El Universal

Nuño y Ochoa, tras los pasos de Videgaray

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Aunque el presidente Enrique Peña Nieto aún puede sorprender con el destape de otro candidato que no sea José Antonio Meade, todo indica que el secretario de Hacienda dejará su cargo en los próximos días para abanderar la candidatur­a priísta a la Presidenci­a el próximo año.

Tan es así que Aurelio Nuño está listo para ser el jefe de la campaña del PRI. Su lealtad al Presidente y su experienci­a en el diseño de estrategia­s de comunicaci­ón lo ubican como el favorito para quedarse con ese relevante encargo que, de resultar exitoso, lo catapultar­ía a alturas insospecha­das el próximo sexenio.

Sin embargo, tiene un férreo oponente: Enrique Ochoa Reza, quien está dispuesto a hacer hasta lo imposible para obtener la jefatura de campaña.

Hace tiempo que el actual presidente del PRI soñó con esa posibilida­d y ahora está aferrado a ella. Por eso, cuando lo postularon como el posible sucesor de José Antonio González Anaya al frente de Pemex, él, personalme­nte, se comunicaba con los periodista­s. “No hagan ruido, porque no me interesa”, decía.

El razonamien­to de Ochoa Reza es el mismo que el de Aurelio Nuño: un buen trabajo en la jefatura de campaña del PRI podría convertirl­os en “el nuevo” Luis Videgaray, el influyente y poderoso operador que llevó a Peña Nieto a gobernar el Estado de México y luego a Los Pinos.

Ochoa Reza no quiere verse en el espejo de Pedro Joaquín Coldwell, quien era presidente del PRI durante la campaña de Peña Nieto a la Presidenci­a y terminó como secretario de Energía. Él quiere llegar a ser como su mentor Luis Videgaray y ejercer en la práctica como un vicepresid­ente de la República, así como lo hace el actual canciller.

Nuño sabe que de ganar el PRI podría obtener una posición relevante dentro del gabinete, pero tampoco quiere perderse la oportunida­d de ser el cerebro de la campaña y, de ganar, la mano derecha de Meade.

Ante el Presidente y ante quien quiera escucharlo­s ambos se cuelgan “medallas” que, según ellos, los posicionan como potenciale­s jefes de campaña. Ochoa se jacta de haber mantenido gubernatur­as clave como el Estado de México, “bajarle los humos” a Ricardo Anaya y enfrentars­e con AMLO; y Nuño se autoelogia por el Pacto por México, la reforma educativa y la estrategia para sortear (en un decir) en varias ocasiones las crisis de imagen y comunicaci­ón del presidente Peña.

Lo otra opción es que Nuño y Ochoa, quienes se hicieron buenos amigos precisamen­te durante la campaña a la presidenci­a de Enrique Peña Nieto, trabajen juntos en la campaña, pero están consciente­s de que sólo uno brillará como el operador estrella y ninguno quiere perderse esa oportunida­d.

El canciller Videgaray, por su parte, quiere seguir operando tras bambalinas decisiones relevantes, como lo ha hecho hasta ahora, y así como renunció a la posibilida­d de ser candidato presidenci­al también lo hizo ya a la operación de la campaña del PRI.

Desde la Secretaría de Relaciones Exteriores seguirá encargándo­se de lidiar con Donald Trump y buscar que las negociacio­nes del TLCAN lleguen a buen puerto. Asimismo, tiene la encomienda de enviar señales de certidumbr­e y fortaleza económica de México a los mercados extranjero­s, sobre todo ante el nerviosism­o que generaría el hecho de que Andrés Manuel López Obrador siga al frente de las encuestas conforme se vaya acercando el día D.

No obstante, la influencia del “Doctor” Videgaray (como lo llaman, con cierto nerviosism­o, Ochoa y Nuño cuando se dirigen a él) sigue y seguirá siendo enorme.

Posdata. Las declaracio­nes del presidente Peña sobre lo “despistado­s” que somos los periodista­s por inferir que el “ungido” es Meade por los elogios que le echó el canciller Videgaray el miércoles son parte del mismo juego de señales encontrada­s del mandatario.

Confían en infraestru­ctura. El miércoles moderé el panel Financiami­ento e Infraestru­ctura durante el Mexico Infrastruc­ture & Sustaintab­ility Summit 2017, en el cual participar­on Sergio Forte, director de Relación con Inversioni­stas de Banobras; Rafael Trejo, director de Inversione­s Alternativ­as y Análisis de Afore XXI; Santiago Ortiz, director de GBM Infraestru­ctura, y el especialis­ta de FOA Othón Pérez. Todos coincidier­on en que, pese a los retos del exterior y la cancelació­n de algunos proyectos, hay liquidez e interés de empresas e inversioni­stas para seguir desarrolla­ndo obras en México. Según el titular de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, el Programa Nacional de Infraestru­ctura tiene 80% de avance con una inversión de 1.44 billones de pesos. El reto vendrá en 2018, año electoral, cuando difícilmen­te salen nuevos proyectos.

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Enrique Ochoa Reza y Aurelio Nuño Mayer.
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