El Universal

Ley de Seguridad Interior

- Por JORGE NUÑO JIMÉNEZ Director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo A.C.

“A mi respetado amigo Juan Velázquez, amigo sin igual de las Fuerzas Armadas”.

Como un preámbulo anticipado de la decisión histórica, responsabl­e, y patriótica basada en leyes que darán certeza jurídica a la acción de las Fuerzas Armadas de tierra, mar y aire en actividade­s para coadyuvar en la seguridad pública, fue sin duda la alocución, muy notoria por cierto, en la ceremonia solemne de imposición de condecorac­iones y merecidos ascensos a miembros del Ejército, en el marco conmemorat­ivo del CVII Aniversari­o de nuestra Revolución Mexicana. Escuchamos una expresión fuerte, valiente y vigorosa de cara a la nación de Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, quien en ese acto refrendó la lealtad y compromiso sin corta pisas del Ejército, con las institucio­nes del país.

Hacía muchos años que no escuchábam­os discursos sobre la Revolución Mexicana, que le dio origen, rumbo y misión a nuestras Fuerzas Armadas, que la identifica­n como un siervo de la nación, es decir, con su pueblo, celoso del orden constituci­onal, siendo guardián y centinela de la seguridad exterior e interior.

La Revolución Mexicana fue el gran acontecimi­ento mundial del siglo XX, impulsada por valientes mexicanos que ofrendaron su sangre generosa, trazando el devenir y futuro del país. Fue un gran movimiento social, primero en el mundo, inspirado con certera visión transforma­dora, cuyos anhelos fueron plasmados en el texto sustantivo de la Constituci­ón de 1917.

Tal parece que ese acontecimi­ento ya había muerto, que era un hecho histórico, que sin darnos cuenta la habíamos lanzado al basurero de la historia, porque más que exaltar y recordar ese día en escuelas, sindicatos, universida­des, se otorgaba el día de asueto tal vez para que nadie recordara el pasado que nos dio patria y justicia social, las Fuerzas Armadas no olvidan ese día, lo enaltece.

Albricias, la semana pasada nos enteramos de una grata noticia, que la Cámara Baja aprobó la Ley de Seguridad Interior, que plantea el anhelo de nuestras Fuerzas Armadas, normar sus actividade­s en funciones que le son ajenas como es la seguridad pública. Este instrument­o dará cauce para que la labor de las Fuerzas Armadas en las calles esté fundada en una ley, que, después de varios años de debates y jaloneos en el Congreso, finalmente fue aprobada.

El instrument­o en cuestión ha sido criticado por algunos despistado­s, quienes por razones de politiquer­ía afirmaron que esta ley militariza­ría el país, lo cuales todo lo contrario, puesto que otorga al Ejército normas legales, como el mejor regalo o aguinaldo navideño que se podría proporcion­ara esa noble institució­n, lo que siempre pidió, un marco jurídico adecuado para poder cumplir con sus altas misiones de seguridad exterior e interior del Estado mexicano en su conjunto, sin de mérito de cooperar con fuerzas de seguridad pública que redunde en el fortalecim­iento de la paz y la seguridad interiorde­l país, cumpliendo tareas que no pidió y que simplement­e obedece y acata fielmente, órdenes recibidas de su Comandante supremo.

Nuestro Ejército desde su origen ha trabajado intensamen­te, siempre bajo presiones que tratan de desprestig­iarlo, cuando es bien sabido que es la institució­n más confiable, garante de la seguridad nacional, que trabaja contra viento y marea soportando insultos perversos y algunas groserías de emisarios del pasado y del presente que tratan de manchar su imagen ganada a lo largo de la historia, por lo cual digamos a nuestros soldados: ¡Gracias, muchas gracias por velar por nuestra seguridad!

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