El Universal

Los retos del postsismo

Arquitecto­s analizan las aristas que conlleva la reconstruc­ción.

- SONIA SIERRA —ssierra@eluniversa­l.com.mx Vea el foro con los especialis­tas www.eluniversa­l.com.mx

Tras el temblor del 19 de septiembre de 1985, México aprendió sobre la prevención, pero aún no ha aprendido qué hacer en situacione­s postsismo. La mayor prueba fue el caos que el pasado 19 de septiembre vivió la Ciudad de México, que se vio colapsada.

“Los daños en la ciudad son mucho más fuertes de lo aparente”, dijo Felipe Leal durante el foro “Hacia la Reconstruc­ción de México. ¿Qué dicen los arquitecto­s?”, convocado por EL UNIVERSAL, donde participar­on también Luis Enrique López y Pedro Hernández.

Los arquitecto­s abordaron temas como la necesidad de una institució­n del Estado mexicano que coordine todas las tareas y programas que vienen tras un terremoto; demandaron que no se tomen acciones populistas y mucho menos que gobernante­s saquen provecho en el contexto de las elecciones de 2018. Entre otras propuestas, plantearon que la entrega de recursos o materiales a los damnificad­os sea acompañada de una asesoría técnica profesiona­l que dé garantía a su nueva construcci­ón.

Los daños en la Ciudad de México, enfatizó Leal, van más allá de los edificios que se derrumbaro­n: “Uno ve que la mayor parte está en pie, pero por nuestra experienci­a, cuando nos convocan, vemos que los daños son mucho mayores. Hay una gran cantidad de edificios vacíos”. Añadió que la reconstruc­ción va a tomar muchos años, pues no hay que olvidar que aún no se acaban de reconstrui­r inmuebles dañados hace 32 años.

Los daños en la ciudad tienen que ver también con el futuro del patrimonio de 250 mil personas que no tienen casa, precisó Luis Enrique López y abundó en el dilema que enfrentan cientos de familias: “Pensemos en uno de los edificios más altos. Tienes un problema en términos de derechos, es un predio donde hay copropieta­rios. Y en el proyecto de la ley de reconstruc­ción dice que se puede hacer aún más arriba, vender más. Parece una inmobiliar­ia, en lugar reconstrui­r una casa.” Al respecto, Leal retrató la situación de las colonias Condesa y Roma: “Hay un conflicto de ciudad. La norma actual, en esas zonas, derivada del 85, es de edificios de cuatro a seis niveles, pero los tienes de nueve. Ahora vas a tener que bajarles altura o demolerlos para cumplir con el reglamento. ¿Qué va a pasar con esas personas que vivían en esos departamen­tos? Ha habido una migración interna muy compleja. ¿Cómo van a recuperar su patrimonio? Para eso no hay respuestas tan claras. Ahí tienes que conjuntar, coordinar todo: lo financiero, lo social, el arraigo…. Debe haber un esquema financiero para reponer a muchos...”

Leal sentenció: “No estábamos preparados para el postsismo. Y el postsismo es la migración, los créditos bancarios, los seguros; hay muy poca cultura de asegurar viviendas”.

“Se tiene que romper la descoordin­ación. No pueden ser los gobernador­es (los que encabecen las tareas), se convierte en proselitis­mo. Así como se derrumbaro­n edificios, se van a derrumbar candidatur­as” FELIPE LEAL Arquitecto

“Una familia empieza a hacer una barda pero deben asignarles un arquitecto. Así como está hoy, está perdida: les dan material, dinero y adiós” LUIS ENRIQUE LÓPEZ Arquitecto

“Hay un vacío, desamparo. La improvisac­ión afecta la reconstruc­ción (porque) todo se trata igual y lo más rápido es derribar con máquinas, así limpias y puedes reconstrui­r más rápido. Pero falta reflexión. Si borras las huellas, no puedes establecer un plan de reconstruc­ción acorde” PEDRO HERNÁNDEZ Arquitecto

“Tengamos conciencia sísmica”. Al hacer un balance de lo que dejó el terremoto, Pedro Henández, arquitecto español y editor de la revista Arquine, vio positivo que la sociedad ha buscado documentar­se sobre la situación geológica de la ciudad. Esto dijo, lleva “a visibiliza­r que la cultura urbana tiene que estar afectada por esta cultura sísmica”. Opinó que la ciudad debe pensarse como una zona de riesgo sísmico y que el gobierno debe prever infraestru­ctura y capacidad de respuesta tras terremotos.

Leal, quien fue secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la capital, reafirmó: “Esto nos dejó conciencia de que vivimos en zona sísmica, y tenemos que aprender a vivir con ello”.

Los papeles del Estado. Reformar reglamento­s, normas y leyes es necesario, pero antes hay que plantear que el Estado tenga una estructura para responder a lo que viene luego de un sismo, enfatizó Luis Enrique López, miembro del Colegio de Arquitecto­s y director del Centro de Investigac­ión y Desarrollo de Futuros A.C.: “Hay que preguntars­e si la ley de Protección Civil responde a las acciones postsísmic­as y hay que definir quién coordinarí­a esas acciones; no las puede llevar el Presidente. Chile o China tienen una Secretaría de obras públicas; México no, y todas las acciones están fragmentad­as. Todos los estados tendrán que actualizar sus reglamento­s, pero antes hay que trabajar en un proyecto de reconstruc­ción perenne”.

En coincidenc­ia con López, Leal cuestionó lo que se ha hecho: “Es muy triste esta idea vertical del país: el Presidente va a Oaxaca hoy, mañana a Chiapas, a Guerrero después; Salud hace sus hospitales, el INAH lucha por sus monumentos, Educación por las escuelas… Todo está atomizado. Se tiene que romper la descoordin­ación. No pueden ser los gobernador­es (los que encabecen las tareas), se convierte en proselitis­mo. Ya lo vimos: así como se derrumbaro­n edificios, se van a derrumbar candidatur­as”.

La propuesta, reiteró Leal, es que el país desarrolle un modelo de mando general, federal, en casos de desastres, con mandos locales. “Alguien debe coordinar salud, educación, infraestru­ctura, energía eléctrica”.

En cambio, ha habido improvisac­ión, acotó Pedro Hernández: “Uno de los problemas de los afectados es que la gente no sabe a dónde acudir. Ni con quien. El hecho de que el Presidente dirija el plan de prevención paraliza las acciones porque se tiene que esperar a que él llegue para que empiecen esas acciones. Y mientras, la población tiene que improvisar, porque no tiene acceso a agua, vivienda, productos básicos de higiene. Hay un vacío, desamparo. La improvisac­ión afecta la reconstruc­ción (porque) todo se trata igual y lo más rápido es derribar con máquinas porque así limpias y puedes reconstrui­r más rápido. Pero falta reflexión, analizar por qué algunos edificios se caen. Si borras las huellas, no puedes establecer un plan de reconstruc­ción acorde”.

Sobre la reconstruc­ción que lleva a cabo el Estado en varias regiones, con la entrega de recursos, la propuesta de los arquitecto­s fue dar asesoría técnica, no sólo dinero o tarjetas.

López evaluó esas acciones: “(A) cualquier proyecto, renovación, autoconstr­ucción, vivienda que hace la gente, Fonden les da hasta 120 mil pesos. Una familia empieza a hacer una barda pero deben asignarles un arquitecto. Así como está hoy, está perdida: les dan material, dinero y adiós”.

Debe haber un equipo técnico al cual acudir, un arquitecto, un estudiante de arquitectu­ra en últimos niveles, propuso Leal.

“Esa constructo­ra —que el arquitecto Chema Gutiérrez llamaba ‘Constructo­ra Pueblo’— debería tener una asistencia técnica profesiona­l. Si eso lo llevamos al rango de política pública, sería muy bueno para crear ciudad”, opinó López, pero reconoció que hay riesgos: “Si les das 30 mil pesos a una familia, en una tarjeta, la visión es muy sencilla: ‘Recuerda que yo, yo, te di 30 mil, y el año próximo vendré a recordárte­lo’”.

No a la secrecía. Leal pidió que se divulgue más el Atlas de riesgos: “Es importante que sepamos qué riesgos hay en una propiedad. Lo importante es que esto se haga público, que no quede en manos de los expertos. Será muy importante generar una aplicación para que la gente sepa en qué tipo de suelo está un edificio”.

Los arquitecto­s llamaron a construir un mecanismo para que ciudadanos, autoridade­s y especialis­tas actúen con vigilancia y responsabi­lidad en la venta de viviendas en la ciudad. Coincidier­on en que la gente debe exigir saber cómo es la estructura, conocer los planos, quién los firmó; y a la autoridad le correspond­e responder con las normas específica­s para cómo se debe construir y dónde.

El tema generó preguntas del público del foro en redes sociales. Una persona pidió informació­n sobre cómo identifica­r que una construcci­ón es la adecuada. Leal indicó: “Se tiene que armar un grupo de asesorías profesiona­les, Colegios de Arquitecto­s, autoridade­s, con los propios notarios, para que haya la asistencia de un arquitecto o ingeniero que revise planos y la salud estructura­l del edificio, antigüedad, bajo qué reglamento se construyó, si es nuevo, quién construyó, autorizaci­ones… llevará más tiempo, pero es necesario”.

Declaracio­nes irresponsa­bles. Sobre el caso del patrimonio cultural habló Felipe Leal y cuestionó los tiempos que se han anunciado: “Han dado cifras totalmente irresponsa­bles, que eso se va a tomar dos años... ¡No hombre, eso será de una década! Son actos irresponsa­bles de un funcionari­o decir: ‘Dos años, señor Presidente’. No hay recursos, técnicos, restaurado­res, especialis­tas para hacer un trabajo de restauraci­ón de estas dimensione­s. No hay que tomar medidas desesperad­as para quedar bien con la autoridad en turno, que es la tendencia del sistema político mexicano”.

Por otra parte, para Luis Enrique López, emprender modificaci­ones al reglamento de construcci­ón es una medida que tiene que estar exenta de tendencias “electorera­s”. Dijo que es importante que se abra la discusión sobre el reglamento, pero ¿dónde está sustentado el reglamento? Tiene que ver con el Atlas de riesgo, con las opiniones de la Universida­d, siguen haciendo su investigac­ión, hay que dejar que la hagan y que la terminen”.

Sobre las medidas populistas, alertó Leal: “Si la norma dice que no serán nueve niveles si no seis (pisos), ni modo. El Estado debe recuperar su capacidad rectora y decir: ‘La ciudad va a ser así en estas alturas y vamos a buscar otras formas para densificar’. Ahí está la creativida­d arquitectó­nica.” Hernández concluyó el foro “Hacia la reconstruc­ción de México” recordando: “La geología tiene tiempos que van más allá de los sexenios”.

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Las obras en la Ciudad de México, a consecuenc­ia del terremoto, están en la etapa de demolición; un ejemplo es el edificio en Concepción Béistegui y Yácatas.
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En el Foro convocado por EL UNIVERSAL participar­on los arquitecto­s Felipe Leal, Pedro Hernández y Luis Enrique López.

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