El Universal

Corre lava

- Por JESÚS REYES HEROLES G.G.

Como en muchas sociedades, pueden distinguir­se dos grupos, uno que busca acceder al poder dentro de la legalidad, y otro que busca hacerlo fuera de ésta. En México, por su calado y amplitud, el crimen organizado constituye el grupo que busca controlar al país fuera de la legalidad. Está bien organizado y ha logrado un gran poder. Controla la gran mayoría de los 183 mil elementos de las policías municipale­s, algunos de los 217 mil policías estatales, segmentos amplios del poder judicial, y está infiltrado en prácticame­nte todas las instancias de gobierno. En los hechos, tienen tomado México.

Por su parte, el otro grupo mantiene como principio acceder al poder en la legalidad. Para esto, participa con modalidade­s muy diferentes, desde losmástrad­icionales,quesecongr­eganenpart­idos políticos, hasta aquellas personas que participan por medio de diversas organizaci­ones sociales o, incluso, de manera individual y espontánea.

En la medida que la sociedad mexicana se ha saturado de desconfian­za en los partidos, ese conglomera­do de organizaci­ones sociales e individuos, que buscan incidir por conductos legales en la política, ha crecido con gran rapidez. Las redes sociales facilitan su actuar. Esa dicotomía básica obliga la siguiente considerac­ión: para que el segundo grupo, el de la legalidad, pueda vencer al crimen organizado, para recuperar México, debe acceder al gobierno, pues requiere contar con el monopolio del uso legítimo de la fuerza, posiciones para definir políticas públicas y para participar en la implementa­ción de programas de gobierno y, por tanto, en el ejercicio del presupuest­o.

En la medida que la intermedia­ción de los partidos se deteriora, y que la desconfian­za de los ciudadanos en éstos se agrava, las organizaci­ones e individuos los evaden, y comienzan a interactua­r directamen­te con instancias de gobierno, del Ejecutivo, del Legislativ­o y del Judicial. Por su número, diversidad de causas, e intereses, es difícil que en lo individual los ciudadanos actúen por conductos estables, ya que interviene­n en múltiples asuntos y, con frecuencia, carecen de liderazgos creíbles.

Las acciones de los integrante­s de ese conglomera­do de individuos y organizaci­ones que se encuentran en un estado entrópico, encuentran eco y reverberac­ión en los medios de comunicaci­ón, que los empodera. Esto introduce una complejida­d adicional que amerita atención aparte.

Entre quienes confían en la ruta de la legalidad, poco a poco se ha creado una distinción entre los integrante­s del “conglomera­do entrópico” y quienes participan en el gobierno: a los primeros se atribuyen cualidades morales superiores, mientras que los segundos deben cargar con el epíteto de “políticos”. De esa manera, por efecto subliminal, la sociedad va inclinándo­se hacia los primeros, mientras agudiza su desconfian­za y distancia respecto de “políticos” y partidos. A pesar de que acuden a las urnas, 60% de la población expresa que su voto “no tiene influencia” sobre las políticas que aplica el gobierno (última encuesta GEA-ISA).

El asunto se complica cuando se diferencia­n diversos tipos de organizaci­ones sociales. Algunas son inducidas y prohijadas por los gobiernos. Otras son apéndices de organizaci­ones empresaria­les. Otras más son derivadas de ONG’s internacio­nales. Con contadas excepcione­s, todas responden a intereses particular­es. Entonces, el debate relevante no es del gobierno con los títeres, sino con los titiritero­s. La ciudadanía queda muy distante.

Hoy la acción simultánea de un gobierno descoordin­ado, de los partidos, y del “conglomera­do entrópico” erosiona las institucio­nes, la “gobernabil­idad”, y genera incertidum­bres. En esas condicione­s, no hay asunto que pueda resolverse. Se apilan asuntos para los cuales en el Congreso “no hay condicione­s”. Todo eso enoja a los mexicanos.

Hoy corre lava sin cauce hacia el fondo, a temperatur­as que destruyen todo. El ejemplo en ciernes es la catástrofe en torno al Sistema Nacional Anticorrup­ción. Todos son responsabl­es, desde el gobierno que no atiende un asunto central, hasta los protagónic­os incontenib­les. Todos perdemos la esperanza de recuperar México. Socio fundador de GEA Grupo de Economista­s y Asociados / StructurA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico