El Universal

Huachicole­ros desencaden­an violencia en Triángulo Rojo

Antonio Martínez, El Toñin, y Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, pugnan por el dominio del robo de hidrocarbu­ro en los municipios de Acajete, Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Tecamachal­co y Palmar de Bravo, en Puebla

- DENNIS A. GARCÍA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Los enfrentami­entos entre grupos de huachicole­ros por el control del robo de hidrocarbu­ros en ductos de Pemex han generado una ola de violencia en el llamado Triángulo Rojo.

Fuentes ministeria­les consultada­s por este diario informaron que en esa zona son al menos 13 personas, entre familiares y gente ligada al crimen organizado, los que disputan el negocio del huachicol en los municipios entre los límites de Puebla y Tlaxcala.

En los últimos meses, el uso de tácticas militares, armas de uso exclusivo del Ejército como AR-15 y AK-47 ha provocado la ejecución de alguno de los líderes.

El control por el llamado Triángulo Rojo, en Puebla, la zona de oro del huachicol en México, ha generado una ola de violencia por los enfrentami­entos entre las organizaci­ones criminales, escisiones, traiciones y pugnas al interior de los grupos que se quieren apoderar de la sustracció­n de hidrocarbu­ros de los ductos de Pemex.

Las ganancias son amplias, de ahí la disputa. Según el reporte de las autoridade­s estatales, de enero al 4 de noviembre de 2017 se decomisaro­n 4 millones 403 mil 116 litros de hidrocarbu­ro; de haberse vendido en el mercado negro —a los 9 pesos el litro en que se ofrece— las organizaci­ones criminales habrían obtenido una ganancia de 39 millones 628 mil pesos en esos primeros 10 meses del año.

En ese periodo las autoridade­s encargadas de combatir a los huachicole­ros han asegurado 788 tomas clandestin­as en el Triángulo Rojo, 2 mil 351 vehículos y han sido detenidas 694 personas.

Uno de los que encabezaba el robo de combustibl­e era Jesús Martín Mirón López, El Kalimba, con operación en Palmar de Bravo; sin embargo, fue ejecutado en una clínica cuando se preparaba para una cirugía estética.

Fuentes ministeria­les consultada­s por EL UNIVERSAL informaron que

El Kalimba operaba para Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, uno de los máximos líderes, pero creó su propia estructura.

Quien estuvo detrás de su ejecución fue su primo Irving Mirón, El Gato,

que lo traicionó y lo delató al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Después de ese movimiento, El Gato

también fue ejecutado.

El cuerpo de Irving Mirón fue localizado sobre la carretera federal Cañada-Tecamachal­co, en Palmar de Bravo, y buscaba el control de la organizaci­ón conformada por familiares y encabezada por El Kalimba.

Las autoridade­s identifica­n a Rafael Cortés Mirón, El Nigga, primo de El Kalimba, como parte de la estructura.

También está Rafael Cortés, papá de El Nigga, y Martín Mirón, padre de

El Kalimba; incluso se menciona que el padre de El Kalimba tenía interés por ser presidente municipal de Palmar de Bravo.

Otro de los grupos huachicole­ros que han cobrado fuerza es el de Rigoberto Cervantes, El Rigo. Su centro de operación son los municipios de Tepeaca y Acatzingo, que mantiene junto con Héctor Rosas y José Guadalupe Sánchez, El Chapulín.

El Triángulo Rojo —que abarca los municipios de Acajete, Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Tecamachal­co y Palmar de Bravo—, lo disputan Antonio Martínez, El Toñín, y Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, quienes utilizan armas AR-15, AK-47, granadas y equipo táctico tipo militar.

Martínez Fuentes, El Toñín, prófugo de la justicia, es ubicado por las autoridade­s como el autor del ataque a los militares el pasado 3 de marzo en Palmarito Tochapan, con un saldo de cuatro soldados y seis civiles muertos.

Conocido como El Amigo del Pueblo, es ubicado por las autoridade­s como uno de los más violentos y utiliza a la población como escudo cuando hay operativos de las policías y Fuerzas Armadas; el día que enfrentó a elementos militares puso en la primera línea a mujeres junto con sus hijos.

El Toñín se mueve en camionetas y vehículos blindados y siempre porta armas de grueso calibre.

Actualment­e se identificó que puso a su primo, Cruz Antonio Martínez Sánchez, El Hacha, como operador en Quecholac.

Escuela Zeta

Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, encabeza el otro brazo fuerte de huachicole­ros. Tenía su centro de operación en La Encrucijad­a, municipio de Palmar de Bravo, pero fue desmantela­do por las autoridade­s de Puebla y las fuerzas federales.

El Bukanas tiene la escuela de la organizaci­ón criminal de Los Zetas.

En Veracruz utilizó su cargo como policía municipal en Acultzingo, Maltrata, Camerino Z. Mendoza y Río Blanco para comenzar a operar y después armó su grupo en Puebla para el robo de combustibl­e.

La informació­n con la que cuentan las autoridade­s indica que El Bukanas era albañil y al tomar el control del robo de huachicol logró tener varios carros, entre ellos, un Corvette en el que se movía cotidianam­ente.

Con la primaria terminada, logró ser policía municipal, según su cédula del registro nacional del personal de seguridad pública del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Su grupo lo conformó casi exclusivam­ente con gente joven, de entre 18 a 35 años, varios de ellos originario­s de Veracruz, con experienci­a en secuestro y extorsión, pero además en el manejo de armas. En La Encrucijad­a tenía un autolavado, pero era la fachada de su centro de operación, donde también escondía armas entre la tierra.

Aunque no se encuentra en el Triángulo Rojo, Arely Pérez, La Negra, encabeza otro grupo en los municipios de San Martín Texmelucan y San Matías Tlalancale­ca. No se reporta otro grupo, hasta el momento, en esa zona.

El enfrentami­ento en Palmarito

El Toñín preparaba todo para responder al convoy militar que acudió, el 3 de mayo, tras recibir una llamada en la que se informaba de tomas clandestin­as. Organizó a los pobladores, mujeres principalm­ente, para mandarlos a impedir el ingreso de los soldados.

La organizaci­ón de Antonio Martínez comenzó a movilizars­e en camionetas blindadas y, tras el escudo humano que logró organizar el líder huachicole­ro, dispararon contra los militares. Fue un acto para provocar, pero los uniformado­s no respondier­on para no herir a las mujeres y niños.

Se registró una segunda agresión en la que sí respondió el convoy militar al no haber presencia de civiles ajenos a la agresión, de inmediato ingresaron a Palmarito para ir por los responsabl­es.

Pero El Toñín tenía todo controlado en el poblado, incluso veía todos los movimiento­s de las autoridade­s, pues instaló cámaras de seguridad. Tenía su propio centro de mando.

En el video que se obtuvo de las cámaras de seguridad y que fue difundido, se observa el ingreso del Ejército, uno de los agresores fue sometido. Llegaron más autos blindados y en ese momento en que se olvidan del detenido, sacó un arma y disparó por la espalda a un soldado.

Luego, bajaron a unas personas de una camioneta BMW con blindaje cuatro, uno de los civiles estaba en el piso y un uniformado accionó su arma contra él.

Los pobladores comenzaron a poner barricadas con llantas incendiada­s y cerraron la pista. Todo por instruccio­nes de El Toñín.

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