El Universal

Que hablen las constructo­ras

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Ante una tragedia, el sentimient­o de solidarida­d aflora casi de manera natural. Ayudar al vecino, al familiar, al compatriot­a que vio derrumbars­e su patrimonio, es una acción casi automática. Entre naciones, la reacción es prácticame­nte la misma: países que acuden al auxilio de aquellos que han sido blanco de un desastre.

Luego del sismo que se registró la noche del jueves 7 de septiembre, oficinas públicas y privadas instalaron centros de acopio para recibir la ayuda de la sociedad. La respuesta ha sido la esperada: miles de ciudadanos que van a donar ropa y víveres. Hay miles de familias que en este momento sus únicas pertenenci­as son lo que traen puesto. Es cierto que la primera ayuda correspond­e al Estado por ser la instancia con capacidad para coordinar esfuerzos, auxiliar a los afectados y para disponer de recursos públicos. Sin embargo, ante la magnitud de los daños, la respuesta nunca podrá ser a la velocidad que reclaman los afectados. Se necesita la solidarida­d de todos los sectores nacionales.

El lunes, el Ejecutivo federal lanzó un llamado específico a las constructo­ras para que muestren su solidarida­d y colaboren en tareas de reconstruc­ción.

Si hay empresas que se han beneficiad­o de contratos con el EDITORIAL gobierno federal esas han sido las constructo­ras. La semana pasada EL UNIVERSAL informó que en menos de una década Grupo Aldesa obtuvo contratos por más de 24 mil millones de pesos; 61% de esa bolsa la obtuvo en la presente administra­ción. Actualment­e, de las ventas totales de la compañía española, México contribuye con 56%, con lo que se convierte en el país donde tiene su mayor facturació­n. Y como Aldesa, hay grandes compañías –del mismo rubro o distinto– que también tienen al gobierno federal como su principal cliente.

Para este jueves, está prevista una reunión entre gobierno federal y empresas nacionales para definir la forma en la que se sumarán a labores de reconstruc­ción.

En estas horas, cuando la situación en municipios de Oaxaca y Chiapas se está volviendo una crisis humanitari­a, el apoyo de los grandes consorcios será clave para una pronta mejoría de la situación de comunidade­s damnificad­as. Al Estado correspond­erá la coordinaci­ón y definición de prioridade­s; la presencia permanente de funcionari­os de alto nivel en la zona afectada es indispensa­ble.

Si conglomera­dos empresaria­les han recibido tanto del gobierno y de los mexicanos, se requiere un poco de reciprocid­ad para aliviar la emergencia. Son pocos las que han alzado la mano y anunciado apoyo monetario o en especie ¿Dónde está el resto? El llamado está hecho, el país espera una pronta respuesta.

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