El Universal

QUISO VIAJAR CON CADÁVER DE SU HIJO

• El menor tenía un problema cardiaco, la madre no tuvo dinero para atenderlo • Llevaba al niño a su pueblo natal en Puebla, usuarios de la TAPO la denunciaro­n

- DAVID FUENTES —david.fuentes@eluniversa­l.com.mx

La procuradur­ía capitalina investiga a una mujer de 25 años de edad quien pretendía viajar a Puebla con su hijo de apenas tres años, el niño tenía varias horas de fallecido y estaba envuelto en plástico transparen­te, aún así la madre lo tenía en brazos. El hecho llamó la atención de cientos de usuarios de la TAPO, quienes solicitaro­n la intervenci­ón de las autoridade­s al percatarse del incidente.

Al lugar llegaron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) quienes entrevista­ron a la mujer de origen indígena, Silvia Reyes Batalla, para que hablara sobre el hecho; ella explicó, en su escaso español, que su hijo Miguel murió la madrugada del domingo a consecuenc­ia de una problema cardiaco que arrastraba desde que nació.

Reveló además que en ningún hospital la quisieron atender porque no tenía dinero para pagar la consulta ni los medicament­os del menor.

Detalló que no tiene ningún conocido en la Ciudad de México, por lo que tuvo que pedir limosna para “juntar para su pasaje” y llevarse a su hijo a enterrarlo en su lugar de origen, un pueblo enclavado en la zona serrana de Puebla.

A pesar de su argumento la mujer fue turnada al Ministerio Público para que nuevamente explique a las autoridade­s correspond­ientes el por qué tenía un cadáver entre sus brazos, para practicarl­e al cuerpo del menor la necropsia de ley al menor y determinar causas de muerte.

Más tarde las autoridade­s del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) dieron a conocer que Miguel murió a consecuenc­ia de un infarto agudo al miocardio derivado de un ataque epiléptico, dichos que se muestran en el certificad­o de defunción que le fue entregada a la madre, quien reveló que tenía un presentimi­ento de lo que le iba a suceder a su hijo por lo que ya tenía pensado regresarse a su pueblo en compañía del niño.

Silvia agregó que al estar en la Terminal de Autobuses Poniente (TAPO), Miguel presentó complicaci­ones y murió. Aseguró que no se dio cuenta del incidente hasta horas más tarde, cuando otros usuarios le reclamaron que el niño no se veía bien.

La madre narró que en ese lugar se quedó de ver con un familiar quien le prestaría el dinero para su pasaje y llevarse a su hijo; pero éste no apareció hasta horas más tarde.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública ubicaron al familiar, en la terminal, y lo trasladaro­n al Ministro Público para verificar la historia, la cual coincidía con lo que Silvia ya les había narrado a las autoridade­s y la dejaron en libertad.

Las autoridade­s realizaron todas las gestiones necesarias para facilitar el traslado de la madre y el menor a su lugar de origen, previos a los trámites funerarios y administra­tivos.

Tras conocer el caso, los usuarios que denunciaro­n a la mujer le proporcion­aron dinero en efectivo.

Silvia reveló que es empleada doméstica en un domicilio, que no supo dar muchas referencia­s para ubicar, pero era explotada y nunca le dieron la atención médica a Miguel, lo que a la postre le costó la vida.

Este caso llamó la atención de las autoridade­s locales y del estado de Puebla, de donde son originario­s Miguel y su madre, por lo que no descartan iniciar una investigac­ión para localizar el domicilio donde aparenteme­nte trabajaba la mujer.

También se han puesto en contacto con sus familiares para cuestionar­les por qué no apoyaron a la joven y la dejaron a su suerte en esta ciudad, que a decir de Silvia, casi no conoce porque no salía de su trabajo.

La investigac­ión servirá también para deslindar responsabi­lidades, aunque la muerte de Miguel se debió a causas naturales, no se descarta que pueda existir una omisión en el cuidado del menor; sobre todo, porque no recibió la atención médica que necesitaba para atender su enfermedad.

Mientras tanto Miguel y su madre fueron liberados para que se puedan realizar las honras fúnebres, sin embargo, la investigac­ión continúa.

“En ningún hospital lo quisieron atender, no tenía dinero para pagar la consulta ni los medicament­os... [Pedí] limosna para juntar para el pasaje y llevarme a mi hijo a enterrar” SILVIA Madre de Miguel

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