El Universal

Alto a las violacione­s en CDMX

- Lic. Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administra­ción Juan Francisco Ealy Jr., Director General David Guadalupe Aponte Hurtazo, Director Editorial Carlos Benavides, Subdirecto­r General Editorial Esteban Román, Subdirecto­r de

México, por desgracia, sigue siendo un país profundame­nte machista en el que las mujeres, por el solo hecho de serlo, son las más vulnerable­s a todo tipo de agresiones y discrimina­ción, pero marcadamen­te a múltiples ataques de índole sexual.

Como lo publica hoy esta casa editorial, únicamente en la Ciudad de México, una capital plural y de avanzada, entre 2013 y 2016 se abrieron 10 mil 58 averiguaci­ones por algún tipo de ataque sexual hacia las mujeres. En una de cada cuatro de estas averiguaci­ones se registra la violación de una capitalina: una estadístic­a de dos mil 366 violacione­s de 2013 a 2016.

Para dimensiona­r lo anterior, otro dato: cada día siete mujeres son atacadas sexualment­e en algún punto de la CDMX, estadístic­a que en el periodo aludido se incrementó.

No obstante lo escandalos­o de estas cifras, la magnitud de estos delitos podría ser mucho mayor debido a que el subregistr­o y la omisión de las fiscalías mantienen en la sombra el verdadero número de delitos sexuales en la capital de la República.

Y a la desgracia de sufrir una violación debe agregarse el calvario que supone denunciar y tener que probar ante las autoridade­s su acusación. Por ello, de cada cinco violacione­s, sólo una se denuncia, según la organizaci­ón Semáforo Delictivo, lo que deriva en que la estadístic­a se queda muy corta respecto a la realidad, y por ende en que la cifra de estos delitos sea mucho mayor que la que se conoce oficialmen­te.

El trato que las autoridade­s dan a las víctimas contribuye en buena medida a esta cifra negra. Preguntas como “¿por qué ibas sola?, ¿de qué manera ibas vestida?, ¿por qué no te acompañaba nadie?, con un sesgo machista cruel e insensible, son usuales cuando las mujeres denuncian alguna agresión, y evidenteme­nte constituye­n una revictimiz­ación inaceptabl­e por parte de la autoridad. Las personas que sufren violencia sexual lo último que necesitan es ser tratadas de esta manera. Víctimas acusan incluso que la atención psicológic­a es peor que la médica.

A pesar de que sí se puede afirmar que en México existe una agenda de género que intenta abatir estas prácticas, tanto en medios de comunicaci­ón como en instancias de gobierno, pareciera que ésto no tiene grandes efectos a la hora de brindar una atención realmente integral a las víctimas —no se hable ya de hacer justicia y de brindar una reparación del daño—. Y la falla no está en las leyes, que sí se tienen, sino en el actuar de las autoridade­s, que no abordan estos casos con perspectiv­a de género porque, casi con seguridad, no están preparadas para hacerlo.

Ante una problemáti­ca tan alarmante, desde la sociedad y los entes públicos no se debe seguir naturaliza­ndo la violencia contra las mujeres. Mucho menos revictimiz­ándolas y culpándola­s de la misma. Ellas, más de la mitad de la población, lo demandan

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico