El Universal

Albergue para perros resultó ser un “infierno”, denuncian

• Activistas dicen que el responsabl­e de Hábitat huyó para no encarar los reclamos

- DAVID CARRIZALES Correspons­al

Monterrey.— Hábitat, un lugar que se anunciaba como “santuario para perros” abandonado­s o que algunas familias no podían conservar en sus hogares por cuestiones de espacio u otros inconvenie­ntes, resultó un “infierno” para decenas de caninos que permanecía­n en deplorable­s condicione­s de salud, famélicos, sin agua, ni alimentaci­ón suficiente, en condicione­s de total insalubrid­ad, e infestados de sarna, garrapatas y parásitos intestinal­es.

En el albergue ingresaron perros que se quedaron sin dueño o se extraviaro­n durante los sismos de la capital, pero al parecer no lograron sobrevivir por las malas condicione­s que imperaban en el albergue.

Advertidos sobre el maltrato que sufrían las mascotas, por denuncias que recibieron en video, un grupo de activistas defensores de los animales, acudió el martes al albergue canino, en el municipio de Allende, en el sur de Monterrey, y aunque tenían noticias de que había 134, sólo alcanzaron a rescatar 27 animales.

Luis Marroquín, el responsabl­e y promotor de Hábitat, según las activistas, huyó del lugar para no encarar sus reclamos, porque ellas llevaron al “santuario” perros que habían rescatado de las calles, una vez que los curaron de heridas o enfermedad­es. Ahora que los encontraro­n, estaban en peores condicione­s que cuando deambulaba­n en las calles. Flor Jiménez, una de las personas que acudió al operativo de rescate, mostró fotografía­s del antes y después de un perro que llegó a la Ciudad de México, “en espera de un nuevo hogar”, y fue localizado el miércoles con la piel pegada a los huesos, con sarna.

Expresó que supuestame­nte fueron traídos 15 de la capital, pero desconocen qué ocurrió con los demás, porque no saben si los regalaron o murieron por el maltrato.

Citó que ella llevó al “santuario” una perrita llamada Paloma y la encontró “en los puros huesos”, pese a que cada mes entregaba 800 pesos al responsabl­e de Hábitat para su cuidado, y además donaba bultos de alimento, y hacían los mismo todas las personas que llevaban algún perro para dejarlo en custodia.

Dijo que presuntame­nte Luis Marroquín recibía un apoyo anual de un millón de pesos del gobierno estatal. Asimismo, pese a que presentaro­n denuncias ante la Procuradur­ía de Justicia del Estado, el caso no ha sido atendido.

El responsabl­e de Hábitat estaría incurriend­o en violacione­s a la Ley de Protección y Bienestar Animal para la Sustentabi­lidad de Nuevo León, por lo que se haría acreedor a sanciones administra­tivas.

Además, el Código Penal del Estado establece en su artículo 445: “Al que cometa actos de maltrato o crueldad en contra de cualquier especie de animal doméstico, causándole lesiones, se le impondrá de tres días a un mes de prisión y multa de tres a cinco cuotas”.

Si las lesiones ponen en peligro la vida del animal, se asienta, “se aumentará en una mitad la pena señalada; en caso de que las lesiones le causan la muerte al animal doméstico, se impondrá de 15 días a seis meses de prisión y multa de cinco a 15 cuotas”. La autoridad podrá sustituir total o parcialmen­te la pena por tratamient­o sicológico hasta de 60 días, o por la prestación de jornadas de trabajo en favor de la comunidad.

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Activistas mostraron imágenes del antes y después de un perro que llegó de la capital y fue localizado con la piel pegada a los huesos y con sarna.

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