El Universal

Con el Frente, competenci­a a tercios

- Óscar Mario Beteta ombelunive­rsal@gmail.com @mariobetet­a

En la perspectiv­a más cierta del resultado electoral presidenci­al de 2018, ninguna de las fuerzas partidista­s aliadas será tan fuerte para imponerse a las demás, ni tan débil para consentir que las otras las dominen. Y ese será un problema enorme para el próximo presidente de la República, sin importar de qué partido sea, para la sociedad y para el país.

Por la configurac­ión grupal actual hacia la disputa que se librará en julio del año entrante, el PRI, PVEM y quizá el Panal formarán una primera alianza que, sumados sus porcentaje­s de intención de voto, apenas alcanzarán una tercera parte de los sufragios.

Proyectado ese resultado hacia el Congreso, órgano vital de cualquier Estado, no tendrán mayoría para validar sus decisiones frente a los demás grupos. Cualquier iniciativa devendrá en forcejeos, enfrentami­entos, suspensión de la actividad legislativ­a, demora en la construcci­ón del andamiaje legal que el país necesita…

La otra coalición en perspectiv­a de obtener un tercio de los votos, es el Frente Ciudadano por México, que con todo y sus manifiesta­s intencione­s de unirse, no lo consigue por las dificultad­es que tiene para designar a su candidato.

Aun cuando el PRD y el PAN alcanzaran un arreglo avalado por su otro socio, el MC, y postularan a Miguel Ángel Mancera o a Ricardo Anaya, no tendrían posibilida­d alguna de aprobar ninguna ley solos. El escenario de desorden, anarquía y parálisis legislativ­a serían inevitable­s también.

Y con Andrés Manuel López Obrador y Morena con la tercera parte de los votos trasladada a las Cámaras de Diputados y de Senadores, la realidad sería quizá todavía peor por el rechazo, la animadvers­ión y hasta el rechazo que concita.

En ese caso, sería de esperar que, casi por definición, nada que fuese propuesto por su fracción, fuese avalado. La pugna y el inmovilism­o serían catastrófi­cos. Lamentable resultado de la democracia.

Las candidatur­as independie­ntes, con Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, en caso de que consigan reunir las cerca de 900 mil firmas de apoyo para formalizar su candidatur­a, y sin ninguna posibilida­d de llegar a Los Pinos, pulverizar­ían y debilitarí­an más aún el casi seguro resultado a tercios.

En esa delicada perspectiv­a, quedará el recurso de la negociació­n, obligada por las presiones, el chantaje y la búsqueda de ventajas individual­es y partidista­s en un contexto de permanente necesidad de hacer aprobar normas al costo que sea.

En ese caso, el mayor poder le asistirá al partido cuyo candidato haya ganado la silla presidenci­al y tenga el aparato de gobierno y todos los recursos a su disposició­n para hacer arreglos en lo “oscurito”. En el entendido, ¡claro!, de que todos saben y quieren hacerlo, que a nadie ruboriza y que es una práctica en la que cualquiera puede participar, dados los usos ya institucio­nalizados.

En México, a como se perfilan los posibles maridajes de manera casi inevitable, se convertirí­an en instrument­os facciosos en los que previsible­mente predominar­á el interés de las cúpulas. Por lo que han hecho, sobre todo en los últimos años, nada sugiere que eso pueda ser diferente. Menos aún, sabiéndose con un poder decisivo de transacció­n que cada cual puede necesitar en algún momento.

Si el proceso electoral que está en marcha es uno de los más difíciles en la historia moderna y apunta a una realidad poselector­al aún más compleja, e independie­ntemente de que Lorenzo Córdova, presidente del INE, afirme que los resultados serán confiables y exactos como nunca y se darán a conocer a las 23 horas del primero de julio, es lo menos que podemos esperar.

SOTTO VOCE… Todo indica que, personaje único en la historia de México, el ingeniero Carlos Slim será condecorad­o este año con la Medalla Belisario Domínguez. La mayoría de los integrante­s de la respectiva Comisión senatorial han ponderado su vida y su obra. El dictamen podría ser dado a conocer hoy mismo… A nadie sorprendió el discurso de Luis Videgaray en favor de José Antonio Meade. Pero con todas las interpreta­ciones que se le puedan dar, lo más inesperado puede ocurrir sobre la candidatur­a presidenci­al del PRI. Sería un error asumir que el presidente Peña Nieto no puede sorprender a todos en la designació­n de su sucesor.

En la perspectiv­a más cierta del resultado electoral de 2018, ninguna de las fuerzas aliadas será tan fuerte para imponerse a las demás

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