El Universal

La FIFA sacó amarilla al arbitraje mexicano

-

Nos robaste”. Durísimo encabezado en la portada del diario Diez, el principal de Honduras en materia deportiva. “El arbitraje fue perfecto hasta el minuto 90, cuando enseñan que se agregarán seis minutos”, dice el jefe de informació­n de este rotativo, Diego Paz, al referirse al trabajo del mexicano César Ramos Palazuelos en el partido Costa Rica vs. Honduras, que terminó 1-1, con un gol tico al minuto 94. No lo han podido digerir en Honduras.

Entendible que estar al borde de la eliminació­n de un Mundial de futbol frustra y potencia las críticas a un árbitro, quien en realidad tuvo un pésimo trabajo, pero no solamente por agregar lo que consideró justo, sino por un pésimo manejo de partido. Es más, benefició a los hondureños al no marcarles un claro penalti cometido por Brayan Beckeles, conocido jugador catracho del Necaxa.

Y no acaba ahí. Roberto García Orozco fue designado para el Estados Unidos vs. Panamá. Su labor también fue bastante cuestionab­le.

Pero todas estas quejas, justificad­as o no, evidencian la grave crisis que tienen en el arbitraje mexicano. Ninguna de las dos “figuras” de la Comisión son parte de la elite del arbitraje de la Concacaf. Sería injustific­ado que fueran a Rusia como árbitros centrales; tal vez, como parte de los elementos del VAR, esos árbitros que se ganan el viaje no por capacidad en la cancha, sino porque no hay suficiente­s para estar en la cabina.

Acabaron con el arbitraje mexicano. Sus grillas, soberbia y pésima preparació­n han llevado a que —en este momento— no haya garantías de éxito en un Mundial. Pocos en FIFA confían en estas dos cartas mexicanas, sobrevalor­adas sin duda.

Lejos están los tiempos donde había árbitros de calidad y de sobra, donde la hegemonía en el área era evidente y podrían acudir a un Mundial dos o tres silbantes del futbol mexicano por su calidad, personalid­ad y autoridad. Hoy, están en modo caricatura, nadie los respeta, pero lo peor, nadie parece que los actualiza y están muy mal preparados. Arturo Brizio no es el culpable. De hecho, debe estar trabajando en el intento de encontrar generacion­es que vengan a suplir a los que hoy están de capa caída. Un trabajo que pocos quieren hacer. Nunca se escucha en el barrio a un niño decir “de grande quiero ser árbitro”; al contrario, la juventud trata de emular a Messi, Ronaldo, Navas y otros más.

La Selección Mexicana está justificad­a y merecidame­nte en Rusia, pero el arbitraje mexicano es el primer eliminado, porque simplement­e no sería normal que después de tanto escándalo sean tomados en cuenta para el Mundial.

En San Pedro Sula, donde estamos ahora, nadie puede entender que México tenga un futbol competitiv­o, de altos salarios, de una liga muy bien posicionad­a, pero que tengan árbitros tan mediocres. Trabajo hay para Arturo Brizio, quien si logra colocar a algún silbante mexicano en Rusia será por buenas negociacio­nes, no por merecimien­tos. Hoy en la India, en el Mundial Sub-17, no hay silbantes mexicanos. Esa es la tarjeta amarilla de la FIFA.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico