En Tláhuac hay dos cosas que no se esconden
En Tláhuac, nos dicen, hay dos cosas que no se pueden esconder: el dinero y las relaciones con el extinto capo Felipe de Jesús Pérez Luna, alias El Ojos. Es el caso del delegado de Tláhuac, Rigoberto
Salgado. Autoridades federales tienen como colaborador a un testigo, que aseguran, conoce por dentro la organización criminal de El Ojos, y que los ha orientado en los lugares que tienen que investigar para encontrar la ruta del dinero, del lavado de dinero, con el fin de judicializar el caso del delegado. Adicionalmente, cuentan con el teléfono del capo, en el que, aseguran, constan llamadas a don Rigoberto, quien inocentemente ofreció poner su teléfono a disposición de las autoridades. “El problema es que el teléfono del delegado está en el de El Ojos, nadie dijo que el delegado tiene a El Ojos en su directorio de contactos, o en su WhatsApp”, comentó con ironía un funcionario. De este modo, comentan, se están atando cabos para preparar una investigación sólida que permita obtener una condena. Por cierto, nos recuerdan, en el caso del delegado de Tláhuac, como en el de todos los de la CDMX, él no cuenta con fuero, ni es necesario que la Asamblea Legislativa lo destituya, pues si la investigación estuviera lista mañana, mañana mismo se le podría detener sin violar sus derechos.