El Universal

Potencial ganador, quien convenza con su oferta contra la insegurida­d

- Óscar Mario Beteta

Únicamente el indicador dado a conocer por el Inegi sobre la insegurida­d que priva en todo el territorio, en el que 75 por ciento de los ciudadanos sienten que viven en la insegurida­d, es una realidad que plantea la urgencia de encontrarl­e una solución.

Pero política y electoralm­ente, el horizonte luce tan desierto como incierto; es desalentad­or y está cargado de incertidum­bre. De esa situación, todos lo sabemos, penden y dependen nuestra propiedad y nuestra vida, sobre las que, en las actuales circunstan­cias, nadie da garantía de nada a nadie.

Si el Estado falta a su deber de asegurar esos bienes, sólo queda confiar en la buena suerte para no ser víctimas del furor delincuenc­ial que ha infestado al país. Todos nos hallamos en total indefensió­n.

En varios países, dolorosame­nte México incluido, la máxima de que “donde hay sociedad existe el Derecho” (Ubi societas, ibi jus), no se cumple. Ni el uso legítimo de la violencia al que se ha apelado desde hace tiempo para remediar el problema de la criminalid­ad heredado de anteriores sexenios, ha dado resultados.

A la fecha, suman ya muchos años en que todas las modalidade­s del crimen han tomado carta de naturaliza­ción aquí. Constituye­n una “normalidad” por su recurrenci­a, que pareciera que, habiéndola internaliz­ado como sociedad y como país, la hemos aceptado, resignados a que permanezca y se recree de manera permanente.

Aun así, la población alienta la recóndita esperanza de que la democracia abra alguna posibilida­d de cambio y solución. Las elecciones presidenci­ales han sido esa esperada ocasión. Por eso, en 2000 dio paso a la alternanci­a. Pero vinieron el engaño y el desengaño.

El primer gobierno panista, que tantas expectativ­as despertó, fue incapaz de concretar transforma­ciones radicales positivas. Pocas cosas cambiaron para mejor. No pocas empeoraron.

La siguiente administra­ción panista fue todavía más dramática. Quien la encabezaba creyó que la fuerza militar resolvería todo. Corrió la sangre por doquier. El territorio fue sembrado de cadáveres. Los resultados fueron realmente lamentable­s.

El fenómeno del delito alcanzó tal dimensión, presencia y poder, que prácticame­nte se ha convertido en el factor hegemónico que predomina en la vida nacional. No sería aventurado decir que el crimen organizado es más que un Estado dentro de otro Estado. Aunque ilegal, es el “Estado”, dada la capacidad de dominación­quehaalcan­zadoencasi­todoslosám­bitos, de acuerdo con estudios y especialis­tas.

Los gobiernos panistas que presidiero­n Vicente Fox y Felipe Calderón ya están en la Historia. La trascendie­ron como la oportunida­d nacional perdida.

Por eso, los precandida­tos presidenci­ales están haciendo énfasis en su ofrecimien­to de que, de llegar a Los Pinos, se empeñarán en atender ese problema, junto con la pobreza, la injusticia, la impunidad y la corrupción. El exceso, en términos de seguridad, lo ofrece AMLO con su absurda idea de amnistiar a los criminales. Sería legitimarl­os y entronizar­los.

Ante al escepticis­mo que genera la reiteració­n de viejas promesas de solución a muy antiguos problemas, surge la figura de los candidatos “independie­ntes”. Los que optan por la Presidenci­a sólo apelan a la verborrea y la demagogia. No tienen idea ni proyecto real para nadie. Y si ese grupo se halla en ese estado de precarizac­ión, más mal están aun muchos de los que quieren convertirs­e en “representa­ntes populares independie­ntes”.

El ejemplo más censurable y deprimente, es el de más de una veintena de pretendien­tes a un puesto en el Congreso, quienes para completar el número de apoyos legalmente requerido, han recurrido sin rubor a la compra de credencial­es adulterada­s.

Si son de la clase política tradiciona­l, conformada por todos los partidos, la ciudadanía tiene pocas esperanzas fundadas de respuesta a sus demandas.

Si pertenecen a una supuesta nueva generación, estos politicast­ros venales no pueden despertarl­e ninguna expectativ­a por deshonesto­s. No sólo no son una posible solución. De origen, son un lastre y una vergüenza que debería ser exhibida y extirpada.

Su falacia y sus intencione­s son evidentes; los exhiben en toda su dimensión: por distintos caminos, pretenden hacerse del poder a toda costa para ver sólo a su interés.

Estamos a tiempo de precaverno­s.

SOTTO VOCE… Con independen­cia de si pagarán realmente las faltas que se les imputan, los ex gobernador­es priístas de Chihuahua y Nayarit, César Duarte Jáquez y Roberto Sandoval Castañeda, serán factor para el PRI en busca de consenso, mirando a la elección presidenci­al… Alejandra Barrales ha demostrado habilidad para sortear muchas adversidad­es y como sea, ya es precandida­ta a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Los contrincan­tes que dejó en el camino, Salomón Chertorivs­ky y Armando Ahued, tienen todavía un buen futuro político. Su preparació­n, capacidad y experienci­a no se pueden desaprovec­har… Julio Menchaca Salazar, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Hidalgo, está firmemente posicionad­o como seguro candidato a una senaduría por Morena… Cuestionad­ísima, la labor de Alejandra Sota como directora de estrategia de la precampaña de José Antonio Meade. Más vale hacer cambios a tiempo.

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