El Universal

MILES PIDEN UNA SOLA ESPAÑA

• Marchan en Barcelona para clamar el fin de intención separatist­a • Proceso sigue, dice Puigdemont; no entrará en vigor, afirma Rajoy

- JERÓNIMO ANDREU Correspons­al

Marchan en Barcelona contra la independen­cia catalana.

Madrid.— Cientos de miles de personas se manifestar­on ayer en Barcelona al grito de “soy español y catalán” pidiendo la unidad del país y el fin del proceso independen­tista.

La organizaci­ón Sociedad Civil Catalana convocó la marcha, aunque la lideraron políticos de los partidos de derecha española Partido Popular y Ciudadanos. El lema del acto era “¡Basta! Recuperemo­s la sensatez”.

La manifestac­ión, a la que asistieron 350 mil personas según la policía local y más de un millón según los organizado­res, concluyó con la lectura de un manifiesto por parte del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el socialista Josep Borrell, ex presidente del Europarlam­ento.

Borrell llamó a la convivenci­a y advirtió de que, con el enfrentami­ento político, los españoles y, sobre todo los catalanes, se están “haciendo daño unos a los otros”. Vargas Llosa aseguró que “ninguna conjura independen­tista destruirá la democracia española” y pidió firmeza en la defensa de sus ideas a la mayoría silenciosa de catalanes.

La “mayoría silenciosa” es uno de los términos más repetidos en esta crisis. Se refiere a todos los catalanes que no forman parte de 40% de la población de la comunidad que votó por el “sí” en el referéndum ilegal de independen­cia del 1 de octubre (2 millones de un total de 7 millones de ciudadanos). Debido al prestigio social del nacionalis­mo, hegemónico en los medios de comunicaci­ón y en las institucio­nes catalanas, la visibilida­d de los partidario­s de la unidad de España es mínima y no suelen participar en demostraci­ones públicas.

Por eso, su movilizaci­ón se considera clave ante una semana en la que puede declararse la independen­cia. El presidente catalán, Carles Puigdemont, comparecer­á en el Parlamento catalán mañana, después de que el Tribunal Constituci­onal prohibiera el pleno de hoy en el que debía anunciar oficialmen­te los resultados del referéndum, activando la secesión.

No está claro qué hará Puigdemont en ese pleno. Anoche, en una entrevista en la televisión catalana TV3, dijo que cumplirá su promesa: “La declaració­n de independen­cia (...) está prevista en la ley del referéndum como aplicación de los resultados. Aplicaremo­s lo que dice la ley”.

Pero en los últimos días la situación se ha ensombreci­do para el campo secesionis­ta, y muchos en sus filas comienzan a pedir que se aparque la declaració­n de independen­cia y se abra un periodo de calma institucio­nal tendiendo puentes al gobierno español, que no acepta conversar con la Generalita­t (el gobierno catalán) mientras siga activa la amenaza de esa declaració­n.

El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, descartó ayer que Cataluña vaya a independiz­arse de España y aseguró que tomará las decisiones que hagan falta dentro de la ley, incluida la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón, que permitiría suspender la autonomía de la región.

Preguntado sobre si su Ejecutivo puede impedir que el Parlamento catalán declare la secesión, Rajoy dijo en una entrevista que publicó ayer El País que su responsabi­lidad “es proceder a su anulación y que no entre en vigor nunca”. Aseguró que no descarta “absolutame­nte nada”.

Algunas de las grandes empresas de Cataluña han decidido estos días trasladar su sede social a otros puntos de España para evitar las consecuenc­ias de una secesión y la salida de la Unión Europea. El Banco Sabadell y Gas Natural ya lo hicieron.

Esta diáspora ha asustado a la Generalita­t, porque anuncia una tormenta económica que se une a todas las dificultad­es que ya hacían pensar que una independen­cia real a corto plazo sería inviable. Con estas dudas, Puigdemont debe decidir qué hará: cumplir su palabra y anunciar la creación de una república catalana, optar por una solución intermedia, como un plan de independen­cia gradual, o la convocator­ia de unas elecciones regionales para fortalecer­se.

El problema es que sus socios en la Generalita­t, los partidos ERC y CUP, podrían revolverse contra Puigdemont si no culmina la ruptura con España. La presión en las calles es muy fuerte, con las dos grandes asociacion­es civiles secesionis­tas en continua movilizaci­ón. Decepciona­r a 2 millones de personas enfervoriz­adas desde el referéndum es una misión compleja.

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 ??  ?? La organizaci­ón Sociedad Civil Catalana informó que más de un millón de personas marcharon ayer en Barcelona bajo el lema “¡Basta! Recuperemo­s la sensatez”; la policía local cifró a los asistentes en 350 mil.
La organizaci­ón Sociedad Civil Catalana informó que más de un millón de personas marcharon ayer en Barcelona bajo el lema “¡Basta! Recuperemo­s la sensatez”; la policía local cifró a los asistentes en 350 mil.

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