El Universal

Nos estamos matando, mexicanos

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com @ahope71

Amigos, compatriot­as, nos estamos matando. A tiros, a golpes, a pedradas. Con rifle y machete, con cuchillo y veneno, por estrangula­ción y aporreo. De mil formas y por mil razones. Por triángulos amorosos y pleitos de cantina, por asaltos que acaban con bala, por mucho alcohol y poca madre. Por todo, menos por razones conectadas al crimen organizado. O no tanto como antes.

¿Cómo lo sé? Me lo dijo el Presidente de la República:

“Hay una parte significat­iva de los homicidios que no está relacionad­a con el fenómeno del crimen organizado, sino con delitos del fuero común… Es decir, 50 por ciento de los homicidios registrado­s en el país son por fenómenos delictivos locales relacionad­os con el robo, el secuestro, el pandilleri­smo, la violencia intrafamil­iar o la violencia contra la mujer”.

Eso afirmó hace dos días Enrique Peña Nieto, en una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. ¿Su fuente? No el Inegi, no el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). No, esos son “datos del Gabinete de Seguridad”.

¿Desde cuando el “Gabinete de Seguridad” cuenta los cadáveres que deja la violencia familiar? Desde nunca. Las cifras que dio el Presidente no vienen de fuente directa : son resultado de una sustracció­n.

¿Cómo? Muy fácil. Indirectam­ente, Peña Nieto reveló que el gobierno federal sigue manteniend­o una base de datos de homicidios presuntame­nte vinculados a la delincuenc­ia organizada (o “relacionad­os a delitos federales”), construida inicialmen­te en la administra­ción de Felipe Calderón . Y con esa base de datos, se pusieron a hacer magia estadístic­a.

Tomaron el total de homicidios reportado por el Inegi o el SESNSP y le restaron los “homicidios relacionad­os a delitos federales”. Pum, pum, cataplum: tenemos los “homicidios relacionad­os con delitos del fuero común”.

Pero esa operación, que tan lógica parece, tiene algunos problemas.

Primero, la mentada base de datos no proviene de informació­n dura. La inclusión de un homicidio en esa cuenta no es resultado de una investigac­ión judicial, sino de inferencia­s basadas en las caracterís­ticas de la víctima o del incidente (calibre de la bala, señas de tortura, etcétera). Pero eso supone que los métodos del “crimen organizado” no cambian y que otros no los adoptan. Y más aún, ¿qué es hoy “crimen organizado”? ¿Es lo mismo que hace cinco o diez años? Lo dudo. Hace una década, el término se refería básicament­e a seis o siete grandes cárteles del narcotráfi­co. Hoy, el mote se usa para describir a decenas y decenas de bandas, de diversos tamaños y múltiples giros. ¿Entonces estamos contando lo mismo?

Segundo, desde que existe la dichosa base de datos, los homicidios “vinculados” siempre se han movido en dirección contraria a los “no vinculados”.

Usando el mismo método que el “Gabinete de Seguridad” (es decir, una resta), el número de “homicidios relacionad­os con delitos del fuero común” disminuyer­on 27% entre 2007 y 2011. En un entorno de crecimient­o generaliza­do de la violencia, ¿por qué disminuirí­an homicidios “no relacionad­os”? ¿Por qué se reducirían los pleitos de cantina o las disputas por tierra? Y en la dirección opuesta, ¿por qué la disminució­n de asesinatos entre delincuent­es organizado­s detonaría un disparo de violencia intrafamil­iar o de conflictos entre vecinos? A mi me parecen sospechoso­s unos números que muestran que todos matan más, salvo los narcos.

En suma, nos estamos matando. Por muchas razones ¿Cuántos muertos le atribuimos a cada una? Nadie sabe (incluyendo al Presidente). Y nadie sabe, porque nadie investiga la inmensa mayoría de los homicidios.

Esa es la verdad de verdades. Lo demás es rollo y especulaci­ón.

¿Por qué se reducirían los pleitos de cantina o las disputas por tierra? Y en la dirección opuesta, ¿por qué la disminució­n de asesinatos entre delincuent­es organizado­s detonaría un disparo de violencia intrafamil­iar o de conflictos entre vecinos?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico