Movilidad colapsada
La movilidad en la CDMX está totalmente colapsada. Sería conveniente que se utilizara otra denominación porque prácticamente uno ya no se puede mover, incluso es muy difícil calcular tiempos a pesar de las plataformas informáticas que se han generado en los últimos años, debido a la total saturación de vialidades.
Desde el inicio de la administración de MiguelÁngelMancera,hahabidounempeñocasi obsesivo de la Secretaría de Movilidad (Semovi) para desincentivar el uso del auto y “obligar” al automovilista a usar otro transporte. Estoy totalmente de acuerdo, solo que hay un pequeño detalle olvidado: no tenemos opciones.
La única forma de ayudar a mejorar la movilidad y usar menos el auto en una metrópoli como la nuestra, es con un transporte público eficiente y de alta capacidad, basado en Metro, Trenes Suburbanos y Trenes Ligeros. A su vez, que cuente con sistemas alimentadores eficientes de tranvías, trolebuses, metrobuses y camiones de alta capacidad y desempeño.
La administración de Mancera se olvidó de todo esto. El Metro está abandonado. El director del Metro reconoció que 110 trenes están fuera de operación por falta de mantenimiento, lo que representa casi la tercera parte de todo el equipo rodante; por esta razón, la frecuencia de paso de los trenes ha bajado de manera alarmante, lo que provoca las peligrosas aglomeraciones. Esto es un crimen de consecuencias tan graves que el jefe de Gobierno y los directivos del Metro deberían estar siendo juzgados por violentar y omitir cuestiones vitales para la seguridad.
El Servicio de Transportes Eléctricos prácticamente ha desaparecido. Los pocos trolebuses que circulan están en muy mal estado y el servicio es deficiente. Los tranvías aquí pasaron a la historia cuando en capitales importantes del mundo se modernizaron y ahora son sistemas muy eficientes.
Lo mismo sucede con los autobuses de la Red de Transporte Público (RTP) y con las líneas de Metrobús que se van deteriorando. Hay cero interés para el mantenimiento.
Por otra parte, el gobierno se empeña en hacer ciclovías sobre vialidades primarias y fundamentales para el tránsito, sin la más elemental planeación. Por ejemplo, en avenidas Revolución y Patriotismo, se decidió eliminar carriles para dejárselos a las bicicletas, cuando es evidente que son muy pocos los ciclistas. Está bien fomentar el uso de la bicicleta, pero de la manera correcta. Las ciclopistas se recomiendan en circuitos más cortos. Aquí se ve la incompetencia de la Semovi al irse por el lado fácil, construyendo una ciclopista donde ven una avenida amplia. La planeación de estas vías debe obedecer a estudios exhaustivos de origen-destino.
Lo mismo ha sucedido con rutas mal diseñadas del Metrobús, como la que va sobre avenida Cuauhtémoc, con muy poca carga, usando la mitad de la vialidad y generando aglomeración de tránsito. Además, la Línea 3 del Metro corre debajo en la misma ruta. Otro ejemplo de la pésima planeación es el Metrobús en el corredor del Eje 4 Sur–Xola, donde tomaron la “brillante” decisión de hacerlo igual, por el centro de uno de los ejes viales más importantes del corredor Poniente–Oriente.
Con un grupo de expertos hemos desarrollado una plataforma para mejorar eficientemente la movilidad, basada en esquemas de crecimiento ordenado de los sistemas de transporte público de mayor capacidad, Metro y Trenes Ligeros y una reforma radical al sistema de transporte público de pasajeros en autobuses. La política de del transporte debe construirse con carácter metropolitano.
Solo con un transporte público eficiente, de alta capacidad y de visión metropolitana con buena planeación podemos desincentivar el uso del auto particular.