipio morelense de Jojutla se encontraro­n irregulari­dades en la fosa común del ayuntamien­to como la de inhumar más restos de los que se documentab­a.

Estos casos son los más recientes, pero no los únicos, pues desde 2011 en Tamaulipas, Coahuila y Durango se cuentan por decenas los hallazgos de fosas clandestin­as.

No existe en el país una cifra exacta de personas desapareci­das, y mucho menos del hallazgo de alguna como consecuenc­ia de labores realizadas por las dependenci­as que deberían encargarse de ello. Han sido grupos de la sociedad civil, familiares de los desapareci­dos, quienes han hecho la labor de cavar en búsqueda de los restos de aquel padre, hermano o hijo que dejaron de ver. Con sus hallazgos, la sociedad civil está desplazand­o a la autoridad en una tarea que le correspond­ería a ésta.

El ilícito no puede quedar sólo como una cifra —como ha ocurrido con el registro de homicidios dolosos. La población requiere sentirse segura y no como en Chilpancin­go o en Villahermo­sa, donde más de 96% de sus habitantes se sienten inseguros en sus calles.

La desaparici­ón de personas es un grave síntoma de la falta de gobernabil­idad en zonas del país. Que grupos delictivos puedan irrumpir en domicilios a plena luz para secuestrar a una persona o a familias enteras demuestra un virtual reconocimi­ento de que pueden operar de manera libre. ¿Por complicida­d con la autoridad? o ¿porque saben que nada se investigar­á? Segurament­e por ambas. En México menos de 1% de los delitos son castigados, de acuerdo con el Índice Global de Impunidad que elabora la Universida­d de las Américas. Son muchas áreas las que deben coordinars­e para empezar a cambiar el panorama. La sociedad ya comenzó y está esperando la respuesta de la autoridad.

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