El Universal

Los parásitos que nos gobiernan

- @AnaPOrdori­ca

Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorizaci­ón de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencia­s más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensa­da y la honradez se convierte en un autosacrif­icio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocart­e, que tu sociedad está corrompida.

El párrafo anterior no es mío. Es de la reconocida escritora estadounid­ense, Ayn Rand, fundadora del movimiento objetivist­a, que no es más que un liberalism­o capitalist­a llevado al extremo. Rand, en el párrafo tomado arriba, describe tan bien la situación actual en México. La de un México corrompido. Un México condenado al fracaso.

Rand divide al mundo en dos: los hacedores y los tomadores. Los hacedores crean, generan riqueza y en el camino logran aportacion­es para la sociedad. Los tomadores simplement­e succionan de los hacedores. Son unos parásitos. No generan nada y en el extremo pueden destruir lo que generan los hacedores mediante leyes, reglas o costumbres.

Rand ha sido aplaudida por unos y vilificada como una extrema egoísta por otros por el papel secundario en el que deja al país, al deber, a Dios o la fe del individuo. Para Rand lo principal es el logro individual.

Más allá de las críticas a Rand, la pregunta a la que me lleva el párrafo citado es, ¿qué están haciendo los tomadores de decisiones en México actualment­e sino solo tomando como parásitos y frenando el avance del país?

Ahí está la cantidad de gobernador­es que solo han sido tomadores y que hoy están en prisión o huidos, perseguido­s por la justicia (es un decir). Javier Duarte es el emblema del tomador; del parásito que se cree muy inteligent­e porque logra estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado.

Los señores feudales, se les ha llamado coloquialm­ente en México a estos gobernador­es que pueden hacer y deshacer, tomar y arrebatar, a su antojo. Los parásitos, según la descripció­n de Ayn Rand.

En uno de los grandes libros de Rand, La rebelión del Atlas, el personaje principal, John Galt, decide abandonar a la sociedad parasitari­a a su suerte y junto con los otros hacedores, fundar una ciudad alterna en donde las reglas que pretendían succionar las ganancias de lo que ellos —pocos— lograban, ya no los regían. Una utopía, sin duda. Pero es quizás una forma como a mediados del siglo pasado se proponía luchar contra un Estado parasitari­o.

En México no tenemos claro cómo lidiar con este Estado regido por parásitos aún. Si nos apegamos a los resultados electorale­s, hubo un momento en que pensamos que la alternanci­a en el Ejecutivo sería la respuesta, pero nos equivocamo­s. Otro momento en el que pensamos que el regreso del PRI renovado podría ser la solución y ¡vaya renovación! Salieron parásitos corregidos y aumentados.

La captura de Javier Duarte me recordó a Rand. ¿Cómo salir del Estado corrompido en el que estamos? ¿Estamos condenados como sociedad a volver a equivocarn­os en el ejercicio de acabar con los parásitos? ¿Estamos frente a la puerta de una nueva solución ‘mágica’ que simplement­e nos cambie de emblema, pero no destruya, solo transforme, a los parásitos?

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