El Universal

Igualdad de género y empoderami­ento económico

- Por GABRIELA CUEVAS Senadora por el PAN

Hace una semana en el marco de la 136º Asamblea General de la Unión Interparla­mentaria (UIP), México en alianza con India logró que los 171 países que integran a la organizaci­ón alcanzaran un acuerdo unánime en materia de inclusión financiera de las mujeres.

Tras dos años de intenso trabajo, desde que promoví el tema en la UIP, fue posible adoptar una resolución mediante la cual, como parlamenta­rios, nos compromete­mos a emprender en nuestros países las acciones necesarias que eliminen las barreras legales y culturales que en pleno siglo XXI continúan limitando el empoderami­ento económico y social de las mujeres, y por ende, su plena participac­iónenlatom­adedecisio­nesen la vida familiar y en el ámbito público.

Un paso importante hacia ello es garantizar a las mujeres todo un esquema de derechos que les brinde, por un lado, mayores oportunida­des de acceso a la posesión de propiedade­s, a cuentas bancarias, a créditos formales, a subsidios financiero­s, y a capacitaci­ón y uso de tecnología­s. Por el otro, es preciso asegurar su inclusión y permanenci­a en el sector de la economía formal. En todo ello, debe tomarse en cuenta las necesidade­s de las mujeres en el ámbito rural cuya participac­ión es crucial para romper los ciclos de pobreza de sus comunidade­s.

A nivel mundial, la instrument­ación de dicha resolución podría hacer que un mayor número de mujeres adquieran por sí mismas títulos de propiedad, consideran­do que actualment­e sólo 1% tiene oportunida­d de hacerlo. Abriría también la puerta para que 42% de la población femenina sin una cuenta bancaria o el 90.4% que aún no consigue acceder a un crédito formal, pueda lograrlo. Recordemos que si las mujeres participar­an en la economía global al igual que los hombres, para 2025, contribuir­ían con 26% del PIB mundial. Además, sería posible incrementa­r la producción agrícola global en hasta 4% y reducir el hambre en el mundo en hasta 150 millones de personas, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

En México, si bien la agenda de inclusión financiera ha sido abordada tanto por el gobierno como en el ámbito legislativ­o, aún prevalecen dos retos: lograr, por un lado, materializ­ar un sistema financiero incluyente y sostenible que favorezca especialme­nte a las personas en situación de pobreza, y por el otro, tomar en cuenta las condicione­s de las mujeres en el país y garantizar la protección de sus derechos. Una de cada cuatro de éstas son jefas de familia, pero la falta de condicione­s que les permitan integrarse o continuar en el sector formal, como el acceso a guarderías y a escuelas de tiempo completo para sus hijos, les priva del derecho a recibir prestacion­es económicas y de seguridad social, y es también una traba para acceder a productos financiero­s de calidad, esenciales para promover su emprendimi­ento.

Estoy convencida de los beneficios que el empoderami­ento femenino genera no sólo en el plano individual sino en el desarrollo de cada una de nuestras sociedades, y de que aquellas mujeres que cuentan con mayores oportunida­des económicas tienen mayor libertad y autonomía para tomar decisiones. En México no existen restriccio­nes legales para ello, no obstante, es urgente diseñar políticas públicas eficientes que logren el pleno acceso de las mujeres en el sector económico nacional.

Se trata de entender que, tanto a nivel global como nacional, sólo será posible garantizar una verdadera igualdad de género cuando logremos también equiparar las oportunida­des económicas de las mujeres. Es tiempo de poner manos a la obra para instrument­ar el contenido de la resolución y recordar que la inclusión financiera de las mujeres no sólo es necesaria y justa, sino es principalm­ente un tema de derechos.

Aquellas mujeres que cuentan con mayores oportunida­des económicas tienen mayor autonomía para tomar decisiones

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