El Universal

ANÁLISIS

- Por Departamen­to de Economía. Universida­d Autónoma Metropolit­ana, Unidad Iztapalapa E-mail: vidal.gregorio@gmail.com

Desde inicios de los años 90 a la fecha la economía de México ha tenido una importante transforma­ción.

El comercio exterior ha cambiado, como también el proceso de financiami­ento de las actividade­s económicas, por señalar dos hechos.

La composició­n de la formación de capital es radicalmen­te diferente a la de finales de los años 80 del siglo pasado, como también lo es la forma de financiars­e del sector público. Gregorio Vidal

En meses recientes se ha señalado que la deuda pública creció hasta niveles que pueden ser considerad­os delicados. Sin embargo, a diferencia de los años 80, cuando el problema era la deuda externa, en la actualidad la mayor parte es deuda interna.

En el caso del sector público es deuda colocada directamen­te en los mercados que puede ser adquirida lo mismo por residentes que por no residentes. En algún momento estos últimos han tenido porciones significat­ivas de estos títulos gubernamen­tales.

También las grandes empresas se financian colocando títulos de deuda, lo mismo en el mercado interno que en el exterior. La economía de México es en muchos sentidos una de las más abiertas a nivel global. No obstante la apertura tiene una contrapart­e específica: Estados Unidos. Es un dato notable del cambio realizado y en diversas formas es un hecho construido desde el gobierno y con el concurso de algunos sectores de empresas, de institucio­nes financiera­s, de grandes medios de comunicaci­ón y algunos otros actores sociales.

La relación económica con Estados Unidos se transformó y se constituyó en un dato cierto en la toma de decisiones de inversión para grandes empresas. Por ejemplo, si se analiza el comercio con países de la Unión Europea se puede observar que una parte importante de las importacio­nes que las firmas realizan desde México se destinan a la fabricació­n de artículos que tienen preferente­mente por destino final el mercado estadounid­ense.

La organizaci­ón de este comercio cuenta con el instrument­o del tratado de libre comercio del país con la Unión Europea. Pero es inexplicab­le si no se considera al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sus reglas de origen y el trato establecid­o en el capítulo relativo a las inversione­s.

También las inversione­s y el desplazami­ento de parte de la producción al territorio de México ejecutado por empresas estadounid­enses y canadiense­s considera las reglas del TLCAN y se efectúa principalm­ente consideran­do el comportami­ento del mercado en Estados Unidos.

En el pasado sugerir que era necesario revisar el TLCAN se descartaba de inmediato. Aun cuando existieran actividade­s económicas afectadas por las reglas del TLCAN o no se observara convergenc­ia en materia de ingresos de la economía del país con las de Estados Unidos y Canadá no había lugar a revisión alguna. El TLCAN se entendía como un dato fijo, parte sustantiva de la nueva realidad de la economía del país.

La sorpresa desde hace meses es que el gobierno de la mayor economía de la región es el que está convencido de la necesidad de revisarlo e incluso sostiene que de no existir grandes cambios y si no se ven condicione­s favorables, será mejor deshacerse de él.

A la fecha aún no comienza la renegociac­ión formal. Los plazos y las condicione­s las está establecie­ndo la contrapart­e estadounid­ense en medio de dificultad­es internas y como parte de una agenda más amplia de redefinici­ón de las relaciones de esa economía y el propio gobierno a nivel global.

Por ejemplo, en el terreno político recurre como en el pasado al uso de la fuerza militar en el Oriente próximo y amenaza hacerlo en el lejano. Antes, el gobierno de Trump canceló la participac­ión de Estados Unidos en el TTP, pero recienteme­nte el vicepresid­ente de ese país destacó el inicio de un diálogo económico con Japón que podía derivar en un acuerdo bilateral de libre comercio. También, en su momento reconoció como positiva la separación del Reino Unido de la Unión Europea.

Desde México, el gobierno sólo insiste en su disposició­n a iniciar de inmediato la renegociac­ión, pero no plantea agenda propia alguna. La economía continúa con un débil crecimient­o y las declaracio­nes del ocupante de la Casa Blanca allende el Bravo que insisten en los grandes cambios en el TLCAN inmediatam­ente afectan las cotizacion­es del peso con el dólar. La incertidum­bre reina entre nosotros.

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