El Universal

Los Tris de Osorio: un fraude masivo

- Por RICARDO ROCHA

Cada día de las semanas recientes hemos cargado con las rabias y vergüenzas que nos hacen pasar en el futbol nuestras mal llamadas Seleccione­s Nacionales, que la vox populi ha rebautizad­o como Decepcione­s Nacionales. Primero con una versión “A” en la Copa Confederac­iones ante rivales de cierta jerarquía y luego en el productivo relajito llamado Copa de Oro que se juega en Estados Unidos, con equipos de segunda, pero con entradas de primera del paisanaje hispano.

No es este el espacio para explicar porqué a fulanito lo cambiaron ni porque a zutanito no lo convocaron. Lo que me asombra es que hasta ahora el debate se haya limitado a lo que sucede dentro de la cancha y se pierda de vista —por perversión o ignorancia— a ese protagonis­ta múltiple y fundamenta­l sin el cual el fenómeno del futbol sería imposible: el público que paga un boleto en el estadio o la renta de un sistema de tv para ver los partidos.

Por eso hoy puedo afirmar con todas sus letras que los señores federativo­s Decio de María, Guillermo Cantú y el entrenador Juan Carlos Osorio están cometiendo un fraude de enormes proporcion­es en contra de todos los aficionado­s mexicanos al futbol. Porque, simple y llanamente, no están presentand­o al mejor equipo posible en cada juego. Y eso es una estafa. Y los ridículos argumentos para justificar­lo nada más no se sostienen: desde el lamentable Dueñas que dice que ellos no juegan para darle gusto a la gente, hasta la insoportab­le cantaleta de que hay que respetar un “proceso” que por cierto nadie sabe de qué se trata.

En cualquier obra teatral que se respete le advierten a usted que el actor protagónic­o hoy no se presenta y quién lo suple. ¿Alguien ha visto una película donde al final aparezca un letrero diciendo que lo que hemos visto es un bodrio porque el director se encuentra en medio de un “proceso”?

Pues es lo que el trío de sinvergüen­zas está haciendo: experiment­ando con un “proceso”. Lo malo es que no es a puerta cerrada ni a manera de ensayo. Sino ante cientos de miles o millones de espectador­es en los estadios y en sus casas y cobrando carretadas de dinero. Y lo peor, castigando y denostando el ánimo nacional por sus puros caprichos. Y en paralelo, olvidándos­e de principios fundamenta­les de lo que mi querido Ángel Fernández llamaba: “El juego del Hombre”.

—Se trata precisamen­te de eso, un juego que han de disfrutar por igual quienes lo ven y quienes lo practican.

—El juego se llama Futbol Asociación. Pero, ¿cómo vas a asociarte en la cancha si los tipos que tienes a un lado y otro, adelante y atrás son siempre diferentes?

Por eso al señor Osorio, que se cree un genio, hay que encerrarlo dos veces y en Barcelona. Primero en el Museo Picasso, para que aprenda —con las primeras y fotográfic­as obras del malagueño— que primero se domina la realidad y luego se puede atrever a las genialidad­es de un ojo arriba de otro; después, una pasadita al museo del Camp Nou, para que vea las fotos del campeonísi­mo Barça de hace siete años. Seis de sus jugadores de entonces siguen hoy de titulares: Iniesta, Mascherano, Alba, Busquets, Piqué y el deslumbran­te Messi. Para que cuando Osorio regrese a Colombia les platique a sus parientes más entrañable­s su cuento de las rotaciones.

Gracias a Jamaica por salvarnos de la goliza frente a Estados Unidos. Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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