Las claves para el otoño
LA FIRMA PREFERIDA POR LA REALEZA Y LAS CELEBRIDADES
Sin lugar a dudas, una de las propuestas que sobresalió en esta edición de París Fashion Week fue la colaboración de Balenciaga con la marca Crocs, famosa por sus zapatos de descanso. Demna Gvasalia, director creativo de la firma, presentó en la pasarela este calzado en rosa chicle, verde, amarillo y negro, con una plataforma de 10 centímetros, lo que ocasionó una ola de comentarios en las redes sociales.
Más allá de lo trivial, esta pieza es un guiño a la situación actual de la industria: la apropiación de objetos de uso “común” que son trasladados al mercado de lujo como un recurso “vanguardista” para elevar su valor al máximo, el cual, transforma no solo al objeto mismo, sino al entorno que lo rodea. Una clara necesidad de demostrar la capacidad de la industria de tomar parte de la realidad y hacerla suya sin importar qué tan atractivo o no sea para el público.
¿Plagio o Inspiración?
El (ahora) icónico calzado de Crocs por Balenciaga no es el primero en aparecer en una pasarela de moda. En 2016 el diseñador Christopher Kane los propuso en su línea de primavera-verano 2017. Con un efecto marmoleado y con piedras minerales como charms, los crocs de lujo vendieron miles de dólares a las pocas horas de salir a la venta. Aún así, la crítica y periodista de moda, Sara Mower los clasificó como “el calzado menos rescatable que la moda había visto jamás”.
A su vez, Roberto Piqueras, en su colección de otoño-invierno 2014 presentó un modelo de crocs con plataforma, similar al zapato de Balenciaga. El español quiso apostar por algo más extravagante: tomó prestada la estética del calzado y la transformó en un objeto con plataformas color blanco. ¿Inspiración? Aún así, el sitio Diet Prada declaró que tal vez esto “solo sea un remix y un buen styling de Lotta Volkova”.
Sea cual sea la razón, de algo estamos seguros: los nuevos crocs de Balenciaga se convertirán en un objeto de culto y en la clara representación de la estética de lo antiestético.
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