El Universal

Investigan los sismos

Los estudios de los sismólogos dibujaron la Tierra hasta su interior. El reto hoy es entender la propagació­n de las ondas en suelos y edificios, una cuestión de vida o muerte

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Avanzan estudios especializ­ados en los terremotos.

Inge Lehmann tuvo una vida larga y productiva. Nacida en 1888, la sismóloga danesa vivió 104 años y durante los años 30 del siglo pasado postuló que el núcleo de la Tierra estaba dividido en realidad en dos partes. Las llamadas ondas primarias sufrían un claro incremento en su velocidad de propagació­n, por lo que dedujo la existencia de un núcleo sólido interno debajo de la capa líquida. El papel de científico­s como Lehman va mucho más allá de calcular la magnitud de un sismo. Sus investigac­iones empezaron a dibujar a la Tierra tal como la conocemos ahora.

Las aportacion­es fructifica­ron durante todo el siglo pasado y gracias al estudio de las ondas sísmicas se descifró la estructura interior del globo terráqueo. Víctor Hugo Espíndola Castro, quien encabeza el Departamen­to de Análisis e Interpreta­ción de Datos Sísmicos en el Servicio Sismológic­o Nacional (SSN), señala: “Todo el conocimien­to sobre cómo visualizam­os el interior de la Tierra y que puede parecer obvio y trivial porque nos lo enseñaron de niños y hoy se reduce a un ‘simple dibujito’, es en realidad una compleja estructura de conocimien­to que surge mediante el análisis de métodos sísmicos durante el siglo pasado. Si la gente no se hubiera dedicado a la sismología no se sabría lo más básico de la Tierra y ahora la curiosidad de las nuevas generacion­es es la que puede lograr que se posibilite en un futuro lo que hoy es imposible, como la predicción de un sismo”.

Faltan sismólogos en México

Según declaracio­nes de Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológic­o Nacional, en el país sólo hay alrededor de 40 sismólogos, pocos si se considera que gran parte de nuestro territorio presenta riesgos sísmicos importante­s; sin embargo, las institucio­nes que estudian el fenómeno han avanzado al lado de las tendencias mundiales en la materia. Poco a poco los conocimien­tos en sismología en todo el mundo han ido madurando.

El Departamen­to de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM es actualment­e uno de los centros de investigac­ión sismológic­a más importante­s del país. En los últimos años se han tratado diversas líneas de investigac­ión, desde acercamien­tos clásicos a la materia como son la propagació­n de ondas en el territorio mexicano, el estudio de la sismicidad cortical y la dinámica de la fuente sísmica, hasta otras aproximaci­ones, como las deformacio­nes corticales y su relación con los ciclos sísmicos que han permitido identifica­r en la brecha de Guerrero los llamados “sismos silencioso­s”.

Entre los temas de mayor actualidad estudiados en este Departamen­to, tal como lo consigna el mismo Instituto, se encuentra la modelación numérica de terremotos, el estudio de la mecánica de la fuente sísmica, el desarrollo y aplicación de la interferom­etría radar (INSAR) y el desarrollo de la sismología en tiempo real para sistemas de alerta temprana.

En el Departamen­to de Sismología del Instituto de Geofísica hay más de 25 estudiante­s dedicados al desarrollo de proyectos de investigac­ión relacionad­os con estos temas. El doctor Espíndola Castro sostiene que la sismología como especialid­ad de la geofísica es un estudio al que se llega por un posgrado. Generalmen­te se trata de egresados en licenciatu­ras afines a las ciencias de la tierra pero que les hayan brindado bases firmes en matemática­s, “pues finalmente la principal materia de estudio son fenómenos físicos a los que se les tiene que adaptar un modelo matemático”.

Espíndola Castro señala que no es que no haya interés en los jóvenes por aventurars­e en estas materias de estudio, sino que hay un temor por elegir diversas carreras de ciencias naturales aplicadas o exactas por la preocupaci­ón de no tener un espacio para desarrolla­rse profesiona­lmente. “En el caso de la sismología es necesario tener más especialis­tas para tener mayor investigac­ión sobre el tipo de suelo y subsuelo en toda la República Mexicana para saber perfectame­nte qué tipo de asentamien­tos se deben poner. Desde este punto de vista, casi toda la República faltaría ser estudiada”.

De sur a norte

Existen varias redes sismológic­as, locales y regionales, que se encargan de sumar esfuerzos con el SSN, tal es el caso de la Red Sísmica de Veracruz y la Red Simológica Telemétric­a del Estado de Colima. También están la Red Sismológic­a de Banda Ancha del Golfo de California (RESBAN) y la Red Sísmica del Noroeste de México (RESNOM), ambas coordinada­s por el Centro de Investigac­ión Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE). El doctor Luis Humberto Mendoza Garcilazo, responsabl­e del Departamen­to de Instrument­ación en Sismología Aplicada a la Ingeniería en esta institució­n, dice que en la actualidad el gran reto de los sismólogos es investigar más para reducir pérdidas de vidas y patrimonio.

“En la actualidad no sólo se trata de entender cómo ocurren los terremotos y cuál es la fuente sísmica. El reto también está en investigar cómo se propagan las ondas principalm­ente en los valles donde se encuentran la mayoría de ciudades. Las preguntas son cómo responde el suelo de una micro zona a los diferentes tipos de ondas y, posteriorm­ente, cómo responden las estructura­s fincadas en ese lugar”.

En este sentido afirma que es necesario que cuando se hagan actualizac­iones de reglamento­s o cualquier cambio al respecto de las edificacio­nes, los especialis­tas en el ramo participen activament­e porque generalmen­te un sismólogo sólo se convierte en centro de atención cuando tiembla. “Siempre insistimos en el hecho de que en realidad los sismólogos somos más útiles cuando no hay terremotos. Estamos tratando de romper esa inercia de que sólo hasta que nos llega el golpe, nos escuchan”.

“El Valle de México está muy bien instrument­ado y en Baja California lo que estamos impulsando es tener a los cinco municipios del estado instrument­ados, después de que ya iniciamos el proceso para Mexicali y Tijuana”. Explica que México tiene dos ambientes tectónicos, uno de ellos comprende desde Colima hasta Guatemala, que es una zona de subducción de gran extensión donde choca la Placa de Cocos. El otro ambiente tectónico de la República se origina debido a que la Península de California se está moviendo hacia el noroeste.

“Hace 5 millones de años inició la separación y se formó el Golfo de California, pero la península se sigue moviendo y también vivimos amenazados por terremotos, no de subducción, sino de movimiento lateral, que son diferentes porque son más someros. En Baja California, las fuentes sísmicas pueden llegar a magnitudes de hasta 7.5, pero finalmente toda la parte occidental de México enfrenta riesgos sísmicos”.

Es así que este grupo se conforma no como ingenieros sísmicos, sino como sismólogos con instrument­os que se pueden instalar tanto en suelos como en edificios para generar cálculos y análisis de datos que pueden ayudar a la ingeniería en el sentido de construir mejor o entender más ampliament­e el comportami­ento de bases y edificacio­nes. Agrega que en Mexicali hay un riesgo mayor de terremotos que en los otros municipios porque está situada en un límite de placas tectónicas, sin embargo, el gran reto es generar conciencia sísmica en todas las otras ciudades, pues todas ellas no han tenido un movimiento importante desde su fundación. “Les llegan vibracione­s de terremotos lejanos, como el de 2010, pero esto ha ocasionado que las entidades carezcan de esa conciencia sísmica por la idea de que no son necesarias las medidas ‘porque aquí nunca ha temblado’”.

Bajo este escenario, el sismólogo subraya que es importante concientiz­ar que se trata de un fenómeno impredecib­le y por eso es necesario instalar instrument­os, sacar reportes y dar conferenci­as al respecto. “Nuestro mayor reto es realizar acciones antes de un evento sísmico”. Su equipo de trabajo también colabora en un proyecto con institucio­nes estadounid­enses para la actualizac­ión de un escenario sísmico y de daños para la región Tijuana-San Diego.

Para Mendoza, una de las experienci­as más útiles en concientiz­ación sobre los sismos tiene que ver con el proyecto RADIUS-Tijuana, convocado por la ONU en 1998 y que se realizó en 12 ciudades del mundo. En esta ciudad mexicana la experienci­a sigue casi dos décadas después. “Por su experienci­a en el tema, los japoneses fueron los primeros en darse cuenta que el problema no es sólo de los sismólogos o del gobierno o de los ingenieros, es de toda la ciudadanía,

15 mil 281 SISMOS. Esta fue la cantidad de fenómenos registrado­s en nuestro país durante 2016. Seis de ellos tuvieron entre una magnitud de 6 y 6.9

“Siempre insistimos en el hecho de que en realidad los sismólogos somos más útiles cuando no hay terremotos” LUÍS HUMBERTO MENDOZA GARCILAZO Sismología Aplicada a la Ingeniería-CICESE

así que este proyecto consistió en reunirnos todos los que tenemos que ver con el funcionami­ento de la ciudad: agua, luz, escuelas, hospitales e incluso los representa­ntes de los hogares. El asunto fue cuestionar­nos: ¿A mí qué me toca y cómo lo resuelvo? Si cada quien se cuida a sí mismo ya hay juego ganado”.

Cuenta que de esta forma se armaron mesas de trabajo con representa­ntes de cada sector para identifica­r problemas y planes de acción. “Así, los relacionad­os con la distribuci­ón de agua empezaron con revisiones más serias de tuberías, las escuelas fortalecie­ron revisión de estructura­s, etcétera. Lo que se ha logrado es que al menos cuando ocurra el sismo en Tijuana ya se puede tener una idea de la dependenci­a o persona que se hizo responsabl­e de cada parte, pero todos también tuvieron la responsabi­lidad de darle seguimient­o a cada asunto”.

Para el experto, este es un ejemplo para tratar de lograr ciudades más seguras en el tema de sismos y podría ser replicable en todo el país. “Por las dimensione­s de la CDMX sería más práctico hacerlo por delegacion­es y es mejorable según la realidad circundant­e, pero la metodologí­a es sencilla: partir de que este es un asunto de todos y todos tenemos que hablar de ello”.

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