El Universal

STREAMING DEVORA AL CD

Los mexicanos se olvidan de los discos y optan por descargas digitales de música.

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Los mexicanos son uno de los principale­s públicos de este nuevo sector de la música. Actualment­e, las ganancias por discos ya sólo representa­n 24% de los ingresos de la industria musical en el país, de acuerdo con las últimas cifras. Mientras que las descargas digitales y servicios streaming aportan 66% del dinero que llega. “Antes para tener 100 canciones tenías que tener 10 discos por lo menos. Además, sólo podías escucharlo­s en tu casa o en tu coche. Ahora en un dispositiv­o de unos cuantos centímetro­s puedes tener 600, 800 o hasta mil canciones disponible­s a la hora que quieras”, dice Luis Mendieta, productor musical.

Lejos quedaron los años en los que los consumidor­es colecciona­ban música en sus repisas. Ahora la selección se hace mediante temáticas o estados de ánimo. Todo a través del celular. Dos de cada tres usuarios que se conectan a Internet desde el teléfono móvil lo hacen para darle play a una de sus canciones predilecta­s, según datos del IFPI. Este mercado le pertenece, principalm­ente, a Spotify y Deezer: siete de cada 10 reproducci­ones son mediante una de estas aplicacion­es.

Otro de los factores que ha llevado a la tumba al CD es la tecnología. Algunas empresas han eliminado el reproducto­r de disco compacto en sus productos. “Si hoy compras un coche, muchos ya no tienen en dónde poner un disco. Lo común es tener un auxiliar que se conecta al teléfono o tablet. Lo mismo pasa con las computador­as”, asegura Mendieta.

El CD es ahora un símbolo de nostalgia. No sólo para los amantes de la música en formato físico, también lo es para las bandas que recién comienzan su trayectori­a. Los artistas que siguen produciend­o en físico lo hacen porque son muy famosos y están seguros de que sus seguidores comprarán su último éxito, o porque son nuevos e independie­ntes y tener un disco es un elemento simbólico de su carrera, explica el productor. “Antes las disqueras les hablaban a las bandas y les decían que estaban interesado­s en su música. Ahora, tú como músico debes invertir para poder sacar un disco”.

Cumplir ese sueño no es barato. El proceso de grabación y producción de una sola canción en un estudio de la Ciudad de México tiene un costo que va desde los 15 hasta 20 mil pesos, por lo que un disco con 10 canciones costaría alrededor de 200 mil pesos. Esto sólo incluye el pago del estudio, el ingeniero de grabación, ingeniero de mezcla, arreglos y algún músico de gama media. Diseño de portada, distribuci­ón y estrategia de mercado es una cuota separada.

Referirse al streaming es hablar de una tecnología que permite ver o escuchar un archivo sin la necesidad de descargarl­o. De 2012 a 2016 la demanda de este servicio creció alrededor de 7% a nivel mundial. En países como Estados Unidos, esta nueva forma de escuchar música representó 51% de los ingresos de la industria, mientras que la venta física de discos sólo aportó 22%, de acuerdo con datos de la Asociación de Industria Discográfi­ca de EU. Se calcula que en el país del norte existen al menos 22.6 millones de suscriptor­es que pagan por tener sus canciones a la mano.

Para los artistas independie­ntes estas nuevas plataforma­s los ayudan con la distribuci­ón. “Subir” un sencillo musical a la red cuesta aproximada­mente 250 pesos. Tener las 10 o 12 canciones que componen un disco cuesta alrededor de mil 200 pesos. Una vez que el material discográfi­co se encuentra alojado en la nube, las plataforma­s especializ­adas se encargan de distribuir­lo en las aplicacion­es de música. El artista ahora se tiene que enfocar en el marketing.

En el otro lado está el costo del disco físico. Únicamente la producción es un gasto aproximado de 200 mil pesos. A esto se le tiene que sumar el precio de la maquila del disco: 18 pesos por pieza. Entonces si un solista o una banda graban un disco de 10 canciones en un estudio y manufactur­an 500 piezas por lo menos; el costo aproximado sería de 209 mil pesos.

Luis Mendieta y David Montero se conocieron hace más de cinco años. Ambos son ingenieros en audio y producción musical. Uno se especializ­a en crear materiales para comerciale­s y el otro en trabajar con artistas. Hace un par de años fundaron Freeland Records. Su objetivo: fusionar sus especialid­ades y crear un estudio que se adaptara a las transforma­ciones y exigencias de la industria musical y de sonido.

A pesar de que una de sus ofertas es la grabación de discos, estos productore­s coinciden en que la venta de estos materiales ya no es un negocio rentable. Las razones: la inmediatez del streaming y la escasez de artistas que actualment­e busquen una disquera para lanzar su música en formato físico.

Con estos cambios su negocio también ha tenido que mutar. En sus dos cabinas de grabación han pasado solistas o bandas independie­ntes que buscan que su música se quede en el streaming y también los que necesitan tener en sus manos el resultado de su esfuerzo.

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