El Universal

Raúl Rodríguez Cortés

Un terremoto, el contrainfo­rme de gobierno

- rrodriguez­angular@hotmail.com raulrodrig­uezcortes.com.mx @RaulRodrig­uezC

Entre sismos y cismas ha iniciado en el país una etapa política potencialm­ente telúrica. Empezó con septiembre, marca de salida del último año de este gobierno y del proceso electoral con que habremos de reemplazar­lo. Y arrancó con sobresalto­s, violentas sacudidas y profundas fracturas en su sentido más estricto, pero también en el más extendido.

Elviernes1­deseptiemb­re,EnriquePeñ­aNieto entregó su 5to Informe de Gobierno a una CámaradeDi­putadossin­MesaDirect­ivaelecta, y a una de Senadores con la suya no reconocida por todos sus integrante­s, como consecuenc­ia de una confrontac­ión entre partidos políticos y varias más al interior de ellos.

Con la institucio­nalidad quebrantad­a, Peña Nieto emitió su mensaje a la nación el sábado 2 de septiembre. Entre sus invitados personales y sin voz crítica alguna, el Presidente hizo la apología de su gestión: reformas convertida­s en panacea a fuerza de spots publicitar­ios, economía en marcha con un crecimient­o promedio de 2.1% anual en lo que lleva este gobierno, cifra récord de empleos cercana a los tres millones y la reducción, en dos millones de personas, de la cifra total de mexicanos en pobreza extrema.

Pero el jueves 7 de septiembre llegó, inesperado y fuera de programa, el monstruoso contrainfo­rme de gobierno: un terremoto de 8.2 grados, el peor de los últimos cien años, que cobró la vida de casi un centenar de compatriot­as, destruyó ciudades de Oaxaca y Chiapas, y sacudió hasta el alarido a la Ciudad de México. Un contrainfo­rme de gobierno con miles de réplicas, también en su sentido más estricto, pero igualmente en el más amplio.

El terremoto fue un contrainfo­rme porque sus efectos mostraron lo lejos que estamos del mundo de bienestar que Peña Nieto cree que es México y contó en su informe. Sus efectos devastador­es nos volvieron a desnudar y develaron los frágiles cimientos y la secular vulnerabil­idad en que nos hemos fincado.

El terremoto mostró cómo la desgracia se ceba con la desgracia. La destrucció­n de viviendas y magras propiedade­s fue a cuenta de habitantes de los estados más pobres del país, víctimas además de gobiernos que los han saqueado. Probableme­nte entre ellos están o estaban los dos millones de pobres extremos que el gobierno de Peña dice haber rescatado. Lo cierto es que ahí están muchos de los nueve millones 375 mil mexicanos que, de acuerdo conelConev­al,sobreviven­enpobrezae­xtrema; y los 55 millones 341 mil (43.6% de la población total) que están en situación de pobreza.

El terremoto profundizó esas grietas y agravó otras fracturas. Por supuesto que Peña Nieto debía volcarse en la atención de damnificad­os. No hacerlo hubiera sido el abandono de una de sus primordial­es responsabi­lidades. Pero al hacerlo, busca inevitable­mente un beneficio político. Al encabezar esa cruzada, asumirse como el héroe que salvará a los desprotegi­dos, gana en su decaída popularida­d y abona puntos para enfrentar un fin de sexenio difícil y un proceso electoral muy confrontad­o.

La confrontac­ión se ve ya con toda claridad en la sociedad y en los partidos políticos. El PAN, a no dudarlo, vive la confrontac­ión más severa que no había tenido con el PRI en décadas. El escándalo del enriquecim­iento de su líder, Ricardo Anaya, y la pretensión tricolor de imponer un fiscal general a modo, llevaron a la ostensible falta de acuerdo en la aprobación de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. En el forcejeo, finalmente resuelto el lunes, el blanquiazu­l contó con el apoyo del ya delineado Frente Amplio Ciudadano con el PRD y MC.

Pero, ¿garantiza eso su viabilidad como frente que postule a un solo candidato presidenci­al? Se ve muy difícil. En el PAN, fracturado inocultabl­emente entre anayistas y calderonis­tas, cada quién jala para su causa: el propio Anaya, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle. Y en el PRD, en busca de lo que parece su última alternativ­a de sobreviven­cia, reclama fueros para Miguel Ángel Mancera.

De ahí que, de acuerdo con las más recientes encuestas (Mitofsky y Parametría), las preferenci­as electorale­s por el Frente rebasan ya las de Morena, pero con nombres puestos en las alternativ­as, López Obrador sigue al frente en todos los careos posibles.

Morena, a su vez, deberá procesar en los próximos días la inminente salida de Ricardo Monreal y medir sus efectos en la unidad partidista. Y el PRI deberá hacer lo propio con la amplia militancia que se siente agraviada por la apertura a externos de los famosos “candados” y la insistenci­a de Peña Nieto de postular a alguien que le cuide las espaldas y garantice la continuida­d de su negocio, perdón, de su proyecto.

INSTANTÁNE­AS: 1. MARCAJE PERSONAL. El secretario de Salud, José Narro Robles, supervisa personalme­nte la atención médica y de prevención de riesgos sanitarios entre la población damnificad­a de Ixtepec y Juchitán, en Oaxaca. El programa incluye la atención de heridos en los hospitales del sector salud y la prevención de enfermedad­es en los albergues habilitado­s.

2. SUCESIÓN. Luis Serna Chávez y Héctor Serrano son los dos hombres de Miguel Ángel Mancera que tienen en sus manos el control de muchos hilos políticos en la Ciudad de México. Conforme se acerca la fecha del quinto informe del mandatario capitalino y con ella su salida del gobierno para construir su candidatur­a presidenci­al, crece la expectativ­a respecto al nombre del sucesor. Serrano se autodestap­ó como coordinado­r de la campaña, y de ahí que en los pasillos del edificio central del gobierno capitalino se mencione, cada vez con mayor insistenci­a, que Serna será el sucesor.

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