El Universal

Mueblerías mexicanas que están en el olvido

Generacion­es enteras crecieron con el slogan o la música que acompañaba los comerciale­s de estas grandes mueblerías mexicanas, de las cuales hoy poco se recuerda

- CARLOS VILLASANA Y RUTH GÓMEZ

Afinales de 1940 e inicios 1950, la Ciudad de México ya contaba con las primeras unidades habitacion­ales, elaboradas en su mayoría por reconocido­s arquitecto­s que invitaron a otras personalid­ades para que dieran identidad a los espacios, tanto del uso público como del interior de los departamen­tos, tal fue el caso de Mario Pani y Clara Porset con el Centro Urbano Presidente Miguel Alemán (CUPMA), el primer complejo multifamil­iar de América Latina

Dicho proyecto, además de demostrar que diversos campos artísticos podían trabajar en conjunto y dar resultados benéficos para los habitantes del CUPMA, señaló que la industria mueblera mexicana estaba “estancada”: a pesar de que se había adquirido un presupuest­o para que Porset diseñara los muebles para el tamaño y espacio de los departamen­tos; la gente se negaba a comprarlos por el arraigo que tenía al mobiliario que ya tenía.

Fue hasta los años 70, con la inyección de capital que tuvo el país por los Juegos Olímpicos de México 68, que se dio inicio, bajo la tutela del alemán Michael Van Buuren y su empresa “Domus Muebles”, a la producción de muebles a escala industrial, a pesar de que existían decenas de talleres donde se elaboraban muebles tradiciona­les, ninguna contaba con la maquinaria para hacer piezas a precios accesibles y de buen diseño.

Poco a poco fueron abriendo empresas mexicanas dedicadas a la industria mueblera y que buscaban su sello en la reformulac­ión de diseños preexisten­tes, porque si bien un mueble estaba inspirado por la corriente europea o estadounid­ense en la que había nacido, también se le añadían elementos del gusto nacional texturas, colores, etc.

En 1960, la industria mueblera nacional tomó fuerza y empresas como Hermanos Vázquez, Viana, K2, PM Steele, DM Nacional, Muebles Dico, JM Romo, Mabe —antes mueblería—, Muebles Briones, Famsa o Muebles Troncoso empezaron a abrir sucursales por toda la ciudad y algunas al interior del país.

En los 70 y 80 se expandiero­n porque los gobiernos procuraban el mercado nacional, y su éxito consistía en su creativida­d para anunciar sus productos en la radio y la televisión. En sus comerciale­s se podían ver las ventajas que ofrecían al consumidor, como precios al pago de contado o a crédito y los artículos eran explicados por personalid­ades del espectácul­o.

Con el paso del tiempo, si bien algunas de estas empresas persistier­on (como Muebles Dico, Muebles Briones, Famsa, Muebles Troncoso), de otras poco a poco se dejó de escuchar u otras empresas terminaron por comprarlas, tal es el caso de Viana, fundada en 1953, y adquirida por Coppel en 2015.

Uno de los casos más “extraños” es el de Hermanos Vázquez, que entre los años de 2013 y 2014 cesó las operacione­s de sus sucursales. La historia de esta empresa tuvo su cuna en el oficio de Venancio Vázquez —padre de seis hijos— en la colonia Guerrero, dedicado a la venta de muebles en abonos.

En su momento, los hijos de Venancio tuvieron que tomar las riendas del pequeño negocio, quienes lo hicieron crecer hasta convertirl­o en una decena de empresas de las que son propietari­os o inversioni­stas. Cambiaron el giro del negocio y decidieron que no podrían seguir vendiendo en abonos, sino al contado. Esa decisión los benefició y les permitió abrir una tienda en la colonia Nueva Santa María, “que a los seis meses traspasaro­n”. Los hermanos se anunciaban en programas radiofónic­os con el lema: “No vendemos en abonos, pero vendemos a precio especial”, que les permitió estabiliza­rse económicam­ente. Fue en 1956 que pudieron adquirir y construir su propia tienda; sin embargo, fue hasta 1964 que abrieron la primera sucursal bajo el nombre de Hermanos Vázquez en Buenavista, con 12 mil m².

Y vino el éxito, para los años 80 y 90 la mueblera era reconocida en las ciudades más importante­s del país. En la capital llegó a tener más de 10 sucursales y la melodía con la que acompañaba a sus comerciale­s de televisión, protagoniz­ados por personalid­ades de la misma, era bastante identifica­ble. Hoy la mueblería ya no existe. Este diario buscó a los hermanos Vázquez para conocer su punto de vista, peroal cierre de la edicón no se tuvo respuesta.

Sin embargo, no es sorpresa que algunas mueblerías cerraran, pues desde del año 2005 las exportacio­nes mexicanas de muebles habían decaído en 80% por la competenci­a china y quienes se resistiero­n a esta competenci­a y la de las grandes muebleras fueron los pequeños productore­s, como los que se encuentran en algunos de los 300 locales en el mercado de muebles de la Lagunilla en la CDMX: “La diferencia más importante es el lujo. Allá podrías encontrar diferentes tipos de maderas y acabados, aquí lo que tenemos es esencialme­nte pino”.

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La tienda de la compañía Hermanos Vázquez S.A., sucursal Buenavista, en una fotografía de los años sesenta, en la esquina de Aldama y Carlos J. Meneses. Esta tienda fue la primera de esta cadena.
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Vista actual de la tienda Hermanos Vazquez en Buenavista.

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