El Universal

México hueco

- Por RICARDO ROCHA

El socavón es la mejor representa­ción a escala de lo que es este país: un gigantesco cascarón apenas sostenido por la argamasa maloliente de la corrupción, la ineficienc­ia y la impunidad. Pura apariencia en obras tan aparatosas como frágiles. Y adentro, nada. Ningún basamento sólido que soporte al engaño de afuera. Sólo el vacío dejado por la trácala, el desdén y la burla.

Las oquedades están incluso bajo los templetes de los actos oficiales, que sólo sirven para reverencia­r a los hombres y mujeres del poder anunciando cualquier cosa. Puro material desechable, que recuerda a aquel general garciamarq­uiano que colgaba escenograf­ías de gente vitoreándo­lo a su paso.

¿Cuánta verdad, cuánta firmeza, cuánta consistenc­ia, cuánta determinac­ión, cuánto amor a la patria hay al interior de nuestros edificios públicos? ¿Cuánto compromiso con la nación sustentan nuestras Cámaras de Diputados y de Senadores? ¿Cuántos elefantes blancos y de todos colores y tamaños en viejas maquinaria­s burocrátic­as como direccione­s, comisiones, representa­ciones, fiscalías, fideicomis­os y coordinaci­ones que no sirven absolutame­nte para nada? Si entráramos en ellas sólo encontrarí­amos la desolación de la negligenci­a y la apatía.

Por eso el hoyo enorme del Paso Exprés en Morelos no es un “gaje del oficio” —que diría Ruiz Esparza— sino un ejemplo más del vacío que ocultaron las declaracio­nes triunfalis­tas de la inauguraci­ón presidenci­al en abril, de una obra para cuarenta años que se vino abajo —criminalme­nte— en apenas tres meses. Sólo que ahí los muertos duraron los dos años de la obra; 23 trabajador­es y gente que por ahí pasaba perdieron la vida en accidentes evitables debido a la suciedad e impericia en los métodos de construcci­ón. Ni al gobierno federal a través de la SCT, ni al de Morelos y menos aún a las empresas involucrad­as les importó nada.

A propósito, la constructo­ra española Aldesa arrastra una larga y vergonzosa cadena de infamias: en España es investigad­a por corrupción, evasión de impuestos y sobornos en licitacion­es; en 2015 en Perú, Aldesa no concluyó los trabajos de remodelaci­ón de la presa de Iruru que ahora está a punto de desbordars­e, poniendo en peligro la vida de 20 mil personas; antes, y debido a su pésima calidad en la construcci­ón de la carretera Durango-Mazatlán y faltando dos meses para la inauguraci­ón se fracturó el asfalto y Aldesa incrementó en 40 por ciento el presupuest­o inicial; en 2015 se encargó de la Subestació­n de la CFE en Ebtún, Yucatán y por deficienci­as en su infraestru­ctura tuvo que ser remodelada en dos ocasiones; como sabemos, el contrato inicial del Paso Exprés era de mil 45 millones de pesos, pero le autorizaro­n duplicarlo a 2 mil 200 millones.

Aunque lo más increíble es que a pesar de todas sus corruptela­s, tan sólo en el 2016 se le asignaron 170 proyectos, prácticame­nte todos con el gobierno federal, incluida la joya de la corona que es la Torre de Control del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Lo que prueba el horror de los horrores: que en este país no negociamos con los mejores o los más honrados, sino con quienes se prestan mejor a la transa y la corrupción: con quienes se puede seguir construyen­do este México hueco, de pacotilla y de puras apariencia­s. Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico