LOS EXVOTOS DE ALFREDO VILCHIS
La Biblioteca Vasconcelos expone desde hoy una retrospectiva de la obra del artista.
Los exvotos de Alfredo Vilchis son de dos tipos: unos nacen de las historias que le relatan personas de cualquier edad, origen, sexo y condición social, a quienes escucha y que le piden dibujarlas; y los que imagina a partir de noticias en la prensa y la TV, personajes públicos o hechos históricos.
En todos incluye personas y una escenografía a las que agrega mucho de su imaginación; todos tienen un texto que expresa el agradecimiento a la Virgen, a Dios o a un santo —en la tradición de los exvotos— y tienen una dosis personal de humor que va desde las faltas de ortografía, hasta la pérdida de toda noción de perspectiva.
Desde 1986, Vilchis hace exvotos; los primeros eran de hechos históricos —los más conocidos son los que hizo sobre la Revolución—, y más o menos desde los años 90 comenzó a crear piezas que le piden y en las cuales relata la vida cotidiana de todo tipo de personas. Así, hay exvotos eróticos, de sucesos violentos, de figuras del espectáculo y de la política —desde Donald Trump hasta Alex Lora—; los hay de la Selección Mexicana y de luchadores; sobre la infidelidad en un cuarto de hotel, de los efectos del viagra y sobre la prostitución. En uno de estos se ve una calle de La Merced, donde se representa hablando con prostitutas que va a pintar y también a Toulouse Lautrec.
Han sido más de 2 mil exvotos en 30 años. Ha publicado libros, reunido decenas de apuntes en cuadernos y pintado miniaturas en cartón y madera o en cazuelitas; así, su acervo suma cerca 4 mil piezas. Aunque los vende, ha formado con celo una colección que atesora para su familia. Parte de ella la expone desde hoy en la Biblioteca Vasconcelos en la muestra Alfredo Vilchis, esto es barrio: una mirada retrospectiva.
Las historias que llegan. Alfredo Vilchis exhibe de manera regular sus trabajos en Francia, en la galería Fréderic Moisan; incluso, en 2011 y por invitación del Premio Nobel de Literatura, Le Clézio, expuso en Museo del Louvre.
Pero la historia del exvoto —cuenta en entrevista— no es fácil: “El exvoto es muy sufrido, pero gracias a Dios no me he bajado del caballo, desde hace 30 años sigo en esto”.
Vilchis, quien ha presentado más de 40 exposiciones, sólo quería dibujar cuando iba a la escuela. Tener un trabajo no fue fácil porque no tenía los estudios, entonces para sostener a su familia pintaba miniaturas; el hallazgo de un exvoto en el mercado de su barrio, Tacubaya, lo llevó a dedicarse al género. Recordó que este tipo de objetos era algo que veía de niño en la Basílica. Su taller, que se llama el Rincón de los Milagros, en la colonia Minas de Cristo, es donde pinta y trabaja con uno de sus hijos, Daniel, reconocido también como realizador de exvotos y con quien comparte créditos en esta exposición en la Biblioteca Vasconcelos.
“Una vez, al salir del Museo de la Ciudad de México, de mi primera exposición, hice un comentario: ‘Ahora sí, agárrense porque ahí les voy, ya no me voy a bajar de este camión’. Me gustó y quiero más. Y mira: Dios me ha socorrido con varias invitaciones en México y en el extranjero”, expresa.
Vilchis, quien estuvo varios meses enfermo, expone en el país tras siete años de no presentar una individual. Lleno de emoción ante sus obras, afirma que “para seguir en este camino hay que sufrir, hay que gozar y hay que saber reír también, no todo es fácil. Cada vez que hago una exposición es como si fuera la última, no sabemos qué haya adelante, quiero disfrutar, compartir con la gente. Yo le dije: ‘Señor, si esta es mi misión, de seguir pintando, hágase tu voluntad”.
El trabajo de Vilchis, se lo dijo Carlos Monsiváis, es similar al de un cronista, recupera la vida de la ciudad y de la gente. Así fue cuando empezó, iba a pulquerías donde pagaba las ‘ruedas’ y apuntaba bajo la mesa en su cuaderno las historias de la gente, así es hoy cuando recibe a personas que le confiesan sus íntimos secretos, adicciones, amores ocultos, y los lleva a un exvoto.
“Algunas personas confían en mí, me cuentan su historia y yo la pinto. Algunos vienen y me piden hacerlo de algo que aconteció, a esos los nombro exvotos de fe; cuando no hay eso, los llamó exvotos de inspiración, por ejemplo, el del ataque a las Torres Gemelas, la noticia de una persona que dice que ‘agradece que se le ponchó la llanta y no pudo llegar a tiempo’, al decirlo ya es para mí un exvoto, trato de hacer la escena que vi por la televisión con esas palabras que dijo. Me pongo en las chanclas de la persona y empiezo a dibujar la escena. Es como dejar un testimonio de lo que va aconteciendo en mi mundo. Algunos son muy fuertes. Hay que valorar el sentimiento de la gente. Por más fuerte que sea, tengo que hacerlo y no tener miedo, tener valor de expresarlo, de hablarlo. Hay veces que la gente se esconde para pedir un retablo, como en un exvoto lésbico gay. Así como no hay chamba, en otras nos cae la buena, y hay que saberlo disfrutar, porque cuando no hay, hay que sabernos aguantar también”.
La exposición Alfredo Vilchis, esto es barrio: una mirada retrospectiva se inaugura hoy a las 13:30 horas en la Biblioteca Vasconcelos, Eje 1 Norte Mosqueta esquina con Aldama s/n, colonia Buenavista, Cuauhtémoc.