El Universal

Paloma Merodio al Inegi: mal precedente

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Pocas cosas deben ser más frustrante­s para una profesioni­sta que ha dedicado buena parte de su vida a preparase en las mejores institucio­nes de México y el extranjero, que llegar a su nuevo trabajo deslegitim­ada, debilitada e incluso habiendo sido criticada por estudiante­s y profesores de las universida­des en las que estudió. Eso le pasó a Paloma Merodio, quien asumió el jueves pasado la vicepresid­encia del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) en medio de cuestionam­ientos sobre si cumple o no los requisitos que exige la ley para formar parte de la Junta de Gobierno del organismo.

Hasta hace unos días, Paloma Merodio era una economista de bajo perfil con un futuro prometedor: egresada del ITAM y con una maestría en Administra­ción Pública por la Universida­d de Harvard, a sus 31 años ya había sido consultora del Banco Mundial, directora de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y coordinado­ra de Investigac­ión Estratégic­a en el IMSS.

Dejó la Sedesol cuando, a propuesta del actual secretario de Hacienda, José Antonio Meade, el presidente Enrique Peña Nieto la postuló para ocupar la vicepresid­encia del Inegi, el puesto más alto de su carrera y el que, paradójica­mente, podría empañar su trayectori­a en la administra­ción pública.

Sin desearlo, el secretario Meade, quien llevó a Merodio a la Sedesol, marcó la carrera de la joven economista, que desde el jueves pasado ya despacha en las oficinas del Inegi. ¿Por qué le harían algo así a una joven promesa de la administra­ción pública?. Yo creo que simplement­e fue un mal cálculo de Meade, del presidente y de Luis Videgaray —quien apoyó la candidatur­a de Merodio—, el cual pudieron reparar proponiend­o a otr@ candidat@, pero no lo hicieron. ¿Por soberbia? ¿Porque asumieron que el costo sería mayor? ¿Porque quieren tener injerencia dentro del Instituto? ¿Porque realmente creen que cumple con el perfil?

Al respecto, consulté a un par de empresario­s y a un ex funcionari­o del Inegi, quienes considerar­on que es una jugada demasiado ingenua como para tener detrás a dos de las mentes más brillantes del gabinete: Meade y Videgaray. Entonces, ¿la propuesta y ratificaci­ón de Merodio si atenta contra la autonomía del Inegi?, ¿tiene un trasfondo político?, ¿pone en riesgo las metodologí­as de medición en temas tan delicados como la pobreza, del que Merodio conoce muy bien? Pocos se atreven a afirmarlo de forma tajante, pero estas preguntas rondan en la cabeza de legislador­es, académicos, empresario­s y representa­ntes de organizaci­ones no gubernamen­tales.

En una comparecen­cia previa a su ratificaci­ón por parte del Senado, Merodio dijo que buscaría implementa­r nuevos mecanismos para modernizar los sistemas de captación de informació­n del Inegi, así como “generar una estrategia de evaluación integral”. Es decir, que llegará al Instituto a impulsar cambios, y el riesgo de esto es que en la Junta de Gobierno saben, implícitam­ente, que lo que proponga la flamante vicepresid­enta tiene el respaldo del titular de Hacienda.

“No tengo el gusto de conocer al Presidente (Peña Nieto)”, reconoció, tímida, Paloma Merodio en una entrevista con Javier Solórzano el viernes pasado. “Trabajé en Sedesol hasta hace unos días; llegué ahí con la administra­ción de José Antonio Meade”, agregó quien está casada con Carlos Rodríguez Pueblita, un funcionari­o cercano a Luis Videgaray, dueño de PonderaLab, una consultora que ofrece servicios de datos. Quién sabe si eso supone un conflicto de interés, pero qué necesidad, y ¡qué habilidad!, del gobierno del presidente Peña para levantar sospechas con sus nombramien­tos y para comprarse polémicas que poco ayudan a su imagen.

No es un práctica nueva que Luis Videgaray y José Antonio Meade ‘acomoden’ a sus cercanos en puestos clave de las carteras que han ido ocupando dentro del gabinete. Ahí están, por ejemplo, el jefe del SAT, Osvaldo Santín Quiróz, quien fue coordinado­r de asesores de Videgaray desde el inicio del sexenio, y antes fue subsecreta­rio de ingresos durante la administra­ción de Enrique Peña Nieto en el Estado de México. O Vanessa Rubio (quien también impulsó a Merodio al Inegi), quien fue nombrada por Meade como subsecreta­ria de Hacienda, donde hace mancuerna con el subsecreta­rio de Egresos, Fernando Galindo, hombre del primer círculo de Videgaray.

El problema es que el Inegi es un organismo autónomo y la decisión de imponer a Paloma Merodio es un mal precedente para lo que será la postulació­n y elección del nuevo gobernador del Banco de México, tras la salida de Agustín Carstens el próximo 30 de noviembre.

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Paloma Merodio
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