Escucha tu piel
Cuando este órgano del cuerpo requiere atención inmediata, te da claras señales de alerta
La deshidratación es una condición que puede afectar a pieles secas, normales o grasas por igual. Sucede cuando el nivel de agua de la dermis disminuye drásticamente, impidiendo que mantenga la humedad natural y ocasionando el envejecimiento prematuro de la piel.
Esta se deshidrata por múltiples razones: el bajo consumo de agua (por debajo de 1.5 litros al día); tener una dieta poco equilibrada, que no aporta los nutrientes necesarios; la prolongada exposición al frío, calor, sol y viento; y el uso de productos cosméticos inadecuados. De igual manera, el estrés, el cansancio, dormir poco, el consumo de alcohol y tabaco, tienen impacto en este tejido.
Tu piel está deshidratada si…
1. Al observarla en un espejo no se refleja la luz, está opaca.
2. Ves escamas y pequeños surcos horizontales en la piel.
3. Se siente rugosa y le falta elasticidad.
4. Tienes resequedad acompañada de ardor o comezón en ciertas zonas.
5. El maquillaje no dura y pareciera que es absorbido al poco tiempo de ser aplicado.
Combate el problema
Es necesario detener la pérdida de agua, restaurar la humedad y proteger la piel de agresiones externas. Para ello, puedes seguir algunos de estos consejos:
1. Usa crema hidratante y reparadora varias veces al día, y aplica bloqueador solar.
2. En tu rostro, coloca una mascarilla hidratante una o dos veces por semana y utiliza maquillaje adecuado para tu tipo de piel.
3. No subestimes la importancia de hidratarte correctamente, tomando suficiente líquido cada día, y mantener una alimentación balanceada.
4. Elige jabones y detergentes suaves que no irriten tu piel.
5. Evita el rasurado, la depilación o exfoliación excesivos.