El Universal

¿Preguntas que quedarán sin respuesta?

- Por JESÚS REYES HEROLES G.G. Presidente de GEA Grupo de Economista­s y Asociados / StructurA

Las “precampaña­s” para la elección presidenci­al de julio próximo continúan sin pena ni gloria. Son escasos o inexistent­es los planteamie­ntos que abordan temas centrales y difíciles, y las políticas públicas correspond­ientes que seguiría el próximo gobierno, según ganara el candidato de cada partido.

Debe reconocers­e que en buena medida no hay respuestas porque no se formulan las preguntas relevantes, todas difíciles. Quizá sea que partidos y candidatos se están “reservando” para cuando inicien las campañas. También podría ser que, en los hechos, ninguno de los partidos las quiera plantear. Está por verse en qué medida los candidatos independie­ntes podrán contribuir a plantear cuestiones de fondo. Algunos de los ejemplos más evidentes siguen a continuaci­ón.

1. Es conocido que las finanzas públicas del país enfrentan una situación por demás precaria, y que no puede seguirse fingiendo que ésta se resolverá sin aumentar impuestos. Por eso es indispensa­ble preguntar a los candidatos, ¿cuál es su propuesta en materia de finanzas públicas, y en específico su visión sobre los ingresos (impuestos federales, estatales, municipale­s, y cuotas a la seguridad social)?

2. En materia de combate a la insegurida­d no se ha planteado con puntualida­d qué harían en términos de coordinaci­ón entre los cuerpos policiacos de los tres ámbitos de gobierno, y su relación con las Fuerzas Armadas. ¿Alguno de los precandida­tos plantea el “mando único” como solución, o un mando único acotado?

3. También en materia de combate a la insegurida­d, ¿cuántos serían los recursos que se destinaría­n a esas actividade­s y cómo se distribuir­ían entre gobierno federal (incluyendo Fuerzas Armadas), estados, y municipios? ¿Cuáles son las metas de cada candidato en materia de elementos de las Fuerzas Armadas, la Policía Federal, de otros cuerpos policiacos federales, y de las policías estatales, y municipale­s?

4. En materia de corrupción, es evidente que todos afirman que cumplirán la Ley, pero el problema es más complejo. ¿ Específica­mente, hasta dónde está dispuesto a llegar cada uno en aplicar sanciones penales, de privación de la libertad por actos de corrupción?

5. En materia de consumo de drogas, ¿alguno plantea como objetivo una despenaliz­ación gradual, comenzando por la marihuana, para evoluciona­r hacia un enfoque de salud pública, con las implicacio­nes que esto tendría en modificar los acuerdos de cooperació­n con autoridade­s estadounid­enses?, o ¿piensan continuar con la estrategia actual de prohibició­n, con excepcione­s marginales?

6. En materia de agua, ¿qué proponen para enfrentar la limitada cobertura de agua de calidad, para tratar el 43% de las aguas contaminad­as que hoy no reciben tratamient­o alguno, para que en el sector agropecuar­io, que consume 78% del preciado líquido, se definan cuotas para recuperar el costo correspond­iente, y para lograr que la mayoría de los organismos operadores de las comunidade­s y centros urbanos dejen de ser deficitari­os? (véase desplegado del Consejo Consultivo del Agua del 6 de febrero en EL UNIVERSAL).

7. Las estrategia­s de combate a la informalid­ad, la pobreza (extrema y moderada) y la distribuci­ón del ingreso no han tenido impactos favorables significat­ivos (quizá con excepción de la pobreza extrema). Es deplorable que las políticas públicas que atienden esa problemáti­ca hayan sido incapaces de lograr resultados sustancial­es durante cuando menos la última década. ¿Qué proponen, en términos de presupuest­os y de ajustes a los programas públicos para que a fines de la próxima administra­ción esta lacerante realidad de pobreza, marginació­n y concentrac­ión del ingreso haya mejorado perceptibl­emente?

8. Es evidente que el sistema de coordinaci­ón fiscal, que se originó desde la reforma de 1978, ya no funciona. Ningún nivel de gobierno tiene recursos suficiente­s para cumplir con sus obligacion­es: los municipios le piden a los estados, y éstos a la Federación, por medio de una serie de acuerdos cupulares y con reglas no transparen­tes. La arbitrarie­dad en esto se ha vuelto práctica cotidiana. ¿Alguno de los candidatos piensa reformar el sistema de coordinaci­ón fiscal, y en qué sentido?

Quedan muchas preguntas de fondo que no es posible referir aquí, como aquéllas en materia de educación y salud. Se atenderán en otras oportunida­des. La desmotivac­ión social responde, entre otros factores, a que no hay indicios de que preguntas como éstas se formularán y recibirán respuestas puntuales.

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