Dibujos al vuelo
La obra publicada por Almadía se suma a una colección gráfica en la que también están Naranjo, Boligán y Rius
La artista visual Ericka Martínez reunió su obra en un libro.
Ericka Martínez tiene más de 50 libros ilustrados para niños, en casi todas las casas editoriales, es autora de tres obras excepcionales sobre las artes escénicas: Ballet, Ópera y Teatro, que está a punto de salir; sin embargo, nunca había publicado un libro que reuniera uno de los registros de trabajo creativo, como lo hace en Divertimentos. Diario en el diario, una obra que recoge sus dibujos nacidos de una primera intención.
Los dibujos de Ericka Martínez han sido publicados por la editorial Almadía, acompañados por textos de Emilio Carballido, Angélica Abelleyra y Alejandro Magallanes, quien tuvo a su cargo la selección y diseño del volumen de la ilustradora que 24 años fue compañera de vida del caricaturista Rogelio Naranjo.
Estos dibujos acompañaron durante varios años las carteleras de Canal Once; todos los días aparecieron en los diarios dibujos llenos de humor, ironía, de historias, de encuentros y desencuentros. “Son dibujos muy sueltos, trazados directo con el lápiz. Son más como un juego, un divertimento, son cosas que hablan sobre la vida, sobre la literatura, sobre la poesía, mucho sobre el cine, no imágenes tomadas del cine directamente sino de recuerdos del cine, de grandes directores que son mis preferidos: Tarkovsky, Angelopoulos, Chaplin, Fellini, Kurosawa”, señala Ericka Martínez.
La ilustradora egresada de La Esmeralda asegura en entrevista que en esos dibujos recogidos en Divertimentos. Diario en el diario, también hay muchas imágenes tomadas de fotografías y de novelas. También muchos personajes de la vida cotidiana, materiales muy cargados de ironía sobre las parejas, sobre las mujeres, sobre los niños y sobre cuestiones cotidianas.
“Es un libro extraño dentro de mi trabajo, yo generalmente ilustro libros para niños, tengo alrededor de 50 libros, y tengo además tres obras que son de mi autoría y tengo mi obra pictórica donde expongo y vendo y trato de estar presente en cualquiera de las disciplinas, pero estos eran trabajos de primera intención, directos con un manguillo o con un estilógrafo, o con un manguillo y tinta, y poniéndole algunos acentos de negro”, señala la artista visual.
En esos dibujos no había un trazo de lápiz previo ni eran elaboraciones muy planeadas, incluso no se podía borrar nada, pues esa era una de las condiciones que siempre cumplió Ericka Martínez, debía realizar dibujos siempre frescos, sin correcciones, incluso a veces es una línea que se envuelve sobre sí misma.
“Yo tenía los dibujos desordenados, Alejandro Magallanes hizo todo este trabajo, él buscó la relación, las series, las obsesiones, los temas y el diseño del libro también. Hice como 600 y de todo ese material Alejandro hizo una selección”, dice Martínez.
Divertimentos. Diario en el diario. Los dibujos de Ericka Martínez forma parte de la colección gráfica de Almadía y se suma a los libros de Rius, Naranjo, Boligán y Darío.
La vida con Naranjo. Ericka Martínez compartió 24 años de vida con Naranjo y reconoce que en todo ese tiempo la relación fue de mucho respeto del trabajo, el espacio y los tiempos de uno y del otro. “Los tiempos creativos de Rogelio eran diferentes a mis tiempos. Nunca hubo una influencia de Rogelio hacia mi trabajo, eso nadie lo puede creer porque estuvimos 24 años juntos pero no se ve ninguna influencia en mi dibujo, es completamente otro lenguaje. Yo lo admiraba pero no intentaba imitarlo, estaría yo loca, ni podría. Sin embargo hay un respeto y admiración profundos hacia él”.
Ericka Martínez acepta que era tremendo vivir con ese monstruo de la caricatura. Dice que tenía una gran vena humorística, pero también podía ser muy sobrio, huraño y tremendamente disciplinado.
“Era un intelectual completo, un hombre con una sabiduría sobre la vida y sobre las cosas muy congruente, era completamente honesto en su vida y en su trabajo; invendible, de gustos muy extraños en las cosas que comía y leía; él agarraba a un autor y leía toda su obra, agarró a Paul Auter y lo leyó hasta que no le quedó ningún libro; al final de su vida leyó como 20 libros de Sándor Márai. Tenía muchas obsesiones y pordía ser al infinito idéntico: desayunar lo mismo 20 años”, asegura la artista visual que tiene varios proyectos editoriales por delante.