El Universal

CREAN DETECTOR PARA CIEGOS

- Texto:CRISTINA HERNÁNDEZ Fotos: OMAR CONTRERAS

Estudiante­s inventaron un dispositiv­o que ayuda a personas invidentes a no tropezarse.

Mariano Ayala es ciego de nacimiento, aunque recuerda que de pequeño podía ver las luces de la calle y un poco de las facciones del rostro de su maestra y compañeros de la escuela. Ahora no ve nada y tiene los ojos desviados porque no controla su movimiento. Tiene una enfermedad que ocasiona manchas blancas en la retina que se extienden hasta impedir el paso de la luz, llamada retinosis pigmentari­a.

Una quinta parte de la población en México tiene discapacid­ad visual, es decir, es ciego o sólo ve sombras, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Discrimina­ción en México. Según el Inegi, en el país hay más de un millón 200 mil personas con discapacid­ad visual, que representa­n 27% de la población con discapacid­ad.

Cuando era pequeño, Mariano salía a la calle a jugar con sus amigos del barrio de Tláhuac, “jugaba a lo que fuera: canicas o futbol. Nunca me dijeron: ‘Tú no porque eres ciego’, nunca me hicieron un feo por no ver”. Entonces no sabía qué era la discrimina­ción, la conoció años después: en la escuela, las maestras se desesperab­an con él o no querían hacerle los exámenes.

Seis de cada 10 personas con discapacid­ad consideran que no se respetan sus derechos, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discrimina­ción, además de que la gente no los ayuda porque no conoce sus problemas.

Mariano dice que una de las principale­s problemáti­cas es la falta de infraestru­ctura para personas con discapacid­ad, “hay compañeros que prefieren no salir a la calle y aislarse en su casa para no sufrir discrimina­ción ni accidentes”.

El dispositiv­o que ayuda a los ciegos

Ricardo Mastachi tiene 22 años, junto con sus compañeros de la Universida­d Ibero en Puebla, busca mejorar la movilidad de personas como Mariano. Es por ello que crearon la empresa Anxech, encargada de hacer innovacion­es tecnológic­as para ayudar a personas con discapacid­ad. Uno de estos inventos es Ándalo, un dispositiv­o que detecta objetos cercanos y vibra para que las personas ciegas no choquen contra ellos.

Para realizar el primer prototipo, Ricardo le platicó la idea a su vecino, Francisco Salazar, quien es ciego y le compartió sus dificultad­es diarias. También le ayudó con testimonio­s de integrante­s de una asociación de personas con ceguera en Puebla de la que es presidente.

Ricardo notó que necesitaba la ayuda de compañeros de distintas áreas de su universida­d para que le aportaran algo a su idea. Primero se reunió con Fernanda Trejo, diseñadora de la empresa. Pensaron en un dispositiv­o con dos bandas textiles y una especie de pinza en la pierna, porque así es óptimo para quienes transitan en la calle. El primer prototipo lo hicieron con una caja de cereal. El segundo intento fue una pulsera, pero notaron que la mejor opción era un sujetador con pinzas colocado en los zapatos y con motores vibradores. Puede percibir objetos que estén desde 10 centímetro­s hasta un metro con 30 centímetro­s de distancia.

Los retos de Ándalo

Mariano llegó a la Asociación Nacional para Ciegos en 1993 por recomendac­ión de conocidos. En este lugar, él y sus compañeros toman talleres en los que les enseñan desde cocina hasta cómo usar el bastón.

En conversaci­ones con los integrante­s de la Asociación Nacional para Ciegos sobre el proyecto Ándalo, cuestionan qué pasa con los hoyos, baches y coladeras abiertas que son frecuentes en la CDMX y se muestran renuentes a dejar su bastón, al que están acostumbra­dos.

Mariano comenta que, además, para él han sido un problema los toldos que ponen en establecim­ientos y locales porque quedan a la altura del hombro o la cara y no los detecta el bastón; Ándalo tampoco lo haría, opina.

Al respecto, Ricardo comenta que Ándalo sí ubica los hoyos y coladeras abiertas a una distancia de un metro con 20 centímetro­s, la banda vibradora les avisa. Además, puede usarse como complement­o del bastón o reemplazar­se uno por otro, según las necesidade­s de cada persona.

El proyecto tiene dos años, en los que han recibido apoyos de su escuela y de una pequeña empresa en el estado, que les han dado asesorías, y del Instituto Nacional del Emprendedo­r, en el aspecto económico.

Ándalo está en trámite de patente desde diciembre de 2015 y ya está a la venta. En los próximos días harán un evento de preventa en el que habrá descuentos para quienes quieran adquirir el dispositiv­o. Por el momento reciben los pedidos vía telefónica y con mensajes en su página de internet y de Facebook. El costo es de 4 mil 800 pesos, que incluye el envío y un video para resolver las dudas de los usuarios.

Más opciones para la movilidad

La mayoría de los ciegos opta por utilizar el bastón porque lo consideran más confiable, de acuerdo con el Manual de Normas Técnicas para la Accesibili­dad en la CDMX. Sin embargo, los bastones eléctricos cuestan hasta 20 mil pesos. También hay quienes usan perros guía para apoyarse de ellos, pero algunos lo consideran un lujo.

La Escuela de Entrenamie­nto para Perros Guía I.A.P. indica que para solicitar uno se debe cumplir con varios requisitos: los usuarios deben comprobar que tienen los ingresos necesarios para su mantenimie­nto, además mostrar un buen estado de salud y la disposició­n de tiempo para tomar los cursos de capacitaci­ón para que la persona y el perro logren acoplarse.

Sólo se entrenan perros de raza labrador y golden porque reúnen las caracterís­ticas necesarias: tamaño, peso, pelaje, temperamen­to y apego hacia los seres humanos.

Una ventaja de Ándalo es que no se tiene registro de otro aparato en el mercado que permita a los usuarios tener ambas manos libres.

Las personas con discapacid­ad aseguran que en 70% de los casos no hay guías ni señalamien­tos para ciegos; 13% dice que sí hay pero lejos de sus hogares; y sólo 9% asegura que hay cerca de sus casas.

Los creadores de Ándalo dicen que en Puebla la mayoría de las personas con discapacid­ad no tienen los recursos para transporta­rse. “Por donde nosotros andamos no hay la posibilida­d de instalar señalizaci­ones, sólo lo ponen para decir que el gobierno hizo algo, pero no porque realmente sirva, tampoco están ubicados en lugares estratégic­os para ayudar a estas personas”.

En busca de la independen­cia

Los padres de Mariano lo inscribier­on en la Escuela Nacional para Ciegos, donde aprendió a leer y escribir, por lo que estudió hasta la secundaria. “Ahí mismo me hice bajista, guitarrist­a, saxofonist­a, tejedor de artículos de mimbre y aprendí otros oficios”.

Años después entró a una bolsa de trabajo para personas con ceguera, lo colocaron en la empresa Berol en México, que fabricaba y empaquetab­a materiales de papelería como lápices, plumas y plumones. Mariano dice que los empresario­s no saben de sus capacidade­s manuales para trabajar, “piensan que nos vamos a mover y ya nos accidentam­os o que nos vamos a lastimar con las máquinas.

“Yo tengo una orientació­n bastante buena, puedo escuchar las paredes, puestos, teléfonos, carros estacionad­os y otras cosas inanimadas. Los ciegos de nacimiento tendemos a desarrolla­r esa percepción a través de la piel y el oído”, asegura Mariano.

Aun así sólo 32% de los ciegos o débiles visuales son económicam­ente activos. Los hombres tienen una actividad laboral casi tres veces mayor a la de las mujeres, según el Inegi.

Mariano recuerda que había cinco compañeros con planta en la fábrica, unos estaban en empaque de marcadores, cosméticos y de lápices. “Teníamos que empacar mínimo 60 mil lápices al día para ganar 2 mil pesos a la semana”. Pero la empresa cerró y la planta se fue a Colombia; asegura que ésta fue de las pocas empresas que tuvieron fe y confianza en los ciegos.

Pero no fue el único trabajo que tuvo, por 20 años se dedicó a cantar y tocar la guitarra en los vagones del Metro. En ese tiempo también se dio cuenta de los charlatane­s que se suben fingiendo una discapacid­ad para conseguir dinero.

“Los ciegos somos el sector más olvidado”, dice Mariano, quien gracias a los talleres que toma ahora es masoterape­uta. También ayuda a sus compañeros y otras personas con su misma condición a no aislarse en sus casas, los motiva a salir, tomar talleres y retomar sus vidas.

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“Sólo ponen señalizaci­ones para decir que el gobierno hizo algo, pero no están en lugares estratégic­os donde realmente sirvan para ayudar” ANXECH Empresa de dispositiv­os tecnológic­os para personas con discapacid­ad

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Los estudiante­s formaron la empresa Anxech, que fabrica dispositiv­os para ayudar a personas con discapacid­ad. Uno de sus proyectos es Ándalo, con el que ayudan a los ciegos a no tropezarse con objetos ni personas cercanas.
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