El Universal

Operación Vallarta: cómo fue el golpe a Jalisco Nueva Generación por matar a dos agentes federales

- Carlos Loret de Mola historiasr­eportero@gmail.com

La última vez que se les vio en libertad fue en el video de una cámara de seguridad de un estacionam­iento en el centro de Puerto Vallarta, Jalisco. Los dos integrante­s del área antisecues­tros de la Agencia de Investigac­ión Criminal (AIC) de la PGR se bajan de su vehículo tranquilam­ente y salen del inmueble.

Estaban de puente. Era 5 de febrero de este año. Habían ido al bautizo del hijo de un compañero de trabajo en Bucerías, Nayarit, ahí pegadito. Dijeron que antes de regresarse a la Ciudad de México querían tomarse la foto del recuerdo en el corazón de Vallarta.

Quién sabe si lo lograron, porque la siguiente vez que se les vio con vida, la última, fue en otro video, éste grabado por presuntos integrante­s del Cártel Jalisco Nueva Generación. Aparecían sometidos, con unas playeras blancas con las siglas SEIDO. Sus cadáveres fueron localizado­s e identifica­dos pocos días después.

El caso pegó en el corazón de la Agencia. Era personal. Se habían metido con los suyos.

Con la colaboraci­ón del Cisen, dieron con el video del estacionam­iento. Los dos funcionari­os antisecues­tros aparcan su auto —un vehículo oficial que no tenían permiso de usar para un viaje de placer— y salen. A las tres horas entra un hombre perfectame­nte identifica­ble. Ya trae las llaves del coche de los agentes. Abre la cajuela, carga las maletas y sale del estacionam­iento. Una hora después llegan otros dos sujetos. Tienen las llaves y también el boleto del estacionam­iento. Se suben al coche y lo sacan como si fuera suyo.

Paralelame­nte se sometió a exámenes de forense digital el video de los agentes sometidos por los presuntos narcos. Lograron identifica­r que se subió a redes sociales a través de una cuenta de correo creada desde la conexión wifi de un Starbucks en Puerto Vallarta, que al día siguiente se abrió una vez en un domicilio particular y luego subió el video en otra ubicación.

Comenzaron los seguimient­os, las redes de vínculos. Las autoridade­s federales diagnostic­aron que la policía de Puerto Vallarta se encuentra en estado de putrefacci­ón. Que funciona como brazo armado y de vigilancia de Jalisco Nueva Generación. Y que segurament­e tuvo que ver en la captura y asesinato de los dos agentes de investigac­ión.

Llegaron al nombre de un comandante, y de ahí al de un supuesto sicario, y luego al de un coordinado­r, y finalmente al del presunto jefe de plaza. No cualquier jefe porque Puerto Vallarta no es cualquier plaza. Es un enclave estratégic­o para el Cártel Jalisco Nueva Generación, como centro de operacione­s y como negocio de narcomenud­eo. Millones y millones.

Descubrier­on que Mauricio Varela Reyes, alias El Manotas, tenía varios domicilios, pero vivía en una casa clasemedie­ra. Que cambiaba de coche todos los días, lo cual radiografí­a su relevancia y poder. Lograron identifica­r a varios presuntos integrante­s de su organizaci­ón y finalmente ayer la Agencia de Investigac­ión Criminal lideró el golpe, con el apoyo de la Marina: cayeron 18 personas y se aseguraron diez domicilios en Puerto Vallarta. Entre los detenidos, el estratégic­o Manotas. Todo esto, de acuerdo con fuentes oficiales.

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