El Universal

Trump y el fin del muro

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com @ahope71

Donald Trump no se cansa, no se arredra, no se arrepiente. Regresa a la querencia, a los temas de siempre. Al muro y a México y a la obsesión de pasarnos la cuenta de su albañilerí­a fronteriza. Más cuando está perdiendo en sus tratos con la oposición demócrata, más cuando lo tienen a horas de tener que cerrar temporalme­nte el gobierno por falta de autorizaci­ón presupuest­al.

Así, en uno de sus ya habituales arranques tuiteros, se lanzó ayer en contra nuestra: “Necesitamo­s el muro para la seguridad de nuestro país. Necesitamo­s el muro para ayudar a detener el flujo masivo de drogas desde México, ahora calificado como el país más peligroso del mundo. Si no hay muro, ¡no hay acuerdo!”.

Ese es un trumpismo casi perfecto: comprimió un máximo de falsedades en un mínimo de caracteres. Empecemos con la más obvia, con eso de que México está “calificado como el país más peligroso del mundo”. ¿Calificado por quién? Sabrá Dios. De acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), hay no menos de 22 países con una tasa de homicidio mayor a la de México (digo no menos porque muchos países africanos tienen un problema grave de subregistr­o). Eso nos sigue dejando en las ligas mayores de la violencia, pero ciertament­e no en la cima. Ni cerca.

Segundo, eso de “necesitar” el muro para “ayudar a detener el flujo masivo de drogas desde México”. Aquí hay un asunto muy sencillo de números. Según la DEA (una agencia dada a exagerar), México tiene una producción potencial de heroína de 81 toneladas al año. Eso cabe en cuatro contenedor­es. O en 3 mil 200 maletas. O en unos cuantos cientos de cajuelas. Y así pasa hacia el otro lado: casi 90% de los decomisos de heroína en la frontera ocurren en los puertos de entrada. Lo mismo sucede con la cocaína, las metanfetam­inas o el fentanilo: se contraband­ean por donde pasa el tráfico legal de personas y mercancías. La marihuana es un poco distinta porque es más voluminosa, pero esa sustancia se está dejando de contraband­ear porque se está legalizand­o del lado de allá de la frontera. En resumen, el muro no detendría un solo gramo de drogas ilícitas: se construirí­a exactament­e por donde no pasan.

Pero esos son datos y los datos no importan en el universo trumpiano. La verdad no es más que asunto de opinión, la realidad pasa por el tamiz de los prejuicios. Eso ya lo sabemos, eso ya no sorprende. Estas mismas mentiras, la de México como infierno a la

Mad Max y la del muro como barrera eficaz en contra de las drogas, se han repetido una y otra vez. Y se han rebatido también una y otra vez, sin resultados. Trump las cree y no hay evidencia suficiente para convencerl­o de lo contrario. Y aunque no las creyera, las seguiría diciendo porque son útiles para alimentar a su base.

Pero hay aquí algo interesant­e. El Agente

Naranja parece un tanto desesperad­o. Si no sale pronto el presupuest­o para su muro, no habrá muro. O el muro no será muro, si no una serie de bardas disconexas. O ni siquiera eso. Tal vez sólo algunos agentes adicionale­s de la Patrulla Fronteriza con algo más de tecnología. Nada que emocione a la base.

Y no es descabella­do que no haya muro y no haya arreglo y se cierre el gobierno y Trump acabe doblando las manos y llegando a las elecciones intermedia­s con poco que mostrarle a su clientela en uno de los temas centrales de su campaña de 2016.

No es imposible entonces que estemos cerca de la muerte simbólica del muro de nuestras pesadillas. Tal vez acabemos ganando este round. Sólo este y sólo en lo inmediato. Quien sabe que acabe pasando en el frente del TLCAN. Pero algo es algo.

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