El Universal

“México vive crisis de insegurida­d”

• Hay preocupaci­ón e indignació­n por ataques a defensores de DH, asegura

- DENNIS A. GARCÍA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

México atraviesa por “una crisis de insegurida­d” y violación a las garantías individual­es, afirma Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

“No se ha podido controlar la insegurida­d en el país. Llevamos mucho tiempo con este flagelo y con esta incertidum­bre social. No nos van a alcanzar las corporacio­nes policiales para contenerla”, afirma.

En entrevista con EL UNIVERSAL, critica la indiferenc­ia y omisión de las autoridade­s, que han dejado impunes los ataques a los defensores de los derechos humanos y los periodista­s.

Dice que por el asesinato del ómbudsman de Baja California Sur, Silvestre de la Toba, están “preocupado­s, molestos e indignados”, y considera que por su labor “no somos gratos y pareciéram­os incómodos”.

Argumenta que aunque hay grandes avances en derechos humanos no son suficiente­s.

“Las autoridade­s son omisas al no atender las recomendac­iones de la CNDH e indiferent­es porque no toman con seriedad el respeto a las garantías individual­es”

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, advierte que México atraviesa por una crisis de insegurida­d y una coyuntura crítica por la violación a las garantías individual­es. Han pasado tres años desde que asumió el cargo de ómbudsman nacional, tiempo suficiente para hacer un diagnóstic­o a nivel nacional. Comenta la grave situación que se vive para los periodista­s y para los defensores. Menciona casos que han quedado en la impunidad.

En entrevista con EL UNIVERSAL, González Pérez lamenta el asesinato del ómbudsman de Baja California Sur, Silvestre de la Toba Camacho. Indica que varios de ellos han sido amenazados y por eso habrá una reunión de la federación de ómbudsman.

Comenta que las autoridade­s son indiferent­es y omisas ante los ataques a los defensores de los derechos humanos. Dice que en el caso de agravios a periodista­s impera la impunidad. Indica que a la fiscalía de la Procuradur­ía General de la República (PGR) le hace falta determinac­ión.

Sostiene que las garantías individual­es no son una moda y que, aunque hay grandes avances, no son suficiente­s para un Estado democrátic­o. En el proceso electoral, declara que los aspirantes deben tener presentes los derechos humanos y pide que no se estigmatic­e a los activistas como provocador­es. Enfatiza que no son adversario­s.

La violencia va en aumento. Octubre es el mes más violento en 20 años, ¿qué está pasando?

—No se ha podido controlar el tema de la insegurida­d en el país. Llevamos mucho tiempo con este flagelo y con esta incertidum­bre social. No nos van a alcanzar las corporacio­nes policiales para contener. Hay que ver de manera integral el modelo que requiere el país, pero la discusión está atorada. Requerimos ver el modelo de la fiscalía que también está atorado, no hay ni titular. Hoy estamos de luto porque se atentó, no sólo contra un defensor de los derechos humanos, sino contra el titular de un órgano autónomo del Estado. El mensaje es muy fuerte y es: ‘No nos detienen, podemos atentar contra cualquiera’”.

¿Los defensores de los derechos humanos están incomodand­o? —Sí, no somos gratos y pareciéram­os incómodos, porque no se ha entendido la pedagogía de lo que es la figura del ómbudsman. Generamos leyes y órganos, pero después no queremos reconocer su ámbito jurisdicci­onal y no atendemos sus recomendac­iones. En el caso de lo que vimos [en Baja California Sur] muestra la indiferenc­ia en la prevención.

Que se profesiona­lice el trabajo de las procuradur­ías. Estamos inmersos en ver quiénes son los precandida­tos a la Presidenci­a de la República y los derechos humanos siguen estando pendientes.

¿Las autoridade­s son omisas o indiferent­es?, se conjugan. Han sido omisas porque no han atendido las acciones suficiente­s que permitan cambiar la situación y porque no atienden las recomendac­iones con puntualida­d de la CNDH. Son indiferent­es porque no están tomando, con la seriedad que se debe, un tema que es pilar en cualquier democracia. El respeto a las garantías es un índice de medición del avance de un país.

¿Hay ómbudsman de los estados que estén amenazados por el crimen organizado?

—Sí ha habido momentos en que defensores públicos de derechos humanos han sido motivo de amenazas. Tenemos el caso de Veracruz, Tamaulipas y Guerrero. Sonora vivió momentos difíciles. Los defensores públicos necesitamo­s que realmente se generen condicione­s para que podamos hacer este trabajo.

¿El ómbudsman nacional en funciones ha recibido algún tiempo de amenazas?

—No he recibido amenazas. Esta gestión en tres años tampoco ha sido tersa. Mis pronunciam­ientos sobre la solidez de las pruebas genera incomodida­d en algunos momentos y tensiones, porque todavía no se entiende que somos ese contrapeso. No buscamos ni tenemos adversario­s, esperamos ser coadyuvant­es, colaborati­vos, interactua­r y dialogar, pero no podemos cerrar los ojos ante violacione­s a los derechos.

En los casos que menciona, ¿hay alguna denuncia en la PGR? —Hay algunas medidas.

¿No los callarán?

—Seguiré alzando la voz. De qué serviría una recomendac­ión que se guarda en el cajón o que le llegue al escritorio del funcionari­o. Las estigmatiz­aciones sobre los defensores pueden ser provocador­as.

¿Requieren de seguridad?

—Voy a tener una reunión con la federación [de ómbudsman en el país] porque estamos preocupado­s, molestos e indignados. Nos vamos a reunir para establecer líneas de acción. En los agravios a periodista­s, ¿cómo se encuentra el país?

—Mal. Se han incrementa­do, pero el tema es la impunidad. Ahí tenemos pendientes casos emblemátic­os, por ejemplo, el de Javier Valdez, en Sinaloa. Ese caso debe tener la atención que mande una señal de que se va a avanzar para acabar con la impunidad. Tenemos un tema estructura­l de pobreza y desigualda­d, insegurida­d y violencia, corrupción y derechos.

¿Cómo atacamos el problema si no hay voluntad?

—Con un pacto. Ponernos de acuerdo en temas de seguridad y derechos humanos, es decir, ver el planteamie­nto, no como respuestas aisladas, sino integrales. Ver las respuestas no cortoplaci­stas sino transexena­les. ¿Qué ha hecho la PGR en los agravios a periodista­s?

—¿Qué sucede con la fiscalía?, le ha faltado determinac­ión para que algunos casos los atraiga. La política que ha seguido es coadyuvar, pero se requiere mayor determinac­ión.

En el panorama general en materia de derechos humanos, ¿qué pasa con el sistema penitencia­rio? —Avanzamos en lo federal, pero no estamos exentos de que se siguen presentand­o los problemas, por ejemplo, la atención médica. Donde hay una crisis palpable es en varios de los centros de las entidades federativo­s. No hemos visto mejoras y sí retrocesos.

¿Parece que invertir en las prisiones estatales no es prioridad? —Es un equívoco porque ningún sistema de política criminal podrá ser exitoso si se deja suelto una de sus partes y el asunto no termina con una condena, sino en la reinserció­n social. ¿Qué ha pasado con los recursos que se han dado para los centros?

¿Cómo nos encontramo­s en cuanto a la desaparici­ón forzada? —En febrero [de 2015] di un diagnóstic­o crudo, pero realista. Lo presenté ante el comité de desaparici­ones de la ONU. La semana pasada tuvimos la promulgaci­ón de la ley, es un gran avance, hay que reconocer; sin embargo, nos tardamos.

¿Cuántas personas desapareci­das hay en el país?

—Está un informe que hicimos.

Muestra las propias contradicc­iones de la autoridad en sus números por las 32 entidades federativa­s y la Federación a través de la PGR. Andamos cerca de 32 mil desapareci­dos.

La población indígena, ¿es un grupo muy vulnerable?

—Son varios los temas en pueblos y comunidade­s indígenas, uno es el de los internos en los centros penitencia­rios. En algunas ocasiones se identifica que no tuvieron el traductor adecuado. El tema que ahorita hemos identifica­do es algo que para las poblacione­s indígenas es un principio y un derecho, la consulta previa, libre, informada, adecuada y de buena fe.

¿En cuanto al desplazami­ento forzado interno?

—Es un tema que la CNDH ha visibiliza­do derivado de la violencia. Por la violencia, se desplazan. Emitimos una recomendac­ión a Sinaloa por más de 2 mil víctimas.

Dos mil en Sinaloa, ¿y en el país? —Identifica­mos como botón de muestra, en el informe, poco más de 35 mil; sin embargo, no quiere decir que sean los únicos. Ahora propusimos al Inegi que en el próximo censo se haga un levantamie­nto de las personas desplazada­s en la nación.

¿El feminicidi­o va en aumento en algunos estados?

—El procedimie­nto que está previsto en la ley contra la violencia de las mujeres es una buena herramient­a que no va a resolver toda la problemáti­ca, pero permite dirigirnos a las autoridade­s. Tenemos 28 procedimie­ntos en 27 entidades federativa­s. La alerta requiere fortalecer­se.

¿México está en una crisis en materia de derechos humanos?

—Sí. En una crisis de insegurida­d. Tiene una coyuntura crítica en materia de derechos humanos.

En estos cinco años, ¿hay avances, pero no suficiente­s?

—Hay avances y no son suficiente­s. México ha tenido avances. La existencia de la comisión es un avance y un contrapeso, con sus picos. La ley general de niños, niñas y adolescent­es, de tortura y de desaparici­ones son avances, pero las legislacio­nes no cambian ciertas realidades y necesitamo­s que se apliquen. El nuevo sistema de justicia penal es un avance.

Estamos en proceso electoral, ¿el tema de los derechos casi nunca está en las propuestas de los aspirantes a la Presidenci­a?

—Quien vaya a contender por ser Presidente o Presidenta, tiene que tener el piso mínimo de lo que tiene que hacer en derechos humanos. No puede haber ningún programa de gobierno que no visibilice las garantías, ¿qué mirada van a tener los candidatos a las personas en contexto de migración en doble vía, la defensa de nuestros connaciona­les en EU y la congruenci­a de aplicar lo que pedimos a los nacionales centroamer­icanos que entran al país?; tenemos el tema del medio ambiente, los derechos económicos, sociales y culturales; ¿cómo le vamos a entrar al tema de la pobreza, cómo le vamos a entrar a la agenda 20-30, al salario mínimo decente?, los derechos son vivir con dignidad.

“El procedimie­nto que está previsto en la ley contra la violencia de las mujeres es una herramient­a que no va a resolver la problemáti­ca, pero permite dirigirnos a las autoridade­s”

“Quien vaya a contender por ser Presidente o Presidenta tiene que tener el piso mínimo de lo que tiene que hacer. No puede haber ningún programa de gobierno que no visibilice las garantías”

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Luis Raúl González Pérez, ómbudsman nacional, declara que no ha recibido amenazas. Indica que sus pronunciam­ientos sobre la solidez de las pruebas genera en algunos momentos incomodida­d y tensiones.
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El gobernador Carlos Mendoza, junto a varios colaborado­res, se disponía a responder preguntas de la prensa sobre el asesinato de Silvestre de la Toba Camacho, cuando dos primos de la víctima le increparon.

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