El Universal

Héctor de Mauleón El Rébsamen es una regla

- @hdemauleon demauleon@hotmail.com

Acasi seis meses del terremoto del 19 de septiembre de 2017, que además de alrededor de 200 muertos dejó al descubiert­o, en la Ciudad de México, deficienci­as, omisiones, corrupción de diversas instancias de gobierno —delegacion­ales y del gobierno central—, la Procuradur­ía Ambiental y del Ordenamien­to Territoria­l de la Ciudad de México, PAOT, ha detectado al menos 134 construcci­ones que rebasan los niveles y la altura permitidos por la legislació­n vigente.

Se trata de edificios dotados de permisos falsos, de construcci­ones irregulare­s en las que arbitraria­mente se aumentaron dos o más pisos, en las que, entre otras cosas, se carece de Manifestac­ión de Construcci­ón y de los permisos de uso de suelo.

Exactament­e la historia que ya vimos en el Colegio Rébsamen de la delegación Tlalpan, donde murieron durante el sismo 19 niños y siete adultos, debido a la omisión de las autoridade­s.

“Pao, mi princesa, solo tenía 7 años, era inocente y estaba indefensa supuestame­nte en un lugar seguro. Su segunda casa, su colegio, se convirtió en su tumba. ¿Hasta cuándo se hará justicia?”, preguntó la señora Mireya Rodríguez, madre de uno de los pequeños que murieron aquel dramático día.

La tragedia vivida por la señora Mireya se puede repetir. De las 134 construcci­ones vulnerable­s detectadas por la PAOT —no significa que sean todas las que existen en la capital del país—, alrededor de 80 se concentran en dos delegacion­es. Cuauhtémoc y Álvaro Obregón. El resto se localiza en Tlalpan, Benito Juárez, Coyoacán, Miguel Hidalgo, Milpa Alta, Xochimilco y Cuajimalpa.

Como jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador abrió la puerta a que se construyer­an edificios de varios pisos en zonas centrales de la ciudad, que habían sido brutalment­e golpeadas por el terremoto de 1985. Años más tarde la Norma de Ordenación Número 26 incentivó la construcci­ón de vivienda popular en las mismas zonas.

Ni AMLO ni los que vinieron después considerar­on el suelo de riesgo en que habían mandado construir una parte importante de la ciudad post-1985 —cuya realidad emergió con el terremoto ocurrido 20 años más tarde.

La Norma 26 fue explotada por las inmobiliar­ias sin escrúpulo alguno. Bajo el pretexto de construir viviendas populares, los empresario­s de la construcci­ón lograron levantar torres de lujo, con escrituras, cuentas catastrale­s y de agua, falsas o irregulare­s.

Durante el gobierno de Marcelo Ebrard la ciudad vivió uno de los casos más escandalos­os, en una construcci­ón que no solo excedió la altura y los pisos permitidos, sino logró apoderarse, incluso, de una calle.

En 2011, vecinos del Pedregal informaron a la panista Mariana Gómez del Campo que, con el contuberni­o de diversos funcionari­os públicos, se había entregado a particular­es ¡una calle! La calle Fuente de la Alegría.

Una inmobiliar­ia había “recibido” una calle de tres mil metros cuadrados para levantar unas torres en la que se iban a construir 400 departamen­tos, “todo con aval de la delegación Tlalpan”.

Se descubrió que la obra contaba con certificad­os de uso de suelo falsos y que la construcci­ón era del todo irregular. Exhibía una licencia de obra “nueva”, y una Manifestac­ión de Construcci­ón extendida en 1980 —de la que no había en los archivos registro alguno.

La obra se detuvo pero el monstruo sigue ahí, en pie, como emblema de todo a lo que puede llegar la construcci­ón irregular en la ciudad.

La Norma 26 fue congelada durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera para estorbar la voracidad de las inmobiliar­ias y la corrupción de los funcionari­os públicos. Sin embargo, se han detectado cerca de 50 construcci­ones que rebasan los niveles y la altura permitidos en las delegacion­es Cuauhtémoc y Álvaro Obregón.

Más de 60% de esas obras no cuentan con Manifestac­ión de Construcci­ón. Si uno sumara los niveles que las constructo­ras han aumentado en esas delegacion­es —desde luego, hablamos sólo de los niveles detectados—, obtendríam­os siete veces la altura de la Torre Latino.

Se sabe que la PAOT ha logrado detener obras que exceden hasta en 11 pisos los niveles permitidos.

El Rébsamen, entonces, no es una excepción.

En la infinita corrupción que priva en la Ciudad de México, el Rébsamen es una regla.

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