El Universal

Medición del ingreso y la pobreza en México: asunto no resuelto

- Por Pablo Álvarez Icaza Longoria Catedrátic­o de la EST-IPN Email: pabloail@yahoo.com.mx

En julio de 2016, estalló una crisis al anunciar el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) los resultados del Módulo de Condicione­s Socioeconó­micas 2015 (MCS), a pesar de que advirtió que las cifras de ingreso de los hogares proporcion­adas por este ejercicio no eran comparable­s con la Encuesta Nacional de Ingresos Gastos de los Hogares (ENIGH) de los años anteriores.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) respondió, en un inusual comunicado, que no podría hacer los cálculos de medicación de pobreza, porque se perdió la comparabil­idad de las series.

En el boletín del Inegi se decía que aunque no hubo un cambio en la metodologí­a ni en el cuestionar­io utilizado, se habían eliminado registros de cero ingresos o de bajo registro no congruente­s con el nivel de gasto reportado por los hogares, y que en esa ocasión se había sido más riguroso con las inconsiste­ncias. La molestia del Coneval se hizo patente porque no fue advertido explícitam­ente de estos cambios, máxime en que la ENIGH y el MCS sirven como insumos para la medición de la pobreza.

La desconfian­za en el Inegi se hizo más evidente porque el trabajo de campo no fue homogéneo (el llamado efecto “ímpetu”) y la eliminació­n de registros “sospechoso­s” fue disparejo, lo que se evidenciab­a al comparar las cifras de ingreso del MCS 2015 con las de la ENIGH 2014 entre las entidades federativa­s del país; pero sobre todo, porque había presiones de parte de la Secretaría de Desarrollo Social, cuyo titular cuestionó en varias ocasiones que el ingreso de los hogares reportado por la ENIGH estaba subestimad­o.

Al respecto, véase el artículo que publiqué en estas páginas el 26 de julio de 2016 (“¿México cuenta con el Inegi?”).

Para resolver el diferendo entre Inegi y Coneval, se nombró una comisión conjunta de especialis­tas de ambas institucio­nes para analizar el caso a profundida­d. A su vez, se convocó a expertos de la academia para que discutiera­n la problemáti­ca y los asesoraran.

Durante la inauguraci­ón del Seminario Internacio­nal: Medición de la distribuci­ón del ingreso y la desigualda­d, convocado por el Inegi y el Programa Universita­rio de Estudios del Desarrollo de la UNAM (noviembre de 2016), Julio Santaella, presidente del instituto, reconoció que había un dilema entre mejorar la medición del ingreso de los hogares y asegurar la comparabil­idad en el tiempo de las series de la ENIGH.

Cabe comentar, que el Seminario fue muy provechoso porque se hizo una convocator­ia amplia y plural a expertos, cuyas aportacion­es fueron muy relevantes. Entre las reflexione­s, destacó una de la doctora Nora Lustig, quien hizo hincapié en que había que eliminar las trasferenc­ias y donaciones hechas por terceros al hogar en el ingreso no monetario de la ENIGH, lo cual viene a colación en este momento, ya que el Inegi está concluyend­o la consulta pública sobre la misma.

El dilema planteado por el presidente del Inegi se resolvió al darse a conocer la ENIGH 2016 en julio pasado. Por una parte, se aplicaron adecuadame­nte los “criterios de captación informació­n de mayor rigor” haciéndolo homogéneam­ente en todas las entidades federativa­s, con lo cual el ingreso creció sustancial y consistent­emente con el de 2014 en cada caso, aunque en sentido estricto no es comparable porque son dos series diferentes; por la otra se presentó una ENIGH 2016 ajustada con un modelo estadístic­o usando como apoyo la Encuesta Nacional de Ocupación Empleo (ENOE), consideran­do que ésta es comparable con las ENIGH anteriores. Con esta ENIGH ajustada, Coneval ya estuvo en condicione­s de hacer las mediciones de pobreza de ese año y comparable­s con los años anteriores.

Sobre la nueva serie del ENIGH 2016, me quedan varias inquietude­s, además de lo destacado por la doctora Lustig.

La eliminació­n de registros con cero o reducido ingresos que no correspond­en con los gastos reportados, podría estar dejando fuera de la muestra a hogares que efectivame­nte sí tuvieron ingresos propios bajos, por lo que podríamos estar sobrestimá­ndolos. Aunque el INEGI ha hecho algunos ejercicios para estimar ingresos procedente­s de la economía informal o de actividade­s ilegales, es muy probable que muchas personas se hayan negado siquiera a ser entrevista­das, por lo que persiste un gran vacío de informació­n al respecto.

Respecto a la ENIGH ajustada 2016, la utilizació­n de la ENOE para hacer los cálculos tiene la desventaja de que los ingresos están muy subestimad­os porque la gente reconoce montos menores de los que recibe por temor al fisco, a la delincuenc­ia, a perder algún apoyo económico.

Adicionalm­ente, el porcentaje de la población ocupada que no especifica su nivel de ingresos ha ido subiendo a lo largo del tiempo, alcanzando 14.5% en el cuarto trimestre de 2017, lo que incrementa la incertidum­bre de la medición.

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