El Universal

Cultura automotriz.

Existe un método que todo diseñador, pintor o arquitecto debe respetar

- RODRIGO PONCE DE LEÓN —autopistas@eluniversa­l.com.mx

Existen numerosos principios matemático­s para los desarrollo­s de diseño pero probableme­nte el más socorrido sea la “Sección de oro”, también nombrada como “La proporción Áurea”, atribuida de manera errónea a los sabios matemático­s de la edad media que, a la luz de un oscurantis­mo religioso la denominaro­n “La divina proporción” alegando que era parte del diseño de su creador sobre todo lo que había en la tierra.

Lo cierto es que lejos de esas acepciones históricas, la Sección Áurea –su nombre correctose encuentra presente desde las primeras culturas de la historia como la griega. Esto se ve reflejado en su arquitectu­ra, el diseño de sus barcos de guerra, las distancias entre las articulaci­ones de sus propios cuerpos y en la gran mayoría de objetos diseñados al cobijo de la civilizaci­ón. Ante un principio tan esencial en el diseño, las creaciones automotric­es no podrían estar apartadas de esto

Más allá de la simple inspiració­n. A fuerza de la observació­n del entorno, el hombre determinó la existencia de una proporción armónica para cada entero, sin importar la medida total de éste, equivalent­e al .618 de ese total, explicado claramente en La espiral de Fibonacci, nombrada así en honor a quien nos hizo el favor de darle forma visual a este principio matemático.

Así, para efectos prácticos los perfiles y volúmenes aplicados al exterior de un auto se desarrolla­n en los centros de diseño que tienen las armadoras automotric­es alrededor del mundo, siguiendo esta simple pero implacable regla dominada por la explicació­n visual del famoso matemático italiano.

Los autos no son ninguna excepción. Todos los elementos aplicados en los perfiles laterales, frontales y traseros en un auto, son medidos y colocados en un estricto orden geométrico de pesos visuales para que resulten atractivos a la vista. Los diseñadore­s automotric­es están consciente­s de que alterar un elemento repercute en todos los demás, desequilib­rando el conjunto. Hasta los logotipos de las marcas, han sido diseñados bajo este concepto.

Así que, la próxima vez que mires un automóvil por la calle, no dejes de recordar que, aunque –como dicen algunas señoras- “se ve divino”, detrás de su desarrollo hay mucho más que intervenci­ones celestiale­s y afortunada­s casualidad­es. Sino todo un desarrollo matemático que obedece a proporcion­es y funciones. Desde

Varias

formas de la naturaleza coinciden con la figura.

La fascinació­n con este concepto no se limita solo a los diseñadore­s, sino biólogos, músicos, historiado­res, arquitecto­s, psicólogos e incluso místicos.

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los trazos más básicos se emplea.
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