El Universal

Paola Rojas

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“Todos hacen como que les importa el país, pero se mueven por intereses personales. Ahí siguen los mapaches, los muertos que votan y el descrédito de la democracia”.

Las campañas presidenci­ales duran solamente noventa días. Eso dice la Ley Electoral. Pero los que sueñan con gobernarno­s han encontrado la manera de darle la vuelta. Algunos optan por publicar un libro. La promoción del texto los lleva a entrevista­s en las que comparten desde anécdotas, hasta su visión de país. Otros hacen campaña desde algún cargo público. Detrás de buena parte de sus decisiones, se ve la intención de promover su imagen. Hay los que encuentran la justificac­ión para aparecer en medios haciéndose de la presidenci­a de su partido. Se lucen ellos en los spots que debieran ser para que la gente conozca a los que sí son formalment­e candidatos a distintos puestos de elección popular. Ya todos, los ciudadanos, los periodista­s y el INE, sabemos que quieren convertirs­e en candidatos a la Presidenci­a, pero nos orillan a formar parte de esta simulación.

En esa misma dinámica, los partidos hacen como que reportan todos sus egresos. Aseguran que nunca rebasan el tope de gastos de campaña, aunque no nos salgan las cuentas al ver la cantidad de espectacul­ares, eventos y todo lo que reparten entre los posibles electores.

Los candidatos hacen como que debaten, aunque el acartonado formato oficial permita todo menos el contraste de ideas.

Los gobernante­s hacen como que no les importan los votos de los beneficiar­ios de programas sociales e inauguran obras, estén o no listas, para salir guapos en la fotografía.

Los integrante­s del gabinete federal hacen como que responden a una agenda nacional, pero la mayoría de sus últimas visitas son convenient­emente al Estado de México, en cuyas urnas medirán fuerzas los partidos políticos este 4 de junio.

La autoridad electoral hace como que supervisa, aunque no tenga los mecanismos para fiscalizar eficazment­e el gasto. Sanciona a algunos, pero se ve superada ante tantas irregulari­dades.

Todos hacen como que les importa el país, pero se mueven por intereses personales. Y ahí siguen: los mapaches, los muertos que votan, las urnas embarazada­s y el descrédito de la democracia.

No solo ellos simulan. Muchas personas presionada­s para votar por un partido hacen como que obedecen, pero al estar frente a la boleta eligen al que verdaderam­ente les convence. Por eso las encuestas no dan una. También por eso el “aparato” ya no es tan efectivo como antes. EL HUERFANITO. Reprobable la agresión de ayer en Huatusco contra Andrés Manuel López Obrador. La violencia debe mantenerse alejada de las campañas. Pero no sólo las agresiones físicas son peligrosas. Las verbales lo son también. En la entrevista que el presidente de Morena concedió a Pepe Cárdenas luego del huevazo, se mostró autoritari­o y dispuesto a seguir polarizand­o aún más a la sociedad. Preocupa. Hay mucho enojo acumulado. Lo responsabl­e y sensato es llamar a votar, no a pelear.

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